Joven, urbanita y cosmopolita, así es el sujeto político del paro nacional
Foto: Archivo LA Network

Apreciado manifestante: hoy me pongo en tus zapatos. A lo largo de este mes he intentado entender lo que sientes, tus necesidades, tus frustraciones y tus exigencias que en buena parte son las mías. Sé que puede parecer distante que alguien que no sienta con exactitud todos los motivos de tu inconformidad te escriba esta carta, pero, al igual que tú, soy colombiana y así no marche y tenga otras formas de manifestarme, quiero un país mejor, más seguro y equitativo.

Me pongo en tus zapatos para decirte que también se lo duro que es madrugar para coger un medio de transporte masivo que toma mucho tiempo en llevarnos a trabajar o estudiar; sé lo difícil que es creer que existe un futuro prometedor cuando por diversas razones no se puede acceder al colegio o, peor aún, a la universidad a pesar de tener grandes habilidades, y si lo logramos casi siempre es complicado conseguir un trabajo digno y estable.

¡Estando en tus zapatos también protestaría, claro que sí! Levantaría mi voz para que me escuchen, para que sepan que estoy molesta y que tengo derecho a una mejor calidad de vida. Sin embargo, tendría en cuenta el contexto actual para manifestarme; el país tiene récords en número de contagios y muertes por cuenta del COVID-19, y si hay algo que llevamos escuchando por más de un año es que las aglomeraciones son caldo de cultivo para propagar el virus y ya ustedes, marchantes, llevan más de un mes en esas. Pero hay una delgada línea entre el respeto y la decencia para hacerse escuchar y los actos violentos que estamos presenciando.

En tus zapatos por reivindicar mis derechos no se me ocurriría destruir los bienes públicos que tanto tú como yo usamos y que le han costado bastante al Estado. Eso lo único que hace es deslegitimar la protesta perdiendo el norte de lo que se reclama. No se me ocurriría dañar los sistemas de transporte que millones de personas utilizamos. No pensaría siquiera en bloquear las entradas a las ciudades, tan necesarias para que nuestras familias puedan acceder a alimentos y medicamentos. ¿Sabes cuántos paraderos de transporte público hay hoy en desuso por cuenta de la protesta? ¿Sabes cuánto le cuesta al país los bloqueos y el desabastecimiento? Los recursos son limitados y no alcanzan para cubrir todas las necesidades, por favor piensa en eso porque ahora habrá menos dinero para cumplirte, hay que resarcir los daños de lo que han hecho.

Me pongo en tus zapatos porque es precisamente en la diferencia y la diversidad donde se forja una construcción colectiva y armoniosa de nación. Por esta razón, más allá de exigir derechos, debemos cumplir con nuestros deberes porque tenemos responsabilidades como ciudadanos. ¿Cómo vas a exigir una mejor movilidad si atacas los principales medios de transporte? ¿Cómo quieres un trabajo digno si le impides a otros hacerlo y afectas las fuentes de empleo? ¿Cómo exiges mejor educación si impides que los niños y jóvenes vayan a estudiar? ¿Cómo pides paz si acudes a la violencia?

Al ponerme en tus zapatos te pido que también te pongas en los de miles de colombianos que no nos sentimos representados por tu comportamiento agresivo, en los miles de ciudadanos que estudian y trabajan, que quieren salir adelante por medio del diálogo. No te conviertas en un idiota útil de aquellos que solo dan órdenes y difunden noticias falsas para avivar tu malestar. Te propongo ser un ciudadano inteligente, que se informe y se involucre activamente para que tu voz sea escuchada.