Los espacios públicos bien diseñados y administrados son un activo fundamental para una ciudad y tienen un impacto positivo en su economía. Por esta razón, la inversión en estos espacios contribuye a mejorar la salud y el bienestar de sus habitantes, reduce el impacto del cambio climático, anima a las personas a caminar o usar la bicicleta, aumenta la seguridad y disminuye el temor a la delincuencia.
El espacio público puede mejorar vecindarios residenciales, salvaguardar los valores de la propiedad, aumentar el atractivo para los turistas y aumentar la actividad comercial minorista.
Por ejemplo, el volumen de negocio en una calle comercial de Londres se incrementó entre un 5 y un 15% después de la inversión en un espacio público cercano; De igual forma un aumento del 1% en zonas verdes ha dado lugar a un incremento de entre el 0.3 y el 0.5 % en el precio promedio de la vivienda.
Los planes urbanos definen la separación entre espacio público y espacio privado.
Esta acción fundamental tiene un impacto duradero que no se puede cambiar fácilmente, debido a que la creación de un espacio público en una zona desarrollada requiere complejos programas de expropiación que pueden ser costosos. En este sentido, planear el espacio público de forma anticipada al crecimiento urbano puede generar mejores resultados en cuanto al costo. En consecuencia, una clara delimitación del espacio público y privado evita problemas de invasión y ocupación de los mismos.
El espacio público induce la mejora de valor de la propiedad privada.
La dotación de espacio público garantiza la accesibilidad a las parcelas y edificaciones, y facilita la movilidad. Es en el espacio público donde se localizan las redes de servicios básicos, incluyendo drenaje, alcantarillado, tuberías de abastecimiento de agua y postes de electricidad. Sin espacio público, sería imposible instalar nuevas infraestructuras tales como redes de comunicación, con lo que la propiedad privada perdería valor. Un espacio público insuficiente debilita el interés por parte de inversores privados.
Las calles son el corazón de una ciudad.
Las calles moldean la forma urbana y poseen los servicios públicos que una ciudad necesita para funcionar; además de ser “el corazón” de la zona pública, representan un factor clave en la calidad de vida de las ciudades. A través de ellas, las personas pueden desplazarse y comunicarse, y son un conducto para los negocios y el intercambio de bienes y servicios.
La proporción de espacio vial del total del suelo urbano es determinante en la eficacia del desarrollo urbano. De hecho, las ciudades que no cuentan con suficiente espacio público están expuestas a una transformación más lenta y a una difícil modernización.
Muchos de los procesos de reestructuración de éxito se han centrado principalmente en la entrega de una nueva estructura de espacio público. De modo que, las ciudades con altas densidades necesitan espacio público y vial para la interacción social, la circulación y el tendido de la infraestructura.
Las redes viales guían el desarrollo.
La red vial es una parte muy importante en el planeamiento del espacio, debido a que entre el 25 y el 35 por ciento del suelo urbanizado de una ciudad, probablemente, pertenece a la infraestructura vial.
En el momento de planificar las extensiones de la ciudad, es importante tener en cuenta la malla de troncales y calles, ya que éstas guían el crecimiento. En consecuencia, una red planeada con vías arteriales espaciadas por no más de un kilómetro facilitan el acceso al transporte público dentro de 10 minutos a pie; y una malla pequeña de las calles garantiza que el tamaño de las manzanas tenga una escala humana.
Asimismo, las calles continuas, sin obstáculos ni cuellos de botella, agilizan el tráfico y favorecen el flujo de sistemas de transporte público.
Mejorar la calidad de las calles trae beneficios económicos y ambientales.
Una investigación realizada en Londres, muestra que un mejoramiento alcanzable del diseño vial puede incrementar en un promedio del 5.2 por ciento los precios de venta de las viviendas en las calles principales, y en un promedio del 4,9 por ciento el precio de alquiler.
En términos ambientales, si se minimiza el uso del automóvil, se produce una mejora del 10 por ciento en la calidad de las aceras, lo que a su vez genera una reducción de 15 kg de CO2 por hogar al año.
Las mejoras pueden consistir en aceras más anchas, un mejor alumbrado público, menor distancia entre las luminarias, áreas arborizadas y más áreas con sombra. En virtud de lo anterior, las longitudes amigables con el peatón, la mezcla de usos y el nivel del suelo, son detalles que animan a la gente a desplazarse a pie.
Planificar espacios de zonas verdes
Las áreas verdes contribuyen a mejorar las condiciones ambientales mediante el aumento de la calidad del aire, la reducción del efecto invernadero y la captura de carbono.
La contaminación del aire se reduce cuando el polvo y las partículas de humo, las cuales provienen principalmente de los escapes de los vehículos, son atrapados por los árboles y la vegetación. De igual forma, los árboles pueden influir en el grado de radiación solar, el movimiento y temperatura del aire, la humedad y proporcionan protección frente a lluvias intensas. Por ello, la vegetación en zonas urbanas densamente pobladas puede reducir el efecto de isla de calor producido por la concentración de los pavimentos y el concreto.
Un estudio realizado en Nueva York, Estados Unidos, calculó el valor monetario de cinco millones de árboles en la ciudad, basado en estimaciones de los impactos de los mismos en los valores inmobiliarios, la cantidad de dióxido de carbono que eliminan del aire y la cantidad de energía que su sombra conserva. El estudio arrojó que por cada dólar que se gasta en árboles los beneficios para cada residente podrían ser de un valor cuantificado en USD 5.60.
En este aspecto, se puede aumentar la viabilidad de proyectos de áreas verdes combinando el presupuesto de mejoras de otros sectores, tales como el tratamiento de aguas, la construcción de carreteras y la protección contra inundaciones, zonas empresariales e industriales.
Cabe destacar que la obtención de recursos para planes de áreas verdes requiere la coordinación entre departamentos y la participación de promotores privados, además de la necesidad de estimular a los ciudadanos y las empresas locales a participar en la conservación de las áreas verdes.
¿Qué hace que la calle sea de alta calidad?
° Aceras suficientemente amplias como para dar cabida a todos los usuarios.
° Suficientes puntos de cruce en los lugares adecuados.
° Niveles de tráfico no excesivos.
° Espacios públicos a lo largo de la calle.
° Buena iluminación.
° Señalización, puntos de referencia y buenas líneas de visión.
° Sensación de seguridad.
° Un alto grado de mantenimiento.
° Superficies lisas, limpias y bien drenadas.
° Ausencia de basura, grafiti o señales de comportamiento antisocial.
El Espacio Público en la Nueva Agenda Urbana NAU
El numeral No. 53 de la Nueva Agenda Urbana señala: Nos comprometemos a promover la creación de espacios públicos seguros, integradores, accesibles, verdes y de calidad que fomenten el desarrollo social y económico, con el fin de aprovechar de manera sostenible su potencial para generar mayores valores sociales y económicos, entre otros, el valor de la propiedad, y facilitar la actividad empresarial y las inversiones públicas y privadas, así como las oportunidades de generar medios de subsistencia para todos.
Con información de ONU Hábitat México