“Algunos neoyorkinos nacen, otros se hacen. Todos son bienvenidos”. Con esa frase recibe Nueva York a sus turistas en el aeropuerto. La gran manzana, la ciudad que nunca duerme, la del perro caliente, los pretzels y la pizza, la de los taxis amarillos, la de los rascacielos, las finanzas, la cultura y la moda…en fin, Nueva York es por esto y mucho más la capital del mundo. Y sí que hace honor a esta descripción porque antes de pandemia sus visitantes alcanzaban los 66 millones de personas al año.
Nueva York es más que todo lo mencionado anteriormente. En primer lugar, es una ciudad que ofrece libertad en todos los aspectos. Las personas se visten como quieran sin parecer ridículos porque las calles se convierten en escenarios perfectos donde todo tiene cabida. En esa misma línea, es un territorio diverso que se abre al mundo sin exclusión alguna. Por eso, no sorprende ver americanos, asiáticos, indios, latinos y árabes, entre otros, compartiendo juntos. No sorprende, tampoco, descubrir los barrios de colonias específicas que ofrecen objetos y comidas típicas propias de sus países. Por eso se dice que lo que no existe en esta ciudad no existe en ningún otro lado.
Nueva York es también la ciudad de los rascacielos, pero también la de grandes parques y espacios públicos en constante evolución. Recientemente, la ciudad se ha embarcado en un sinnúmero de proyectos que buscan mejorar el transporte público y ofrecer mejores opciones para ciclistas y peatones con la puesta en marcha de ciclovías y calles peatonales respectivamente. Además, la ciudad le da la cara a sus dos ríos mediante planes de renovación urbana incluyentes e imponentes. Nueva York tiene una densidad poblacional favorable que, junto a la mezcla de usos del suelo y un buen sistema de transporte público, la convierte en una ciudad caminable y accesible.
Nueva York es la ciudad que no duerme porque tiene actividad 24 horas al día. Es una ciudad enérgica que atrae talento, que ofrece oportunidades de todo tipo, incluso para quienes tienen poco.
Posdata 1: Recuerdo que como regalo de 15 años pedí a mi papá conocer Nueva York en vez de hacer fiesta y aunque no pasó así, la conocí en mis 20’s y fue tal cual lo esperaba. Viví allí por dos años por motivos de estudio y cada día descubría algo nuevo. La visité recientemente y me sigue asombrando. Siguiendo las líneas de lo mencionado en el aeropuerto, soy una neoyorkina hecha!
Posdata 2: Como dice la famosa canción de Billy Joel, mi estado mental es Nueva York.
Posdata 3: Estas 446 palabras no alcanzan a describir lo que es y significa esta ciudad para mí.
