‘Hay que mirar como oportunidad la valentía de ser frágil’: María Camila Chala Mena

‘Hay que mirar como oportunidad la valentía de ser frágil’: María Camila Chala Mena

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LA Network
18 marzo, 2021 - Ética Ciudadana

“A las mujeres se nos ha llamado ‘las del sexto sentido’; sin embargo, eso no es tal, es una forma de conocer y experimentar la realidad desde nuestro cuerpo dotado para dar vida”, explica esta líder juvenil del municipio de Villagarzón (Colombia).

‘Hay que mirar como oportunidad la valentía de ser frágil’: María Camila Chala Mena
María Camila Chala Mena. Foto: Archivo personal

El 8 de marzo, en la conmemoración del Día Internacional de los Derechos de la Mujer, salen a flote muchos ejemplos de grandes mujeres que, a lo largo de la historia, se han empoderado por sus barrios, municipios, ciudades y países. Mujeres llenas de coraje y convencidas de que el verdadero papel social es en cualquier lugar, en cualquier momento, porque hoy como nunca protagonizan el presente y el futuro de sociedades más igualitarias.

Latinoamérica se ha convertido en referente mundial en la lucha de las mujeres por hacer respetar su espacio en la sociedad y hacer visibles sus derechos. LA Network dialogó con una de ellas, María Camila Chala Mena, una joven habitante del departamento del Putumayo (Colombia), una región alejada de las grandes decisiones del poder central colombiano, para conocer detalles de sus acciones comunitarias en favor de la igualdad.

¿Quién es María Camila Chala y cómo terminó inmersa en el mundo del activismo?

María Camila es una niña soñadora que cree en las causas que se empeñan en llamar «perdidas». Desde mis 11 años participo en espacios ciudadanos (democracia) y a medida que voy creciendo, me sumo a cientos de miles de soñadores que creen que este mundo puede ser un lugar mejor.

¿Cómo ha evolucionado su activismo en favor de la equidad de género?

A las mujeres se nos ha llamado «las del sexto sentido»; sin embargo, eso no es tal, es una forma de conocer y experimentar la realidad desde nuestro cuerpo dotado para dar vida. Como mujer y joven me he enfrentado a muchos estereotipos (fui hasta reina en mi pueblo), pero me ayudó para comprender el machismo en el que crecí. Gané por mis ideas y carisma, aun así, tuve experiencias con la bulimia y el acoso sexual. Esto me sirvió de espejo para mostrar a otras que nuestra fuerza es esa forma especial de conocer y empoderarse desde el amor propio.

¿Cómo se ha rodeado de las mujeres para hacer equipo y cómo se articula también con los hombres buscando la equidad de género en su región?

Esta experiencia me sirvió para empatizar con el miedo, la vergüenza y el señalamiento como objeto de consumo por el hecho de ser mujer. Hoy soy la asesora jurídica de la Veeduría de Género de mi municipio (Villagarzón, Putumayo), donde vinculamos a las organizaciones de mujeres y trabajamos con ellas para la defensa de sus derechos y la visibilización de la violencia que se relega al ámbito de lo íntimo, sosteniendo así un sistema que menosprecia lo femenino. En este sentido, el machismo no solo afecta a mujeres, ya que todos los seres humanos contamos con esas dimensiones duales de género y por eso hablamos de nuevas masculinidades que escapen a la ideología de la crueldad y el poder de la fuerza bruta. Mujeres y hombres nos necesitamos y a través del diálogo afectivo podemos educarnos para romper con esto.

Y ¿cómo es el trabajo de esa Veeduría de Género en Villagarzón? ¿A qué realidades se enfrentan ustedes como municipalidad?

Son bastantes situaciones. Como Veeduría tenemos el derecho de hacer controles a la institucionalidad; sin embargo, nos encontramos con las barreras politiqueras que someten al estigma estos procesos. En la política tradicional (para acceder al poder), los hombres han sido los protagonistas y sus prácticas para sostenerse en tal posición casi siempre tienen que ver con el poder (económico, burocrático) que ya han consolidado. Entonces cuando se denuncian casos de revictimización al interior de las instituciones (por esa óptica machista de los funcionarios), simplemente se omiten. El tema de género lo toman como requisito legal pero no asimilan su importancia. Nos llena de impotencia ver acoso sexual al interior de instituciones, desprecio por las denuncias de las mujeres pobres y mal manejo de los asuntos de género.

‘Hay que mirar como oportunidad la valentía de ser frágil’: María Camila Chala Mena
Vista aérea del municipio de Villagarzón, Putumayo. Foto: Mi Putumayo

Hablemos sobre la Plataforma Departamental #PutumayoPiensaJoven, ¿qué es? ¿cómo nació? ¿cuáles son sus principios? ¿a qué se dedica? ¿quiénes la integran?

La Plataforma Departamental #PutumayoPiensaJoven es una concepción política de lo que es la Plataforma Departamental de Juventudes del Putumayo. Es nuestro marco de ideas y pensamiento que nace en agosto de 2020 con la celebración de la Primera Semana de la Juventud de Putumayo. La Plataforma Departamental de Juventudes del Putumayo es un espacio de participación juvenil creado por Decreto de la Gobernación en febrero de 2020, en el marco de la Ley 1622 de 2013 que establece el derecho a la participación política activa de los jóvenes en Colombia.

Esta ley ordena la creación de Plataformas Juveniles en todos los municipios del país (13 municipios en el Putumayo). Para ser parte de la Plataforma Departamental debes ser delegado por una plataforma municipal legalmente constituida ante la personería municipal. El decreto departamental establece que serán delegados un hombre y una mujer por cada municipio para un total de 26 integrantes. La Plataforma Departamental #PutumayoPiensaJoven tiene como fin, no solo cumplir con los espacios de participación brindados por decreto, sino abrir el debate sobre las ideas con las que se trazan los planes de gobierno y desarrollo, desde una perspectiva joven: ambientalista, animalista, feminista, que rechaza la homofobia, la xenofobia, la transfobia y la aporofobia. Muchos de estos aspectos arraigados en el tradicionalismo.

Nos dedicamos a un activismo decidido y defensa determinada a favor de los derechos humanos, sociales y ambientales como reto 2030. Dentro de las decisiones gubernamentales y afuera, con talleres y difusión de ideas. Nos integramos jóvenes líderes de todo el departamento.

¿Cómo fue la experiencia de la Escuela de Líderes? ¿Qué significó para usted hacer parte de este espacio?

La Escuela de Líderes de la Universidad de Medellín significó el espacio para mi formación integral. Ahí aprendí a transformar los obstáculos en oportunidades y mis defectos en fortalezas, desde la empatía y la construcción de mejores sociedades partiendo de mi propia (de) construcción.

¿Cuál debería ser el camino para tener más mujeres líderes en las regiones apartadas del país y del continente?

Primero, reconocer y dar valor a la sabiduría propia de los territorios y la población que ahí experimenta la vida. Las soluciones y la paz NO vendrán de Bogotá, nuestra realidad es completamente distinta y nuestra cosmovisión está amparada por paisajes diversos y formas de relacionarnos con el entorno. Segundo, mirar como oportunidad la valentía de ser frágil, de contrastar con el horror desde lo sensible (el arte, el ritual, el afecto). Tercero, tejer diálogos para nutrir el conocimiento, sin ver a otro/a como víctima sino como superviviente, creando los caminos desde la sanación, el perdón (sobre todo hacia una misma), la reparación, la reconciliación y la no repetición. Cuarto, no caer en eufemismos como «no estaban recogiendo café» o «máquinas de guerra» que solo ofrecen vías para la legitimación de un sistema que asesina, menosprecia, estigmatiza y toma como menos e inferior la vida de la otredad. Quinto, AMAR. Amar como acto de resistencia y verdadera revolución. El amor empieza en nosotras para consigo misma.