Científicos de la Universidad de Tarapacá en Chile y el Instituto Alan Turing en Inglaterra, señalan que además esa debacle, sería “caótica”.
Los científicos Mauro Bologna, de la Universidad de Tarapacá, en Chile, y Gerardo Aquino, del Instituto Alan Turing en Gran Bretaña, advirtieron en una investigación que, si la humanidad mantiene las tasas de consumo actuales, sus posibilidades de sobrevivir solo alcanzan el 10 %.
“Adoptando un modelo combinado determinista y estocástico, concluimos desde un punto de vista estadístico que la probabilidad de que nuestra civilización sobreviva a sí misma es menos del 10 % en el escenario más optimista”.
Los autores señalaron que se basaron en el cálculo que señala que entre 2000 y 2012 la deforestación de los bosques alcanzó 2.3 millones de kilómetros cuadrados, lo que resulta en un desastroso ritmo de 2 x 105.
“A este ritmo, todos los bosques desaparecerían aproximadamente en 100-200 años. Claramente, es poco realista imaginar que la sociedad humana comenzaría solo a ser afectada por la deforestación solo cuando el último árbol fuera cortado”, indicaron para explicar que, en ese escenario, la debacle iniciaría mucho antes, es decir entre las próximas dos a cuatro décadas.
El artículo titulado ‘Deforestación y población mundial sostenibilidad: un análisis cuantitativo’, alerta que este cálculo se basa en el escenario de que se mantenga la actual tasa de crecimiento de la población y el ritmo de consumo de los recursos naturales, especialmente los bosques.
Respecto a esa tasa de crecimiento de población, las Naciones Unidas señala que la población mundial actual de 7 700 millones alcanzaría 9 700 en los próximos 30 años (2050), “pudiendo llegar a un pico de cerca de 11 000 millones para 2100”.
Para los científicos asentados en Chile e Inglaterra, en un escenario de depredación de los bosques y los recursos, en el que los expertos mundiales señalan que hoy los humanos consumen en siete meses lo que debería durar un año, ese declive sería, además, apocalíptico en el que cada día agravaría aún más la situación.
“Es poco realista pensar que el declive de la población en una situación de fuerte degradación ambiental sería un declive no caótico y bien ordenado. Esta consideración conduce a un tiempo restante aún más breve”. Uno de los primeros impactos de ese “caótico” escenario sería la pérdida de las especies en el mundo y su efecto dominó tanto en el equilibrio natural como en la necesidad de los humanos de obtener recursos de una naturaleza equilibrada. Según el más reciente informe de la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ‘El estado de los bosques del mundo 2020’, “La inmensa mayoría de la biodiversidad terrestre se encuentra en los bosques del mundo, desde los bosques boreales del extremo norte hasta las pluviselvas tropicales. En conjunto, contienen más de 60 000 especies arbóreas diferentes y proporcionan hábitats para el 80 % de las especies de anfibios, el 75 % de las especies de aves y el 68 % de las especies de mamíferos. (…) Por consiguiente, la conservación de la mayor parte de la biodiversidad del mundo depende enormemente de la forma en que interactuamos con los bosques del mundo y los utilizamos”.
Para Bologna y Aquino, la conclusión es que, en las condiciones actuales, “un colapso catastrófico en la población humana”, es lo más probable.