Actualmente existe un debate internacional en cuanto a los sistemas de indicadores para medir el nivel de desarrollo sostenible de las ciudades, por una parte concierta que no existe una única vía para hacerlo y que además se requiere de la construcción de una base de datos que permita monitorear el progreso de las urbes, y por otro lado, se discute la ambigüedad que ocasiona el marco conceptual de los indicadores en cuanto al alcance de sus usos en términos normativos y operativos.
La multiplicidad de ideas sobre el concepto de sostenibilidad conllevó a una disputa que en cierto modo ha obstaculizado la definición operativa del mismo, dado que para muchos estudiosos del término, tal como se viene utilizando, carece de definición cuantitativa
Lo que sí es científicamente comprobable, es que la mayoría de los sistemas de indicadores de desarrollo sostenible urbanos utilizados actualmente, como por ejemplo, calidad del agua, calidad del aire, gastos de salud pública, generación de residuos sólidos, administración del uso del suelo, regulaciones ambientales, entre otros, apuntan hacia la misma estructura: indicadores de sostenibilidad física, que tienden hacia la medición de flujos en términos de energía entre la ciudad y su entorno.
No todas las propuestas están orientadas hacia el mismo modelo urbano, y en este sentido, se diferencian las aplicadas en ciudades de países desarrollados y en las ciudades de países en desarrollo.
En LATAM los indicadores se centran en la problemática ligada a los estándares mínimos de calidad de vida y desarrollo, en la calidad del medio ambiente urbano y su entorno, en la solución a los problemas relacionados a la alta densidad de población, y a la creciente movilidad interna.
“No todas las ciudades presentan la misma problemática”
Cada ciudad presenta potencialidades y limitaciones condicionadas a su lugar de emplazamiento (costos de equipamiento y servicios, facilidad de acceso, dinámica social y económica, conductas y comportamientos culturales), por lo que promover estrategias (líneas generales de acciones a ejecutarse) de desarrollo sostenible se hace cuesta arriba si no se realiza un diagnostico exhaustivo de las necesidades tanto de la población como del medio físico. Y es entonces donde se presume, que aplicar un paquete de indicadores estándar, compromete la sostenibilidad urbana ya que no todas las ciudades presentan la misma problemática,
«A cada ciudad, su respectivo análisis»
¿Cómo operacionalizar el concepto y estrategia asociada a la sostenibilidad ambiental urbana?
La respuesta clave es la gestión ambiental, una secuencia de actuaciones sobre la ciudad, asociadas a sus condiciones y recursos físico ambientales, dando inicio a un plan de ordenación territorial; seguidamente se continúa con la instrumentación e implementación del plan a través del diseño y aprobación de normas regulatorias de uso del suelo e intervención de recursos físico naturales y condiciones ambientales relacionadas con el sitio y entorno inmediato de la ciudad, en resumidas palabras, se trata de organización administrativa de la planificación, ejecución, operación y control y seguimiento.
El deber ser en la dinámica de ordenamiento territorial, también abarca la aplicación de metodologías que permitan calcular indicadores que den a conocer la realidad local y las relaciones entre distintos ámbitos socioeconómicos, socioculturales, urbanísticos, ambientales.
Es entonces como operacionalizar el concepto de sostenibilidad utilizando indicadores de desarrollo urbano, consiste en medir el nivel en un momento determinado, evaluando con regularidad y de manera global, la situación y evolución de la realidad de cada ciudad, enriqueciendo el diagnóstico para planificar las actuaciones a través del establecimiento de objetivos concretos de la gestión y de metas.
Las dificultades para consolidar el desarrollo sostenible radican en los límites de crecimiento urbano, recursos finitos y población que prolifera exponencialmente.
Muchos entes gubernamentales apuestan por el crecimiento económico de sus territorios, pero no toman en consideración la conservación a largo plazo de sus recursos naturales y está claro que los límites del crecimiento existen y ponen en riesgo el gozo de las necesidades actuales y el de las futuras generaciones.
Es evidente que el acelerado crecimiento que hoy en día llevan las ciudades, se está haciendo insostenible, dando como resultado urbes inequitativas e inviables en el tiempo, ocasionando un posible colapso del sistema.
Por dicha razón, es importante la construcción de un sistema de indicadores que recoja la complejidad de cada ciudad y pueda condensarse en un índice sintético, y la necesidad de mostrar la dimensión espacial de los resultados para comparar diversos tejidos urbanos.
Saber que es urgente avanzar hacia un desarrollo urbano sostenible que ofrezca garantías de vida a todos los seres humanos, significa repensar el modelo de sociedad en lo económico, político, social y ambiental.
En otras palabras, se necesita de un gran cambio cultural por parte de todos los ciudadanos que habitamos en este planeta tierra.
@Guerflor