Hoy a Marcos, a Norma y a sus chicos les cambió la vida. Durante años Marcos se levantaba temprano y caminaba varias cuadras para tomarse el colectivo 55 que lo llevaba desde San Justo, en el conurbano de Buenos Aires, para luego cambiar de colectivo en Caballito y subirse a la línea 6 para Plaza de Mayo en el centro de la ciudad. Cada día perdía cerca de una hora y media de ida y regreso a su trabajo. Norma, su pareja, pasaba menos tiempo viajando, pero hacia muchos más viajes cada día. Ella lleva a los chicos cada mañana a la escuela y luego tiene que ir a buscar a su madre para acompañarla hasta el médico. Pero de ahora en adelante, Marcos y Norma pueden elegir entre más opciones de transporte, reduciendo los tiempos de viaje y, además, pagando menos.
La política de integración tarifaria que acaba de implementar el gobierno argentino les da la posibilidad de combinar distintos medios de transporte con un boleto multimodal, y les permite ganar minutos valiosos ahorrando plata.
La integración tarifaria es un paso fundamental hacia la implementación en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) de un sistema multimodal, moderno, eficiente con beneficios inmediatos para todos los usuarios. Ciudades como Ámsterdam, Londres, Madrid, Tokio o Seúl tienen funcionando sistemas integrados de transporte basados en un solo medio de pago (tarjeta) y una tarifa integrada, que permite a los pasajeros combinar entre diversos medios de transporte público (trenes, metros, buses, ferries, bicicletas), pagando solo un boleto. Para países en desarrollo como Argentina, esta política cobra mayor relevancia para apoyar el acceso de las personas más pobres a más y mejores oportunidades económicas, sociales, educativas y de salud. Y es que son los pobres quienes suelen vivir en la periferia y tienen que viajar más, hacen varias transferencias, pagando más por el transporte. Ahora con la integración tarifaria ellos podrán elegir la combinación de viaje que más les sirva y pagar a través del boleto multimodal.
Si bien este es un avance fundamental, la experiencia internacional también nos indica que a esta medida siguen importantes decisiones para garantizar la sostenibilidad del sistema integrado y multimodal, entre otras:
Ampliar la estrategia para fortalecer la sostenibilidad financiera. El principal problema con la integración tarifaria es que suele reducir los ingresos totales de un sistema de transporte público. En Santiago de Chile, Bogotá, Sao Paulo o Curitiba, por nombrar algunos casos, hemos visto que la tarifa ha subido y a su vez, los subsidios han crecido como resultado de la integración. En Argentina, el Gobierno ha ido elevando gradualmente la tarifa, manteniendo un alto nivel de subsidio; no obstante, es necesario explorar otras opciones para mantener la viabilidad financiera del sistema. En este sentido, una estrategia podría enfocarse en generar mayor eficiencia y transparencia del lado de la oferta.
Enfocar en medios más eficientes y reorganizar servicios. La tarifa integrada puede generar que el público cambie a modos más rápidos y eficientes. Imaginemos que alguien antes tomaba dos o tres colectivos (con una tarifa plena) porque le salía más económico que tomar un colectivo y luego el subte. Con la integración tarifaria esto podría cambiar. De hecho, fue lo que sucedió luego de la integración con el Metro de Santiago de Chile, donde la demanda superó ampliamente su capacidad. A la vez, las rutas de buses que competían con el metro fueron perdiendo demanda. Es importante entonces atender las restricciones de capacidad de los modos más rápidos y eficientes, y al mismo tiempo racionalizar aquellos servicios que sean redundantes, lo cual puede ayudar a cerrar la brecha del subsidio.
Profundizar la gobernanza y planificación metropolitana. Las experiencias de Madrid, Barcelona, Santiago de Chile y París, donde los distintos modos de transporte son gestionados por diferentes niveles de gobierno—nacional, provincial, municipal—, apuntan a la necesidad de crear una entidad única a nivel metropolitano que se encargue de la planificación, regulación y gestión de una red multimodal e integrada. Es así como en el AMBA, la Agencia Metropolitana de Transporte debe seguir fortaleciendo su capacidad para hacer una planificación unificada.
La tarifa integrada junto con la tarjeta de pago RED SUBE usada en el AMBA permite focalizar la asistencia social para que los sectores más pobres accedan a un transporte más eficiente y económico. En Argentina, la política de movilidad está promoviendo cada vez más equidad y oportunidades para los sectores más vulnerables.