Si la idea de una ciudad sin niñas y niños es triste ¿Por qué seguimos creando ciudades y espacios públicos sin pensar en las infancias?
Son los pequeñines, quienes quizá han sufrido en mayor medida los estragos del encierro, sin poder frecuentar a sus amistades, sin salir a correr, jugar en el recreo y sin lugares públicos adecuados para su desarrollo. Esto nos obliga a considerar su participación en la planeación de lugares, no sólo como algo posible, sino indispensable si queremos crear lugares más incluyentes.
Jordi Borja, en su libro “La ciudad conquistada”, recalca que “Bajo la concepción de las ciudades para el automóvil, los niños son excluidos cada vez más.” y al verlos como vulnerables, se ha optado por resguardarlos en casa o en espacios muy protegidos, lejos de la “jungla de autos” que se ha creado.
El problema con estos espacios públicos protegidos, es que no siempre permiten que las infancias se desenvuelvan de forma autónoma, lo que las deja nuevamente excluidas de la planeación de lugares.
Con Placemaking se involucra a las niñas y los niños en todo el proceso.
Son ellos quienes colaboran para cuidar sus espacios, como en la rehabilitación en abril de 2021 del Parque Valle de México en la periferia de la Ciudad de México, donde los más jóvenes de las familias pintaron sus propios letreros y señaléticas para cuidar sus parques.
O en Reynosa, en donde con urbanismo táctico en colaboración con ONU-Habitat, se mejoraron cruces peatonales y se trazaron rayuelas en las que niñas y niños juegan mientras viven sus calles.
Esos y más proyectos nos han mostrado que las personas somos creadoras de lugares de forma natural. Los niños que pintan paredes, que dibujan un “stop” para jugar en la calle o que con cualquier objeto forman sus porterías, están creando lugares.
Lo que nosotros tenemos que seguir haciendo es involucrarlos siempre en los procesos y fomentar que esos lugares les permitan estar seguros, sin vulnerar su autonomía.
Queremos que las ciudades sean pensadas, diseñadas y creadas, de acuerdo a la forma en que los más pequeños las viven, y para hacerlo debemos recordar que jugando aprendimos.