En la intervención de espacios públicos, quizá la mayor diferencia entre la metodología Placemaking y otra alternativa, es el capital social. Para la aplicación de esta metodología, la comunidad y el capital social que se genere alrededor del espacio público es clave para el éxito de ese lugar.
Algunos artículos abordan los puntos que nos demuestran que un lugar es exitoso o no, ahora hablaremos específicamente de la llave maestra de ese éxito: el capital de lugar.
Cuando hablamos de gobernanza de un lugar y el capital social que puede generar, regularmente pensamos en el gobierno, las administraciones establecidas y la burocracia que todo eso trae consigo. Sin embargo, la gobernanza de un lugar está constituida por cada miembro de la comunidad y se fortalece y genera potencial dependiendo las herramientas que pueda desarrollar a lo largo del tiempo.
¿Cómo generar ese valor en los lugares?
La metodología Placemaking es una herramienta para recordarle a la comunidad el poder que tiene sobre el espacio que ocupa y demostrarle que hay una gama muy amplia para crear cambios sustanciales desde el rol que desempeñan y la posibilidad de crear liderazgos fuertes que procuren el bienestar a largo plazo.
Normalmente cuando existen programas para la recuperación de espacios públicos impulsados por algún ente de gobierno, se descarta la idea de hacer parte a la comunidad desde el inicio del proceso.
El primer principio de Placemaking, según How to turn a Place Around, es “la comunidad es la experta”, por ello son las personas que viven y usan el espacio quienes desde el inicio participan en el diseño de los proyectos y quienes pueden identificar de forma más efectiva los problemas y soluciones a corto y largo plazo.
Es justamente el tiempo, el factor que pone a prueba la gobernanza de lugar, ya que sólo a través del tiempo se podrá demostrar la resiliencia que cada comunidad genera para darle solución a sus problemas locales.
Un reto para los proyectos que surgen desde el sector público es el mantenimiento de los lugares. Cuando no se involucra a la comunidad desde el diseño del proyecto para intervenir un espacio, estos suelen, como es normal, deteriorarse y posteriormente son abandonados y generan un ambiente incómodo e inseguro.
Por otra parte, como vemos en la siguiente gráfica, para crear un lugar sostenible el programa que ya contiene objetivos claros, estrategias, líneas de acción y financiamiento, debe también considerar lineamientos para involucrar a las personas en el diseño, regeneración y mantenimiento de su propio espacio.
Con lo anterior, el éxito del lugar recae en el éxito de la gobernanza que la comunidad pudo formar para aprovechar sus propios recursos, necesidades y talentos, y continuar dándole mantenimiento al lugar que comparten.
Un ejemplo de éxito es el Parque Canino en San Jemo, en Monterrey, donde la comunidad organizó mesas de trabajo para definir líneas de acción para mantener cuidado su parque.
Juntos se organizaron mediante grupos de WhatsApp para forestar su parque y definir a los encargados de áreas específicas quienes gestionaban con vecinos el riego, la limpieza de la zona y el depósito de residuos; además, los líderes comunitarios también acordaron mantener contacto con personal de gobierno para dar servicio a luminarias.
Esta forma de trabajo tiene como beneficio:
- Ser un impulso para el activismo comunitario: La primera acción generada por sectores públicos y/o privados, debe servir de impulso para generar hábitos de cuidado en ciertas comunidades y mostrar el potencial de sus talentos en sus propios lugares.
- Mayor involucramiento: Cuando las personas se involucran en el proceso, lo entienden, lo resignifican y lo hacen suyo, como sucedió en San Jemo, Monterrey. Es cuando el efecto multiplicador del Placemaking magnifica los beneficios.
- Bajo costo en el mantenimiento de lugares: Gracias al interés de las personas por conservar los beneficios, que aprendieron a aprovechar, de sus lugares, estarán más interesados en cuidar y efectuar acciones ligeras, rápidas y baratas que detengan o aplacen el deterioro de lo material. Esto implica un menor costo de mantenimiento y mejor aprovechamiento de los recursos.
Como vemos, si la intervención de los espacios públicos se hace mediante el acercamiento e involucramiento comunitario, no sólo se transforma el aspecto de un lugar, también las dinámicas de toda una población en beneficio de todos los actores involucrados.
Por eso, invitamos a quienes toman decisiones, a las empresas socialmente responsables, a líderes comunitarios y a todas las personas a descubrir su lado activista y crear capital social mediante sus lugares.
En Fundación Placemaking México estamos comprometidos con el cambio social que se puede generar desde la recuperación de lugares públicos y buscamos aliados que quieran ser parte del cambio.
Si estás interesado, contáctanos por nuestras redes sociales o por nuestra página www.placemaking.mx.
¡Apliquemos Placemaking juntos!
