El exintendente de la Región Metropolitana de Santiago de Chile alentó a los asistentes al congreso internacional Walk21 en Bogotá, a comprender que la construcción de la ciudad no puede estar solo bajo el resorte de urbanistas y técnicos. Debe estar sobre todo en manos de los propios ciudadanos.
Claudio Orrego inició su carrera como político en 1996 convirtiéndose en concejal de Peñalolén, una comuna ubicada en el oriente de Santiago de Chile, poblada mayormente por familias de nivel socioeconómico medio-alto y alto. En 2004 decidió buscar la alcaldía de Peñalolén y la ganó. Allí tuvo una gestión reconocida por “tirios y troyanos”, gracias a sus iniciativas en materia de vivienda y espacio público. En 2007 fue distinguido como uno de los mejores alcaldes del Gran Santiago. Esa buena gestión le permitió reelegirse en 2008 con el 58 % de la votación.
En 2014 la presidente chilena Michelle Bachelet lo designó Intendente de la Región Metropolitana de Santiago. Desde allí y con una receta simple de “pensar en grande, partir pequeño y escalar rápido” y además involucrando a la ciudadanía, alcanzó éxitos notables, por los que fue invitado a Walk21, el congreso internacional de ciudades caminables que se desarrolla en Bogotá.
Nueve parques en la ciudad de Santiago, todos en sectores populares como Cerro Navia, Pudahuel y La Pintana; el programa Plazas de Bolsillo; la ampliación de los kilómetros de ciclovías, el Mapocho Pedaleable, el Plan de Renovación de Veredas (aceras) y el proyecto de Plaza Bandera, son algunos de los resultados tangibles desde la intendencia.
LA Network dialogó con Orrego sobre estos proyectos, pero especialmente sobre la necesidad del empoderamiento ciudadano en la defensa y promoción del espacio público.
Dice usted que la lucha por el espacio público es sobre todo una lucha política, amplíenos por favor ese concepto.
Durante mucho tiempo se ha hablado de la ciudad como si fuera un monopolio intelectual de urbanistas, de ingenieros, de técnicos y la ciudad es de todos nosotros. Y si somos los dueños de la ciudad, tenemos que defender nuestro espacio, nadie nos lo va a regalar. El dueño del automóvil mientras más carriles para andar tiene quiere más, aunque yo sea peatón y sea el que monte en transporte público. Entonces, entender que esto es una dinámica política nos pone también en el escenario, en el radar, de cómo tiene que haber una demanda ciudadana por este tipo de ciudades con más espacios públicos. No basta con tener un alcalde iluminado, un gobernador iluminado o un presidente iluminado, si la ciudadanía no siente como propio ese espacio, si no lucha por él, si no lo defiende. Es claro que cambian los alcaldes, cambian las políticas.
Como intendente logró usted con los ciudadanos ejecutar proyectos icónicos como Plaza Bandera, Mapocho Pedaleable o Plazas de Bolsillo. ¿Cómo lo hizo?
Bueno, una de las cosas que hicimos es que precisamente pensábamos qué va a pasar cuando yo no esté, yo no voy a poder defender. Si los usuarios, los beneficiarios de estos proyectos no son capaces de defenderlos, pueden morir en el camino, y hoy en día quienes sienten y tienen impulso en estos proyectos son las comunidades organizadas que nos ayudaron a construirlos. Entonces, yo creo en la idea del líder que no es solamente el que tiene la visión y después la predica, sino que es capaz de encontrar y escuchar los sueños de distintas comunidades y apoyar a esas comunidades en la realización de esos sueños. Ese tipo de liderazgo creo que es más sustentable, porque cambia el líder, pero la comunidad sigue empoderada.
¿Y siente que se logró del todo?
Siento que esta es una lucha en la que hay muy buenos ejemplos en todos los lugares del mundo, pero está muy lejos de haberse ganado porque hay intereses económicos, porque hay costos en el corto plazo. Cuando a alguien le prohíben usar su vehículo en el corto plazo se resiente, se revela. Ahora, en paralelo debe haber una buena alternativa en transporte público, tiene que haber un buen espacio para caminar, entonces aquí hay que aprender a caminar y comer chicle al mismo tiempo, tanto en lo político como en lo técnico.
¿Como exintendente que piensa de este discurso académico hoy en Santiago que quiere deslegitimar la visión y conquistas de los colectivos ciudadanos, al punto incluso de usar un término como “Yihad Ciclista” para referirse a los promotores de la bici?
Yo no estoy de acuerdo y me llama tanto la atención, yo conozco a Iván Poduje y concuerdo con él en muchos puntos, o sea, claramente yo creo en el sistema de metro robusto, creo en la integración y en un buen sistema de buses, creo en espacios para caminar y justicia urbana, pero yo no entiendo por qué eso va a ser incompatible con crear una ciudad, construir una ciudad, que sea también amable con el ciclista, si los ciclistas son nuestros hijos, nuestros hermanos, y si no queremos que atenten contra la calidad de vida de los peatones, pues hay que construirles una infraestructura. Caricaturizarlos como unos fanáticos irracionales más bien habla de la carencia de argumentos. Yo no propongo para Santiago que sea como el Ámsterdam de América Latina, pero sí propongo que podamos ayudar a esta creciente demanda de la bicicleta como medio de transporte, no solo como algo deportivo o recreacional con la infraestructura adecuada; porque el que anda en auto tiene derecho a tener una calle sin hoyos, de buen tamaño y de buena seguridad; pero y el que anda en bicicleta, que está sudando como el otro, no se lo merece y esto parece antidemocrático. Ahora, como esto tiene costo, por supuesto, para tener la ciclovía a alguien hay que quitarle espacio, pero no es por la vía de la descalificación a los ciclistas cómo vamos a construir una visión compartida. Yo espero que elevemos el nivel del debate. Yo creo en la integralidad del transporte, un sistema de transporte sustentable es por definición integral, complementario y además integrado. En eso no estamos todavía.
¿Por último, cree que se va a retomar el proyecto de Mapocho Pedaleable?
Sí, soy optimista, se va a realizar