El economista Omar Licandro, secretario ejecutivo del Research Institute for Development, Growth and Economics (Ridge), analizó los principales retos para la investigación económica y el futuro del crecimiento económico latinoamericano.
La pobreza y la desigualdad, pero también la discriminación de género y de raza, son problemas que se relacionan con los retos económicos de los países en vía de desarrollo. Así lo identifica Omar Licandro, secretario ejecutivo del Instituto de Investigación para el Desarrollo, el Crecimiento y la Economía (Ridge), cargo que ocupa desde el año 2013. El profesor en macroeoconomía es uno de los invitados destacados al Foro Ridge-Lacea que se realiza hasta este jueves 23 de mayo en la Universidad EAFIT de Medellín (Colombia) con la participación de expertos internacionales.
Como secretario ejecutivo, el investigador uruguayo, quien actualmente se desempeña como profesor en la Escuela de Economía de la Universidad de Nottingham, cuenta con una amplia trayectoria en el estudio de temas relacionados con la teoría del crecimiento, el papel competitivo del comercio y la transición al crecimiento moderno, entre otros.
¿Cuáles son los desafíos en materia económica que identifica para los países en vías de desarrollo?
Son múltiples. Enfrentamos problemas fundamentales como la pobreza y la desigualdad, el problema de la discriminación de género, de raza o de todo tipo. Todos los problemas que América Latina enfrenta en temas migratorios, no solo en la región como está ocurriendo en este momento en Colombia con las migraciones de Venezuela, sino los problemas también de nuestra migración hacia el Norte. Todos los problemas que tienen relación con la inestabilidad social, los conflictos sociales o el problema de la criminalidad en algunos países de América Latina son muy importantes, pues las tasas de asesinatos en algunas naciones de la región son top en el ámbito mundial. Y no estoy más que relatando alguno de los problemas que tenemos, como el problema de corrupción que tiene que ver cómo se gestiona la política en nuestro continente.
¿Estos factores están afectando el crecimiento económico de los países?
Sin lugar a dudas. Es más, uno de nuestros problemas fundamentales es nuestra incapacidad a converger a los niveles de desarrollo de los países ricos. Aquí yo creo que las oportunidades son múltiples, el problema es cómo ir logrando desbloquear esos factores que nos limitan. Cuando nosotros queremos enfrentar el problema de la pobreza en un continente, miramos sus tasas de crecimiento. América Latina ha tenido sus décadas de oro y en su década de oro los niveles de desigualdad han bajado muchísimo, los niveles de pobreza han bajado muchísimo y el gran desafío es mantenerlo.
¿Cuál es el papel de los gobiernos en materia de política económica?
Creo que el factor fundamental, en términos de lo que es la política económica, es ir logrando un sistema que nos permita tener reglas políticas estables, reducir la corrupción a los niveles mínimos y estabilizar nuestro sistema democrático, algo que no hemos logrado siempre. Por lo tanto, permitir que esa fuente conocida de crecimiento, que es el sector privado, funcione de manera eficiente y que seamos capaces de regularlo de forma que los beneficios que genera se distribuyan en la población y no quede en manos de unos pocos.
¿Las actuales tensiones comerciales de la actualidad como afectan la región?
No siendo un experto en el tema, en la medida en que esto se convierte en un problema global de proteccionismo, va a ser malo para todos. Las guerras comerciales no benefician a nadie. Yo creo que el proteccionismo, en general, es una amenaza para todos. Pensar que uno puede desarrollarse cerrando sus fronteras es un error, lo intentamos en el siglo pasado con la sustitución de importaciones y nos fue muy mal. Y volver a repetirlo sería un error grave.
¿Cuáles son los retos del pensamiento económico de cara al futuro?
Uno de los problemas fundamentales que afrontamos en la época moderna es la transformación estructural, o sea, el sector manufacturero e industrial no deja de contraerse, es un fenómeno global, y el sector que se expande es el sector servicios, y en particular todo el sector vinculado con las nuevas tecnologías. Si uno quisiera pensar en una política industrial para América Latina, lo primero que tiene que hacer es promover aquellos sectores en los cuales se realiza más progreso; esos sectores están vinculados a las nuevas tecnologías. ¿Cómo hacerlo? Eso es mucho más complicado y ahí el sector privado sabe mucho más que cualquier gobierno.
¿Qué los motivó a realizar el Foro Ridge-Lacea en Medellín?
El objetivo fundamental de Ridge en cierta medida es doble. Por un lado, contribuir a la investigación sobre problemas de relevancia para América Latina y, en ese sentido, lo que pretendemos es traer los investigadores más prestigiosos de los distintos temas de interés. Con esto ayudamos a que interactúen los investigadores en esas áreas necesarias que tenemos con los colegas latinoamericanos. Todo esto con el objeto de mejorar la calidad de la investigación en la región, para que seamos cada día más capaces de enfrentar nuestros problemas. Por otro lado, es mostrar cuáles son estos problemas y lograr que las universidades americanas y europeas empiecen a estudiar los temas que nos atañen, pero desde nuestra perspectiva, o sea, que entienda la problemática desde la perspectiva de América latina. De ahí el logo de Ridge, que es América Latina invertida, porque pretendemos que los problemas que nos atañe se miren desde nuestro punto de vista.
El foro es una ventana para el nuevo conocimiento económico. ¿Qué incidencia tiene estos estudios en los países de la región?
Es una pregunta complicada porque la economía como ciencia social es una ciencia que todavía está relativamente lejos de entender el problema que intentamos resolver. Es mucho más fácil entender cómo enviar un cohete a la luna que cómo hacer que la gente no se pelee. El problema es bastante más complicado, porque en general la luna cuando mandamos un cohete no se mueve, pero si queremos hacer una política, la gente no va hacer lo mismo que hacía antes. El problema en la ciencia social y, en particular de la economía, es que el objeto que queremos entender es mucho más complejo, es un objeto que se mueve. Mira el problema que ocurre con las crisis financieras. Debemos entender que los instrumentos que tenemos todavía están lejos de poder prever este tipo de fenómenos, pues los ciclos económicos se producen por factores qué son muy difíciles de anticipar.
¿Qué oportunidades encuentra para el estudio de la economía en las coyunturas actuales?
En este momento lo que hay es un esfuerzo enorme para aprovechar toda la disponibilidad de datos e información, ya que esos datos nos permiten entender mejor los problemas. En economía hay múltiples problemas que tratamos de resolver, extremadamente complejos y no siempre tenemos la información necesaria. A diferencia de las ciencias naturales, en economía no se puede experimentar. Existen, en este momento, formas de experimentar a nivel microeconómico, pero en macroeconomía no se puede. Nosotros no podemos decir probemos esta política a ver qué efectos tiene, moralmente no sería correcto poner a un país en esas circunstancias para experimentar con él. En ese sentido, la ciencia económica enfrenta desafíos que a veces los instrumentos que tiene para abordarlos no son los mejores.
¿Por qué involucrar diversos temas económicos dentro del Ridge?
La razón es que nosotros estamos intentando contribuir en aquellos temas que son de relevancia para América Latina. Pero obviamente tenemos una limitación y es que tiene que haber gente que sepa de los temas. Y, en particular, de gente que sepa de los temas de América Latina o que sean latinoamericanos. Creo que hoy la gran ventaja es que el nivel de calificación de nuestros economistas es muy alto, en la mayor parte de los temas, y es fácil de indicar quién es la persona que sabe. Lo que hemos intentado es tener un abanico amplio de problemas que son de relevancia y contactar a los colegas a formar parte de Ridge.
Agencia de Noticias Eafit