La organización latinoamericana Agenda Migrante concluyó su serie de foros con el diálogo ‘Resiliencia Urbana con Perspectiva sanitaria y migrante Post COVID’ que llamó la atención sobre las falencias estructurales en las ciudades.
Si hablamos de un adulto mayor en Latinoamérica es posible determinar las distintas capas de vulnerabilidades que lo cobijan hoy cuando la crisis sanitaria por la pandemia golpea con fuerza a las ciudades y poblaciones con mayores fragilidades, evidenciando las fallas estructurales en la región.
“Si hablamos de un adulto mayor ya es vulnerable y si le agregamos la capa de migrante, luego la de hipertensión y la falta de equidad cuando consume productos con plomo y mercurio (en el agua, por ejemplo), ya es muy problemático”, indicó la mexicana María de Jesús Medina del Instituto de Ciencias Jurídicas de la UNAM e integrante del Colegio de Bioética.
La experta participó en el último espacio de la serie de conversatorios para la acción pública: impactos del COVID-19 en migración y salud pública, realizada por Agenda Migrante, organización internacional que busca incidir con políticas públicas sobre estos temas y que tuvo su conversatorio final sobre ‘Resiliencia Urbana con Perspectiva sanitaria y migrante Post COVID’.
Ella, junto a Pilar Conesa, española fundadora y Ceo de Anteverti y curadora del Smart City Expo World Congress; Eduardo López Moreno, director de ONU Habitat para México; Julián Mejía, presidente de Renacer Lagunero y activista en desarrollo económico regional, competitividad y metropolización y con la moderación de Waldir Ochoa Guzmán, director de LA Network; dialogaron sobre los desafíos tanto de migrantes como de población vulnerable de la región.
“Esta es una conversación supremamente clave de cara a lo que viene para el futuro del mundo, la resiliencia urbana y la resiliencia a partir de esta pandemia por COVID-19”, señaló el director de La Network al iniciar el conversatorio que contó con los comentarios de Eunice Rendón, de Agenda Migrante.
Justamente sobre la población migrante, Medina expuso que, en la actualidad, en medio de la pandemia, es imprescindible enriquecer una nueva ética en torno al cuidado de la población migrante, especialmente la que está de paso, por sus vulnerabilidades y que requiere de que se asuma una responsabilidad pública y comunitaria mayor con esta población que incluye niños, mujeres y adultos mayores.
Por su parte, el Director de ONU Habitat México, Eduardo López Moreno criticó abiertamente el modelo urbano basado en las ganancias económicas y en la vulneración de los derechos humanos, un modelo debilitante de los ecosistemas.
“En los últimos 20 años el 75 % de las ciudades del mundo crecieron más desiguales, incluso en los países más igualitarios, esto significa que más de mil o 1.200 millones de personas tuvieron menos acceso a oportunidades, a recursos, a ingresos, a salud”. El experto destacó la crisis como un fenómeno netamente urbano (el 90 % de los casos de coronavirus está en las ciudades) sin que, por ello, no advirtiera que, en una oleada futura, las zonas rurales no pudiesen verse fuertemente afectadas.
En el caso urbano y como especialista en asentamientos informales, López Moreno no ocultó la grave situación generada por la pandemia en las poblaciones de estos territorios quienes justamente son afectados por la carencia de vivienda sana, de condiciones aptas de saneamiento, fragilidades de movilidad y la apremiante necesidad de trabajar en labores que plantean contactos estrechos con otras personas. “esto lleva a entender nuevas formas de resiliencia, nos han dicho muchas veces que hay que ‘construir mejor’ y no es fácil en estas nuevas condiciones de normalidad”, advirtió.
Con énfasis en la región lagunera que preside, Julián Mejía, quien se concentró en insistir en la necesidad no solo de evidenciar en su país las carencias en infraestructura de servicios públicos y acceso al agua, así como en el sistema de salud, sino en la generación de “políticas y sistemas de coordinación que puedan ayudar a hacer frente a este tipo de contingencias”.
El activista puso el dedo en la llaga al puntualizar la necesidad de desarrollar políticas claras para el ordenamiento territorial en su país -problema común en la mayoría de los países latinoamericanos- y de planeación, de metropolización.
“Si tomamos en cuenta que 6 de cada 10 mexicanos viven en zonas metropolitanas y que el 75 % del Producto Interno Bruto del país se genera dentro de las zonas metropolitanas, resulta evidente que hay que concentrar los esfuerzos en pro de estos núcleos poblacionales para tratar de encontrar soluciones y tener un mayor grado de impacto”.
En otra perspectiva, uno de los aspectos clave para la resiliencia urbana, indicó el Director de LA Network, Waldir Ochoa, será el uso de la tecnología y su valor actual en medio de la pandemia, aspecto al que se refirió la española Pilar Conesa quien desnudó las dos caras de la moneda.
“Me gustaría hablar de tecnología e innovación porque pongo un ejemplo de cómo utilizamos los datos para identificar a posibles contagios pero que esto tiene también otra derivada que es el tema de la protección de datos, en esto hay posiciones distintas”, indicó Conesa para referirse a que se debe transitar con prudencia en estos dos espectros del uso de la tecnología, el positivo que permite implementar la telemedicina o la incorporación de robots para ayudar en labores médicas pero también el uso negativo de esta con vulneraciones a la privacidad de datos, por ejemplo.
Finalmente, los panelistas destacaron la importancia de la acción ciudadana en la resolución de los problemas estructurales planteados en la etapa de resiliencia, en la incidencia de la toma de decisiones para la inversión de los recursos públicos en tiempos de recortes presupuestales, en la defensa de los derechos humanos y también en una actitud responsable frente a la relación con la naturaleza y la economía.
“Para mí una lección de la pandemia en España es una ciudadanía involucrada para gestionar toda la fase de incertidumbre que hubo, eso ha dado una fuerza a la ciudadanía de sentirse potente y de sentirse parte de la sociedad”, explicó Conesa.