Así lo manifestó la profesora Dolors Armenteras Pascual, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), única colombiana en el equipo de 150 expertos del mundo que alertan sobre el declive de la biodiversidad del planeta y la necesidad de actuar ahora.
La docente, quien participó en la elaboración del “Informe sobre la evaluación global del estado de la naturaleza”, considera que “la pérdida de biodiversidad no es solo un tema ambiental sino también económico y social”.
El Informe forma parte de las iniciativas adelantadas por la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés), cuya séptima reunión anual se celebra del 29 de abril al 4 de mayo en la sede de la Unesco en París.
En el evento internacional representantes de 132 Gobiernos recibirán la nueva síntesis global definitiva del estado de la naturaleza, los ecosistemas y las contribuciones de esta a las personas.
La profesora Armenteras señala que, en este informe, por primera vez, realmente se une lo ambiental con lo económico y lo social, para que estos factores no se traten por separado, porque esta es una crisis socioecosistémica y socioambiental”.
Este es el primer reporte de este tipo que se hace desde la publicación en 2005 de la “Evaluación de los ecosistemas del milenio”, en el que también participó la profesora Armenteras, magíster en Conservación Forestal, doctora en Geografía y directora del grupo de investigación en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod) de la U.N.
“Mostrar la crisis es importante, pero algunos de los escenarios y futuros posibles del planeta hablan de sostenibilidad; hay acciones posibles que se pueden adelantar para lograr sostenibilidad”, comenta la docente.
Agrega que el Informe es una primera evaluación mundial que aportará resultados científicos, mensajes importantes y recomendaciones para trazar mejores políticas.
Una de las conclusiones importantes del reporte –que se discutirá, finalizará y considerará para su aprobación en la séptima sesión de la plenaria de IPBES– es que definitivamente existe una emergencia mundial sobre la que se debe actuar, asegura la docente Armenteras.
Se trata de un problema que además es intra e intergeneracional: “es para las próximas generaciones que se debe pensar en estos temas; que no hay muchas posibilidades si no se actúa; que las poblaciones más pobres de hoy y las generaciones futuras son las más vulnerables, y que la pérdida de biodiversidad tiene consecuencias en las personas”, sostiene.
Con esa visión social del problema, entre los 150 expertos de 50 países se equilibró la representación de las ciencias naturales y sociales, además de las contribuciones adicionales de otros 250 expertos que trabajaron con IPBES para ayudar a que se tomen acciones que detengan la pérdida de biodiversidad en la próxima década.
Escenarios prometedores
La participación de la profesora Armenteras se dio específicamente en el capítulo 5 del Informe, dedicado a la búsqueda de escenarios y caminos hacia un futuro sostenible.
Los expertos involucrados en este capítulo se encargaron de buscar dichos escenarios e identificar qué se necesita para llegar a ellos. Los temas abordados fueron: el desafío de alimentar a la humanidad sin degradar el planeta; mantener el bienestar de la población mientras se restaura la biodiversidad; conservar agua dulce disponible para la naturaleza y para la humanidad; armonizar la consecución de alimentos con la protección de la biodiversidad en el mar y los océanos, y sostener las ciudades a la par de los ecosistemas rurales que las sustentan.
“Esos enfoques nos llevaron analizar y encontrar soluciones y propuestas de política mundiales para cada una, un proceso del que resultó una propuesta de ocho puntos que pueden apalancar el cambio de mentalidad necesario para revertir los efectos negativos que están llevando a que la biodiversidad desaparezca”.
Los puntos son: 1) reconocer las diferentes visiones que hay en el mundo acerca de la buena calidad de vida, 2) reducir el consumo y el desperdicio, 3) pensar en los valores a través de las organizaciones colectivas, como por ejemplo las protestas de los jóvenes para cambiar el futuro del planeta, 4) reducir inequidades, 5) practicar justicia e inclusión en la conservación, 6) garantizar una inversión responsable en tecnología, innovación e investigación, 7) promover la educación y transmisión de conocimiento, y 8) internalizar externalidades del mercado y telecoupling.
Este último término está relacionado con los agentes, los flujos de oferta y demanda globales y sus causas y efectos, el impacto en los procesos de producción. Un ejemplo es el caso del aumento de la demanda de soya en China, que desencadenó una mayor producción de la leguminosa en Brasil, a causa de un proceso de deforestación.
El nuevo marco conceptual de investigación les permite a los científicos naturales y sociales de diversas disciplinas comprender y generar información para gestionar cómo pueden los seres humanos y la naturaleza coexistir de manera sostenible.
Agencia de Noticias UN