Según la Universidad Nacional de Colombia, las prácticas y conceptos de la permacultura vienen ganando más y más espacio en este país
Hasta hace pocos años los tres grandes de Latinoamérica Brasil, México y Argentina eran los líderes y promotores de la Permacultura, pero ahora en Colombia se está dando un constante impulso a esta práctica que viene generando proyectos tanto colectivos como individuales con base en ella y generando por primera vez en el país, el respaldo de la academia, específicamente la Universidad Nacional de Colombia, la número en investigación.
“Recientemente en Colombia ha tomado más fuerza: somos uno de los pocos países donde una universidad pública tiene un curso de extensión, cada vez más la academia se acerca y antes no lo hacía”, indica el Ingeniero Agrónomo, Julián Ernesto Ramírez, líder del curso y permacultor.
Explica el experto que se vienen realizando una serie de proyectos que a la gente le llaman mucho la atención. Algunos de ellos llevan a encuentros de convergencia de permacultores que se animan a verse para ver cómo tejer posibilidades de trabajo colaborativo en permacultura y ciudadanía sostenible.
Uno de esos proyectos es Villa Mahia, en el departamento de Cundinamarca, donde con 15 unidades de vivienda (fue un rentable proyecto inmobiliario que registraron las mejores publicaciones económicas e inmobiliarias), en los que se aplicaron todos los criterios de la Permacultura, se demostró el desarrollo del concepto en el país.
Según Ramírez Caballero, Colombia tiene una fortaleza especial en el ‘pétalo’ de la Permacultura relacionado con la bioconstrucción que se ha desarrollado especialmente entre personas de clase media y con organizaciones de base como las afrocolombianas o las indígenas que aplican prácticas de construcción -y agricultura- tradicional que “podrían ser consideradas permaculturales”.
El desarrollo de la permacultura en Colombia avanza gracias a la unión de ciudadanos que buscan un estilo de vida sostenible, de una ciudadanía activa, de hecho ya hay una Red Colombiana que fomenta distintas actividades en torno a los conceptos de sus creadores Mollison y Holmgren.
“Siento que todavía es una cosas de ciudadanos”, dice Ramírez Caballero quien destaca que esa no es una perspectiva negativa sino un valor, en el que se demuestra que la ciudadanía sostenible alcanza logros cuando gestiona con interés, en este caso una vida sostenible hasta en el aspecto económico.
Por otra parte, la Permacultura no se limita a los entornos rurales y su papel en la Nueva Agenda Urbana, es muy valiosa ya que encaja perfectamente con la declaración en la que la ONU indica que “Promoveremos la coordinación de políticas sostenibles de seguridad alimentaria y agricultura en las zonas urbanas”.
En ese sentido, el ingeniero agrónomo Ramírez piensa que “hay mucho por hacer en las ciudades”.
Indica que hay limitantes en la agricultura (espacios y condiciones) pero que se están vinculando en su curso experiencias con energías alternativas por ejemplo como la solar y la eólica; también reflexiones en torno al consumo; la aplicación de técnicas de compostaje y reciclaje de residuos sólidos. “También en las ciudades se promueve lo educativo, las organizaciones de ciudadanos que, a través de la permacultura, se juntan para construir ciudadanía”.