#LaCalleEsNuestra, mujeres por una ciudad sin abusos

#LaCalleEsNuestra, mujeres por una ciudad sin abusos

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LA Network
10 septiembre, 2019 - Ética Ciudadana

Según ONU Mujeres Colombia, el 60 % de las mujeres percibe a Medellín como una ciudad insegura para ellas y al 50 % le genera temor los parques y espacios públicos.

#LaCalleEsNuestra, mujeres por una ciudad sin abusos
Un estudio realizado en 2012 evidenció que, en Perú, siete de cada 10 mujeres habían sufrido de acoso sexual callejero .

Los datos de ONU Mujeres son contundentes: siete de cada 10 mujeres temen ser violentadas en la calle y el 30,2 % de las mujeres jóvenes son acosadas incluso en la esquina de su casa. Las calles son, en su mayoría, agresivas para las mujeres, por lo que un grupo de ellas, en Medellín (Colombia), alzó su voz para decir #LaCalleEsNuestra.

“#LaCalleEsNuestra es un colectivo de mujeres que busca visibilizar los hechos de violencia de género en el espacio público y movilizar a la ciudadanía y a las autoridades competentes por la defensa de los derechos, destacaron sus integrantes en diálogo con LA Network.

Sobre sus orígenes y la motivación para promover este colectivo, aseguran que “cada día, las integrantes de #LaCalleEsNuestra recibimos noticias de violencia contra las mujeres en el espacio público. Nos juntamos y nos dimos cuenta de que no eran casos aislados ni historias sueltas; se trata de un fenómeno sistemático; por eso, estamos hartas de escuchar siempre la misma historia y creemos que es hora de dejar de ser espectadoras pasivas y movilizar el cambio”, señalan.

Y es que muchas ciudades de Latinoamérica se han movilizado con estrategias y campañas que buscan hacer la ciudad más segura para las mujeres. En uno de los casos más recientes, Montevideo anunció su plan de acción “Montevideo libre de acoso sexual en los espacios públicos”, un trabajo que profundiza el tercer plan de igualdad de la capital uruguaya, una urbe en la que el 84,5 % de las mujeres entre 18 y 44 años vivieron acoso sexual en los espacios públicos al menos una vez en su vida.

“Según ONU Mujeres Colombia, el 60 % de las mujeres percibimos a Medellín como una ciudad insegura para nosotras y al 50 % nos generan temor los parques y espacios públicos. En 2018 Medicina Legal reportó 2 795 casos de exámenes médico-legales por presunto delito sexual en Antioquia”, explica el grupo de activistas.

“Tenemos la Ley 1257 de 2008 que busca sensibilizar, prevenir y sancionar la violencia y la discriminación contra las mujeres. Sin embargo, hay una brecha en la implementación de esta norma. Las autoridades aún no asumen su responsabilidad y existen enormes retos para aplicarla”, agregan en relación con el papel de la oficialidad en la erradicación del abuso contra las mujeres.

#LaCalleEsNuestra, mujeres por una ciudad sin abusos
Según ONU Mujeres Colombia, el 60 % de las mujeres percibe a Medellín como una ciudad insegura para ellas y al 50 % le genera temor los parques y espacios públicos.

Latinoamérica, una región insegura para las mujeres

Un estudio realizado en 2012 evidenció que, en Perú, siete de cada 10 mujeres habían sufrido de acoso sexual callejero y que además en Lima Metropolitana, nueve de cada 10 mujeres padecieron esa violencia, cifras similares a las regionales entregadas por ONU Mujeres en 2018.

Allí, en este país andino, las cifras permitieron el nacimiento del colectivo y hoy organización civil ‘Paremos el acoso callejero’, quienes a través de una investigación evidenciaron que lo de Lima era un problema cultural, social y que era un tipo de violencia. En ese momento la socióloga Elizabeth Vallejo fue la primera persona que denominó estas prácticas como acoso sexual callejero porque antes era entendido simplemente como “piropo”.

“Medellín está, afortunadamente, llena de iniciativas ciudadanas que llevan años trabajando por los derechos de las mujeres. Hacer públicas nuestras intenciones nos ha permitido conectarnos con muchas de ellas y ratificar que juntas somos más fuertes (…) La violencia contra las mujeres es un fenómeno mundial, en América Latina se manifiesta con particular fuerza. Estamos convencidas de que la respuesta también debe ser latinoamericana y que la lucha nos convoca a todas y a todos en el continente”, remarcan.

Citando otras referencias en la región, la ciudad de Quito se ha convertido en los últimos años en ejemplo en relación con el trabajo contra el acoso. Es así como su iniciativa “Bájale al Acoso” ha sido reconocida a nivel nacional e internacional como una buena práctica mundial, por organismos como Pacto Global, el BID y CAF.

#LaCalleEsNuestra, mujeres por una ciudad sin abusos
#LaCalleEsNuestra es un colectivo de mujeres que busca visibilizar los hechos de violencia de género en el espacio público y movilizar a la ciudadanía

El transporte, un espacio de la ciudad que exige respeto

Sobre sus avances como colectivo, las integrantes de #LaCalleEsNuestra afirman que lo más importante ha sido “volver a poner el tema en la agenda, revelar la magnitud de la situación más allá de los casos puntuales. Nuestro mensaje ha resonado en muchas mujeres y hombres. Es un buen punto de partida para lo que queremos lograr”, afirman.

Un espacio clave para garantizar el respeto a las mujeres es el transporte público. En este caso, la especialista de Género y Buenas Prácticas Globales en Transporte del Banco Mundial, Nato Kurshitashvili, destaca que el transporte inclusivo será fundamental para el empoderamiento de las mujeres y el desarrollo en general. Se pregunta, además, ¿Cómo pueden los Gobiernos combatir el acoso sexual en el transporte público sin segregar a los géneros?

“Queremos movilizarnos con frecuencia en lugares donde se presenten situaciones de violencia contra las mujeres, generar réplicas en otras ciudades del país e incidir en la toma de decisiones de las instituciones públicas corresponsables de atender la problemática”, destacan.

Pero ¿qué hace agresiva a la sociedad contra las mujeres? ¿Por qué tienen que ser ellas mismas las que se levanten y no hay protección colectiva para la mujer? “Históricamente las mujeres hemos estado subordinadas a los hombres y a sus deseos. Los estereotipos de género alimentan esta visión del mundo y generan violencia. Esta puede manifestarse de muchas maneras”, afirman las activistas.

“Estas situaciones están naturalizadas y se arraigan en la cultura reproduciendo ciclos de violencia. Nos levantamos porque estamos hartas de ver cómo nos matan, nos violan, nos agreden y no pasa nada. Las mujeres hablamos porque nadie lo hará por nosotras”.