Las ciudades del Sur Global están más expuestas al calor extremo porque carecen de espacios verdes que ayuden a su enfriamiento, según muestra una nueva investigación.
Un estudio internacional encontró que las ciudades del Sur Global –que incluye África, América Latina y gran parte de Asia– tienen solo el 70 % de la “capacidad de enfriamiento” que proporciona la vegetación urbana en el Norte Global.
Con el aumento de las temperaturas, combinado con los efectos de “isla de calor” que hacen que las ciudades sean más calientes que las áreas rurales, las enfermedades y muertes relacionadas con el calor en las ciudades son cada vez más comunes.
La investigación, dirigida por un equipo internacional que incluye las universidades de Nanjing (China), Exeter (Inglaterra), Aarhus (Dinamarca) y Carolina del Norte (Estados Unidos), concluye que existe un “enorme potencial” para mejorar el enfriamiento urbano en el Sur Global y reducir la desigualdad.
“La vegetación urbana es una forma muy eficaz de abordar los efectos, que pueden ser fatales, del calor y la humedad extremos”, afirmó el profesor Tim Lenton, del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter (Inglaterra).
“En la actualidad, las personas que mueren debido al cambio climático suelen vivir en los barrios marginales de las ciudades del Sur Global, por ejemplo, en las zonas más cálidas de la India. Nuestro análisis sugiere que los espacios verdes pueden enfriar la temperatura de la superficie de una ciudad promedio en unos 3 °C durante las estaciones cálidas, una diferencia vital durante el calor extremo”, explica el investigador.
El efecto refrescante de los espacios verdes urbanos, especialmente los bosques urbanos, es causado por el sombreado y el enfriamiento transpiratorio (evaporación del agua).
El nuevo estudio utilizó datos satelitales de las 500 ciudades más grandes del mundo para evaluar la “capacidad de enfriamiento”, es decir, hasta qué punto los espacios verdes urbanos enfrían las temperaturas de la superficie de una ciudad.
Las diez ciudades con mayor capacidad de refrigeración se encuentran en Estados Unidos: Charlotte y Raleigh-Durham ocupan el primer lugar, seguidas de Kansas y Baltimore.
Mogadiscio (Somalia) es la ciudad con menor capacidad de refrigeración, seguida de Saná (Yemen) y Rosario (Argentina). Chicago es la cuarta ciudad con menor capacidad de refrigeración, la única ciudad estadounidense de la lista con capacidad de refrigeración por debajo de 1 °C.
Otras ciudades latinoamericanas frágiles y con menor capacidad de refrigeración son: Valencia (Venezuela), Tijuana (México), Chihuahua (México), Maracaibo (Venezuela), Tegucigalpa (Honduras), Barquisimeto (Venezuela), Montevideo (Uruguay), Santiago (Chile) y Bogotá (Colombia).
Un estudio anterior concluyó que las políticas climáticas actuales dejarán a más de una quinta parte de la humanidad expuesta a temperaturas peligrosamente altas para el año 2100, y que las mayores poblaciones en riesgo se encontrarán en India y Nigeria.
El nuevo estudio evaluó la densidad de población y la ubicación para estimar el “beneficio de refrigeración” que recibe el ciudadano promedio, ya que las áreas verdes a menudo se encuentran en las partes más ricas de una ciudad.
El profesor Chi Xu, de la Universidad de Nanjing (China), aseguró que “así como las ciudades del Sur Global se quedan atrás en términos de capacidad de refrigeración, el beneficio de refrigeración para un residente promedio es de 2,2 °C, en comparación con los 3,4 °C para un habitante de una ciudad del Norte Global.
“Las diferencias se deben principalmente a la cantidad de vegetación, pero la eficiencia de la refrigeración también es mejor en el Norte global, posiblemente debido a la gestión de los espacios verdes y las diferentes especies de árboles”.
El profesor Jens-Christian Svenning, del Centro de Dinámica Ecológica en una Nueva Biosfera (ECONOVO) de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), afirmó que “la buena noticia es que esta solución de enfriamiento basada en la naturaleza se puede mejorar sustancialmente en todo el Sur Global, ayudando a abordar el estrés térmico futuro para miles de millones de personas”.
Mientras tanto, el profesor Rob Dunn, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, añadió que “no será fácil reverdecer las ciudades. Puede resultar costoso a corto plazo, pero será fundamental para que las ciudades sean habitables en el futuro inmediato. También será fundamental trabajar para evitar la pérdida de espacios verdes en aquellas ciudades que los tienen, o al menos que tienen un poco. Los cambios podrían incluir espacios verdes a nivel del suelo y jardines verticales y en azoteas, o incluso bosques, para ayudar a proteger a los habitantes de la ciudad del calor extremo”.
Pueden consultar el informe completo aquí: “La infraestructura verde proporciona un enfriamiento urbano sustancial pero desigual a nivel mundial”.