Las mujeres en América Latina todos los días se exponen a riesgos cuando se movilizan en el transporte público. Algunas ciudades buscan soluciones para contrarrestar este fenómeno. Plataformas web y aplicativos para taxis con conductoras femeninas se posicionan en urbes argentinas y mexicanas ante peligro de agresiones en este servicio.
Las mujeres latinoamericanas padecen de un inminente riesgo al usar los servicios de transporte público ya sea en taxis, buses o incluso los atestados servicios de metro en las ciudades donde los hay.
Peor aún, en un estudio publicado esta semana por la británica Fundación Thomson Reuters, Lima y Ciudad de México se erigieron como la quinta y sexta megaciudades (aquellas con más de 10 millones de habitantes) más peligrosas del mundo para las mujeres. En consecuencia, las capitales peruana y mexicana son las ciudades más violentas de Latinoamérica para el género femenino.
El estudio ‘Las megaciudades más peligrosas del mundo para las mujeres 2017’ abordó cuatro líneas de trabajo: violencia sexual, acceso a salud, prácticas culturales y oportunidades económicas. Si bien en el aspecto de violencia sexual Lima no sacó la peor calificación (como sí sucedió en acceso a salud y oportunidades económicas) esto refrenda el riesgo para las limeñas en uno de los puntos más vulnerables, el acceso al transporte. No es casualidad que la imagen de la presentación de los resultados sean las mujeres peruanas en un bus.
Por su parte, Ciudad de México, en una calificación de 1 a 19, siendo 1 lo peor y 19 lo mejor, obtuvo un puntaje de 4 en el aspecto de violencia sexual de la que muchos casos se dan en el contexto u oportunidad del transporte público y privado.
Las cifras mexicanas son alarmantes: el 50% de las mujeres que acceden al transporte público han sido acosadas, así lo reporta el informe de ONU Mujeres, El Instituto de las Mujeres y El Colegio de México entregado en agosto. En total, durante 2016 fueron asesinadas en esta megaciudad de 21 millones de habitantes, 148 mujeres.
“Un señalamiento expresado de manera recurrente es que el servicio brindado en rutas de microbuses y taxis es deficiente en cantidad y calidad, y que existe una falta de atención por parte de la autoridad pública con respecto a este tema. Esto convierte a dichos servicios en espacios de alta vulnerabilidad para las mujeres”, indica el informe que además señala que la incidencia del taxi en las violaciones aunque no es el que se esperaría, sí está en cifra positiva: 0.22%
De hecho, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo presentado el año anterior y realizado en las ciudades de Lima y Asunción indica lo crítico de la situación que afecta el acceso de las mujeres a condiciones equitativas para trabajar, estudiar, avanzar en su desarrollo y esto incluye que, además de ser víctimas de delitos que van desde los abusos sexuales hasta el feminicidio; deben asumir incluso mayores costos de transporte.
“Algunos números sobresalientes señalan que el 78% de las mujeres que usan habitualmente el transporte público en Lima y el 24% de las usuarias en Asunción fueron víctimas o presenciaron un delito en el transporte en los últimos 12 meses y que las ofensas sexuales representan un problema presente en la vida cotidiana de las mujeres”, indicó el estudio ‘El transporte público desde una perspectiva de género. Percepción de inseguridad y victimización en Asunción y Lima’.
Llama la atención además que la misma Fundación Thomson Reuters en su informe 2014 ya ubicara a Ciudad de México, Bogotá y Lima como las tres megaciudades donde más se acosaba a las mujeres en el transporte público.
Y uno de los escenarios más riesgosos para las mujeres en la región como ya se mencionó, es el de los taxis. Así lo afirma María Eva Junco, taxista argentina con 10 años de experiencia y creadora de la aplicación She Taxi con la que se garantiza la seguridad de las pasajeras gracias a que el servicio de taxi es prestado por conductoras.
“Esto se lo atribuyo a ciertos hombres, claro no todos, pero que en los taxis ellos establecen un entorno de poder en un habitáculo que es un taxi. En la noche o muy en la mañana ese escenario deja a las chicas vulnerables”, indicó Junco que se decidió a crear la App en la ciudad de Rosario luego de escuchar por años las historias de agresión, abuso y acoso que le relataban sus pasajeras.
Entre esas historias estaban y están los denominadores comunes de taxistas que bloquean las puertas del taxi, que desvían su ruta a lugares oscuros, del uso de alucinógenos para drogar a sus pasajeras y claro, las violaciones y asesinatos.
“Esto surgió para decir basta a las cosas que las pasajeras y uno mismo ha vivido, sumándole a esto lo que se sabe a través de la noticias, la violencia machista en casi todos los ámbitos, más que nada el hecho de que en Argentina ocurre un feminicidio cada 18 horas y eso es alarmante”, advirtió Junco.
Y no le falta razón. Tan solo en la ciudad mexicana de Puebla hasta el mes anterior los registros señalan entre 60 y 90 feminicidios, muchos de los cuales ocurren en el contexto del transporte como el de la joven Mara Castilla de 19 años quien apareció asesinada tras abordar un vehículo solicitado por la aplicación Cabify, un ejemplo muy cercano a lo que ocurre con los taxis y sus pasajeras en ciudades latinoamericanas e incluso en los transportes masivos: en Bogotá, tan solo en los tres primeros meses de este 2017 cerca de 30 hombres fueron detenidos por acoso y abuso sexual en el sistema de buses BRT de la ciudad colombiana.
De hecho son múltiples y ya famosas las iniciativas para segmentar a las mujeres de los hombres en los transportes públicos masivos en la región y el mundo. “La principal respuesta institucional implementada para hacer frente al problema de la victimización e inseguridad de las mujeres en el sistema de transporte público ha sido evitar el hacinamiento en los medios de transporte masivos mediante la disposición de vagones, rutas y horarios exclusivos para mujeres. Este esquema de transporte solo para mujeres se ha adoptado en distintos países. Más específicamente, el tren ‘Ladies Special’ se introdujo en el sistema de ferrocarril suburbano de Mumbai ya en 1992”, indica el estudio del BID antes señalado. En el caso de Ciudad de México, el gobierno de la ciudad adicionalmente creó la plataforma web denominada Vive Segura para prevenir y atender la violencia que victimiza a mujeres y niñas en la megalópolis. A través de la plataforma se puede reportar en línea situaciones de acoso o de violencia sexual en el espacio público o en el transporte público.
Caso similar es el de María Eva Junco, quien se motivó a crear She Taxi no solo por las experiencias propias sino las de sus familiares mujeres. “Tengo 44 años y sobrinas a las que veo cómo se privan de hacer cosas como salir a andar en bicicleta sin importar la hora, como la libertad que yo tenía antes. Hoy las chicas tienen que implementar sistemas de seguridad desde el momento que salen hasta cuando regresan a su casa”, dice la taxista que no solo justifica su creación por lo que sucede en su ciudad, en su país y América Latina, sino “en el mundo entero”.
She Taxi fe puesta al aire en diciembre de 2016 y ya cuenta con cerca de 70 conductoras y 18.000 solicitudes de usuarias para movilizarse de manera segura y tranquila gracias a esta aplicación que este año llegó al ciudad de Mendoza y se espera que llegue a Córdoba próximamente aunque ella indique que su creación no “debería existir” pues denota lo grave de la situación de seguridad de las mujeres, de la equidad de género en el contexto latinoamericano, lo que hace a la aplicación necesaria.
Sin embargo, los resultados son positivos y las mismas usuarias han manifestado su agradecimiento a esta iniciativa surgida desde la ciudadanía y que de alguna manera se erige como un llamado de atención a las autoridades, aunque Junco no haya pensado en ello sino hasta ahora “en la distancia”. “Ese es el mensaje contundente para los tomadores de decisiones y generadores de políticas públicas para que mitiguen estas situaciones que están desbordadas”.
Según Junco una de las causas de estas dinámicas es que la sociedad ha vuelto paisaje comportamientos machistas que no son valorados como acoso y que finalmente crea situaciones más graves.
Sin embargo, con la aplicación, las mujeres rosarinas ya empiezan a agradecer la confianza y tranquilidad generada con esta solución que además tiene la posibilidad de generar un chat desde que se solicita el servicio y hasta cinco minutos después de concluido y a través del cual las pasajeras pueden comunicarse permanentemente y reportar así las condiciones en las que se moviliza.
“Una de las anécdotas que más recuerdo es la de una chica que cuando apareció la App me contó que ‘She Taxi vino a salvarme la vida’ y era que ella pedía un servicio a través de Easy Taxi para el trabajo y siempre le aparecía el mismo taxista y luego él empezó a acosarla, la esperaba a la salida del trabajo”, relató Junco.
Laudrive, la App mexicana
Como respuesta a la misma situación y contexto de violencia en los servicios públicos de transporte que se vive en México, surgió también Laudrive que en menos de un mes creció en un 600% tras el asesinato de la joven Castilla en la ciudad de Puebla.
El denominado “Transporte de mujeres para mujeres” y su aplicación llegó en pocos días a 75.000 descargas según la prensa mexicana y que ya cuenta entre sus conductoras a 850 mujeres que, como cuenta Junco desde Rosario, también ven en la conducción de taxi o de servicios privados de transporte como Laudrive, una alternativa de trabajo que empodera a las mujeres, muchas de ellas cabeza o jefes de hogar a las que una opción laboral de este tipo no solo les permiten cumplir con sus compromisos con sus hijos o personales, sino promover la equidad de género en un trabajo tradicionalmente asumido por hombres.
Incluso de Ciudad de México donde opera la aplicación Laudrive, muchas de las conductoras de Uber y Cabify están migrando a esta nueva modalidad que garantiza el servicio prestado por mujeres.
Por su parte, Junco espera que She Taxi avance en las ciudades argentinas y desde allí llevar la aplicación a cualquier ciudad latinoamericana donde las taxistas estén empoderándose, buscando la igualdad de género y también en la que las mujeres se sientan en riesgo en las distintas modalidades de transporte.