El Director Regional para América Latina de C40 dialogó con LA Network sobre los retos de las ciudades latinoamericanas frente al cambio climático.
Manuel Felipe Olivera es un colombiano que goza de gran reputación en el universo de instituciones globales que trabajan por reducir los efectos del cambio climático. Fue Director del desaparecido Departamento Administrativo de Medio Ambiente DAMA, hoy Secretaría Distrital de Ambiente de Bogotá. También ha sido consultor del Banco Interamericano de Desarrollo BID, del Banco Mundial, de la Fundación Mundial para la Conservación de la Vida Salvaje (WWF) y Director en Colombia de la Clinton Climate Initiative (CCI).
Entre sus tareas en favor de la sostenibilidad ambiental, Manuel también se ha destacado por el apoyo a proyectos dirigidos a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo la captura de metano en rellenos sanitarios, el mejoramiento de la calidad del combustible diésel y la implementación del Programa Piloto de Autobuses Eléctricos Híbridos en América Latina.
Olivera es hoy el Director Regional para América Latina del Grupo de Ciudades Globales C40, cuya cumbre acaba de celebrarse en la Ciudad de México. Desde allí está apoyando a las ciudades de la región a priorizar las políticas relacionadas con la protección del medio ambiente y los desafíos frente al cambio climático. LA Network conversó con él, para conocer lo que viene para la región con los compromisos adquiridos por las partes en la cumbre de C40 y los retos que aún tiene Latinoamérica para luchar contra el cambio climático.
En este momento hay 11 ciudades latinoamericanas en C40, en esta cumbre ingresó también Medellín, ya son 12. ¿Cómo observa el compromiso de Latinoamérica contra el cambio climático?
Así es, Latinoamérica lidera dentro de las 87 ciudades en este momento en C40, más unas que se van a unir el día de hoy, el trabajo en cambio climático frente a otras regiones; tenemos unas ciudades muy activas con miles de acciones, inversiones muy grandes y necesidades de recursos también, y por supuesto unos altos niveles de riesgo frente al cambio climático. Están haciendo la tarea así su aporte en emisiones sea bajo.
Y ¿cómo pretender tener más ciudades de Latinoamérica dentro de la red, qué se tiene que hacer?
La verdad es que tenemos un grupo relativamente cerrado, tenemos un plan de expansión que lo dicta y lo aprueba el consejo directivo, que está conformado por alcaldes y nos va orientando la forma cómo vamos incrementando el número de ciudades. Creemos que entre uno y dos años vamos a tener un total de unas 15 o 16 ciudades en América Latina, y va a seguir creciendo en Asia, principalmente, porque es allí donde se concentra la mayor parte de la población, y del crecimiento poblacional y urbano.
Escuchábamos a la presidenta de C40, Anne Hidalgo, que uno de los temas clave para las ciudades es la financiación para acometer proyectos que contrarresten el cambio climático, también lo es para América Latina y sobre todo en una coyuntura de desaceleración económica, ¿cómo enfrentar esta dificultad?
Como cualquier otro tema, las cosas se tienen que seguir haciendo, los alcaldes tienen que seguir trabajando, la población tiene que seguir haciendo su tarea y por supuesto hay retos. Lo más importante es que la mayor parte de las inversiones, si no todas las inversiones que se hacen en las ciudades, tienen algún impacto mayor o menor en relación con la lucha contra el cambio climático, entonces lo más importante dada la escasez de recursos es priorizar adecuadamente la inversión, de tal manera que se tenga el máximo impacto en reducción de riesgos.
Tenemos en América Latina situaciones complejas como por ejemplo, la contaminación del aire en ciudades como Lima, Medellín, Santiago, Ciudad de México. ¿Cómo ve ese panorama en términos de contaminación ambiental, que es uno de los focos por los que trabaja C40?
Cerca del 70% de las emisiones con gases efecto invernadero en América Latina provienen del transporte tanto público como privado, y ese es un proceso que va a ser objeto de una transformación intensa por dos razones: la primera, porque simplemente no caben más carros y no tiene ningún sentido pensar que en una ciudad por compacta o densa que sea, las personas se van a seguir moviendo de manera individual en vehículos. Y la segunda, porque toda la movilidad va a ser eléctrica, punto; no hay discusión al respecto. Entonces, lo que las ciudades están haciendo y que ya lo está mostrando México, que tomó el liderazgo más allá de lo que estaba haciendo Bogotá, es empezar un proceso serio de electrificación del transporte en superficie y, por supuesto, está expandiendo el modelo de bicicletas. Bogotá va también a expandir el modelo de bicicletas a través de una autopista de bicicletas que va a atravesar toda la ciudad, con prioridad absoluta para las bicicletas frente a los vehículos y así sucesivamente todas las ciudades van a ir avanzando, porque van aprendiendo unas de otras.
¿Para usted cuáles son los principales retos para las ciudades latinoamericanas de cara a toda la visión de C40?
Bueno, resolver el tema de pobreza e inequidad, que es uno de los principales temas que hay allí, y eso está asociado también a cambio climático porque las personas que normalmente están más expuestas hoy o son más vulnerables a los problemas climáticos son las personas más pobres y eso hay que resolverlo, trabajarlo y elevar el nivel de participación ciudadana y de equidad, llevarlo a un punto que permita que toda la ciudadanía pueda tener participación y aprovechamiento de los espacios públicos, de los parques y demás, y no se privatice ese espacio público en función de vehículos individuales.
Hay ciudades en el mundo que ya resolvieron esos problemas de inequidad, de desigualdad y que se pueden enfocar en solucionar los temas ambientales, ¿cómo equilibrar la balanza en América Latina donde la prioridad debe ser el combate a la desigualdad?
Bueno, esa es una tarea que tienen los alcaldes, para eso los eligen.