Después de un merecido descanso, retomo mi columna semanal en LA Network, aprovecho la oportunidad para agradecer a esta plataforma la posibilidad de llegar a tantas personas en América Latina, especialmente en Colombia. He recibido mensajes de lectores de varios países por mi columna titulada “Cuando la muerte se convierte en tu marca ciudad”, algunos son un tanto agresivos tildándome de propagandista antichavista entre otros epítetos, otros me agradecen alarmados por compartir la información. A todos les digo, la inseguridad en Venezuela no es algo que se pueda ocultar, no es inducida por factores políticos, tampoco es una sensación producto de la manipulación. El reto que tenemos por delante los venezolanos es lograr cambiar este paradigma y transformar este desastre que hoy nos ocupa en un país productivo para todos sus ciudadanos.
A través de LA Network supe de la realización del Primer Encuentro+B de América Latina en Medellín, investigando los temas que fueron objeto de debate en esa experiencia encontré algo que me llamó profundamente la atención, la Economía Circular. Se trata de un nuevo modelo que busca revertir la premisa del modelo productivo actual fundamentado en “tomar, hacer, desechar”, por uno que sea “reparador y regenerativo”. Su objetivo es conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento, que el ciclo productivo valore hasta las últimas consecuencias de los materiales que comprenden el diseño y acabado final de cada producto y cómo pueden impactar en el ambiente.
Con toda seguridad muchos de ustedes se estarán preguntando qué tiene que hacer un humilde Concejal de Chacao (Caracas, Venezuela) con este novedoso concepto; pues bien, tienen razón en hacerlo, yo también me la hice. Después de leer durante varias horas pensé en cómo impactaría en la recolección de basura, o desechos sólidos como la llamamos ahora, si todas las empresas asumen este nuevo modelo productivo. Hoy la recolección de desechos en Venezuela es un servicio mucho más complejo de lo que resulta en el resto de los países, pero no pretendo agobiarlos con los motivos que dificultan dicha operación, lo cierto es que es costoso y muy poco amigable con el ambiente. En Venezuela no tenemos políticas nacionales de reciclaje, queda a discreción de las administraciones locales si se ejecutan o no programas de reciclaje. Finalmente, no existen los mecanismos suficientes para transformar materiales en cantidades que tengan un verdadero impacto en la disposición final de desechos.
Las administraciones locales debemos convertirnos en los principales promotores de estas iniciativas, más allá de cumplir con nuestro rol como autoridades que resguardan y protegen el ambiente, debemos promover prácticas que hagan de las ciudades lugares más amables con sus ciudadanos, con su entorno y sobre todo con su futuro. Podemos lograr cada día mejores técnicas para “limpiar” nuestras ciudades, pero debemos ser capaces de “ensuciarlas” cada vez menos y con desechos de “mayor calidad”.
Entiendo que el modelo propuesto en el concepto de la Economía Circular es bastante nuevo, lo que si no es para nada novedoso es la necesidad que tenemos todos de renovar nuestro compromiso con una sociedad que exige un mejor desempeño de los actores que hacemos vida en las ciudades, autoridades y ciudadanos, pero también empresas del sector productivo. Hagamos de la economía un circulo virtuoso que nos brinde calidad de vida en todos los sentidos.
Diego Scharifker
Concejal de Chacao
@DiegoSchariker