En un destacado esfuerzo colaborativo, múltiples organizaciones construyeron y presentaron su Decálogo para atender e invertir de manera ideal a más de 100 millones de habitantes que residen en viviendas y entornos precarios.
“Para ONU Habitat el Decálogo de Mejoramiento Integral de Barrios (MIB) se constituye en una especie de bien público regional ya que recoge un acuerdo entre una cantidad importante de instituciones, redes de trabajo en la que convergen actores del sector social, público y privado y se establece un acuerdo sobre lo fundamental para avanzar en una estrategia absolutamente necesaria para Latinoamérica”.
Así valoró para LA Network el director de ONU Habitat para América Latina y El Caribe, Elkin Velásquez, la presentación esta semana del Decálogo para Mejoramiento Integral de Barrios, una hoja de ruta para una región que “necesita atender con urgencia y gran sentido de focalización las dificultades de los barrios más vulnerables que es donde se concentra la población más pobre de la región”, recalcó el experto.
Luego de un proceso colaborativo que Velásquez calificó como todo un ejemplo, inspirador por demás para una región donde los procesos colaborativos, las sinergias, no son la constante; el Decálogo fue presentado la semana anterior ante la asamblea del Foro de Ministros y Autoridades Máximas de la Vivienda y el Urbanismo de América Latina y el Caribe (Minurvi), escenario que aborda los asuntos regionales sobre asentamientos humanos y desarrollo sustentable.
“La presentación en ese escenario fue un primer paso para convencer a las autoridades nacionales para catapultar un renovado plan de Mejoramiento Integral de Barrios con estos 10 puntos que son interdependientes. Para nosotros es claro que ya tenemos las herramientas, las prácticas, la experticia y la convicción pero ahora necesitamos imaginar colectivamente, generar una narrativa común, lograr la acción conjunta”, dijo Catalina Ortiz–Arciniegas, docente, e investigadora de la Unidad Bartlett de Planificación de Desarrollo (DPU, por sus siglas en inglés) de la University College London y una de las impulsoras del Decálogo.
Una hoja de ruta hacia la equidad, la sostenibilidad, el bienestar
El Decálogo aborda 10 puntos fundamentales resultado de una alianza intersectorial (organizaciones sociales, redes civiles, academia, Naciones Unidas), etc. para responder de manera eficaz, eficiente y creativa a los impactos de la pandemia que agravaron y agudizaron las condiciones de vulnerabilidad del 21% de la población de la región que vive en condiciones de precariedad; asunto que en el mundo afecta a 1.000 millones de personas que bien en barrios autoconstruidos.
Gobernanza Territorial, Política Pública, Provisión de Infraestructura, Planeación Territorial, Reconocimiento Político, Diversidad Social, Economías Solidarias, Diálogo de Saberes, Memoria Colectiva y Justicia Climática; son los puntos concebidos como la base de una defensa, un llamado, “para responder a las necesidades inmediatas y también para aportar a una recuperación postpandemia de largo plazo basada en el bienestar de la población, la concreción de sus derechos y el respeto del entorno”, señala el documento.
Para Ortiz, hoy más que nunca con la agudización de la inequidad -la estructural e histórica y la generada por la pandemia por covid-19-, se hace urgente pensar en estrategias más expeditas para consolidar una respuesta inmediata -y de largo plazo-, ante la crisis, en todos los sentidos. “Hoy entendemos que el 75% de la salud de las personas depende de los factores relacionados con el entorno”.
Por su parte y durante la presentación del Decálogo, la Socióloga, doctora en Ciencias Sociales, especialista en Estudios Urbanos, investigadora en vivienda y académica de la Universidad de Buenos Aires, Mercedes De Virgilio, destacó lo que para ella son dos objetivos fundamentales de este documento.
El primero es que el MIB y su importancia vuelvan, retornen a la agenda pública, más en la coyuntura actual y en segundo lugar, proveer y recordar a los gobiernos los lineamientos para la acción “que no pueden faltar en ninguna política regional de mejoramiento de barrios”.
Justamente en este sentido, en el de lo práctico y las acciones que se espera se emprendan desde los gobiernos como las gran cuota de la solución a un mundo urbano confrontado por sus debilidades e inequidades, que debe avanzar hacia la reducción de la pobreza y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); se manifestó Velásquez, quien recalcó que el Decálogo se construye en un momento en que la región “requiere más creatividad, eficiencia en la forma en que destina la inversión en políticas públicas. La aproximación territorial que promueve el decálogo del MIB abre la posibilidad en torno a territorios específicos, es decir a los barrios vulnerables, la convergencia de recursos y presupuestos orientados a políticas públicas sectoriales”.
Desde su punto de vista, como expresidenta de Habitat International Coalition (HIC) e integrante del secretariado de la Plataforma Global al Derecho a la Ciudad, Lorena Zárate advirtió que el Decálogo de MIB se constituye en una posibilidad de abordar las crisis actuales de manera integral como advertían ya Ortiz–Arciniegas y algunos de los expertos invitados a la presentación del documento.
“Las crisis y las afectaciones de vulnerabilidad a los derechos de las personas en los barrios populares están totalmente interconectadas y no podemos separar una crisis de salud pública de una crisis socioeconómica, de segregación espacial y territorial; de una crisis ambiental y esto se puso de manifiesto con la pandemia”.
Finalmente, Ortiz–Arciniegas señaló a LA Network que entre los próximos pasos a seguir en este propósito de incidencia en que se enmarca el Decálogo, sus creadores y promotores se enfocarán en profundizar los mecanismos de implementación de los puntos del decálogo.
Además de ello, “nos preparamos para participar en el Foro Regional de Vivienda liderado por el Urban Housing Practitioners Hub – UHPH (Centro de Profesionales de la Vivienda Urbana) a realizarse en el mes de mayo”, explicó la investigadora y académica colombiana radicada en Inglaterra y quien agregó que se realizará trabajo al interior de las organizaciones colaboradoras del Decálogo donde cada una de ellas discutirá y definirá con sus redes elementos para seguir alimentado el contenido e interpelar sus prioridades.
“Debemos trabajar todavía más para que el Decálogo se convierta en una prioridad regional para Latinoamérica en las escalas nacional, regional y local”, concluyó.