A pesar de un contexto internacional caracterizado por un mayor crecimiento de la economía mundial, la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe, cayó por tercer año consecutivo en 2017, según la CEPAL. Llama la atención el potencial de las inversiones en energías renovables.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó este jueves en Ciudad de México los resultados del informe La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2018, donde deja en evidencia cómo los recursos provenientes del exterior cayeron por tercer año consecutivo en 2017 y se quedaron en 161 673 millones de dólares, un 3,6 % menos que el año anterior, y un 20 % por debajo de lo recibido en 2011.
Mientras que en 2016 la gran mayoría de países de la región registraron caídas en las entradas de Inversión Extranjera Directa IED, en 2017 la IED subió en la mayoría de ellos. Sin embargo, las caídas que más incidieron en el resultado final ocurrieron en Brasil (en donde disminuyó un 9,7 %), en Chile (-48 %) y en menor medida en México (-8,8 %).
En contraste, las regiones que aportaron mayor crecimiento fueron Centroamérica donde la IED subió por octavo año consecutivo (hasta los 13 083 millones de dólares) y se destaca especialmente el aumento registrado en Panamá, que alcanzó los 6 066 millones de dólares, seguido de Costa Rica (2 997 millones). Las entradas se mantuvieron estables en Guatemala, Honduras y Nicaragua, pero subieron con fuerza en El Salvador.
También en el Caribe los flujos crecieron 20 % hasta los 5 835 millones de dólares, más la mitad de los cuales (60 %) se dirigieron a la República Dominicana. En estos países ha sido muy importante el aumento de las inversiones en el área turística, pero también han crecido en el sector de recursos naturales en Jamaica y Guyana.
A la pregunta de dónde proviene esa inversión extranjera hoy, por su origen, las principales fuentes en la región en 2017 fueron la Unión Europea (con el 42 %) y Estados Unidos (28 %), respectivamente. La prevalencia de Europa es particularmente evidente en América del Sur, mientras que Estados Unidos se mantiene como el principal inversor en México y Centroamérica.
A mediano plazo, la caída en la inversión extranjera en la región que se viene produciendo desde el año 2011 hasta ahora se ha concentrado casi exclusivamente en el sector de los recursos naturales, que disminuyeron un 63 %. Las entradas de IED en el sector de servicios cayeron un 11 % y en el sector de manufacturas aumentaron levemente.
Es por ello que el informe resalta que sectores como las energías renovables, telecomunicaciones y fabricación de automóviles son ejemplos de cómo la inversión extranjera puede contribuir a diversificar la estructura productiva, mejorar capacidades locales, crear empleo de calidad y generar encadenamientos con proveedores locales y regionales.
Por ejemplo, mientras en el mundo las inversiones extranjeras en energías renovables fueron cercanas al 11 % entre 2015 y 2017, en América Latina fueron del 16 %, destacandose los casos de Chile con un 36 % de inversiones extranjeras en este rubro y México con el 30 %.
Justamente, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, hizo un llamado a los gobiernos a incentivar la Inversión Extranjera Directa de calidad y compatible con el desarrollo sostenible, sobre todo para promover un cambio en la estructura productiva de los países que permita alcanzar la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según el documento, las tendencias globales también apuntan hacia la estabilidad y para el año 2018 no se prevé un cambio de escenario, con lo que las entradas de IED a la región permanecerán estables en torno al valor de 2017, con un margen de error del 2%.