No hay duda de que Leonardo da Vinci es uno de los hombres más brillantes de la historia. Y aunque la mayoría lo reconoce como artista, el florentino también se destacó como urbanista. En la siguiente galería fotográfica queremos mostrar esta faceta del genio descrita por la arquitecta Beatriz Solera Heredia.
Las ciudades del renacimiento cumplían unos objetivos básicos relacionados con la defensa, la seguridad y la salubridad. Eran, en general, ciudades amuralladas con trazado reticular o radio concéntricas. Da Vinci propuso un nuevo modelo llamado “Ciudad ideal”.
Su propuesta más ambiciosa la hizo para Milán. Al llegar allí encontró una ciudad medieval con ruido, basuras, olores nauseabundos, calles estrechas y tortuosas. Todo un desorden.
Propuso entonces ciudades satélites a Milán con varias novedades: primero, no son amuralladas, aunque sí elevadas sobre el terreno; deben ser de baja densidad; de planta cuadrada o rectangular; y el trazado interior es en retícula de calles paralelas y perpendiculares.
El modelo de ciudad tiene varios niveles: uno alto, de circulación exclusivamente peatonal, formado por vías abiertas y luminosas; y uno bajo, para circulación de animales y mercancías. Lógicamente los niveles tienen puntos de conexión.
Otra novedad es el tamaño de las calles. De calles estrechas se pasa a calles amplias que facilitan la ventilación e iluminación. Además, con espacios públicos que permitan la respiración de los habitantes de la ciudad.
Por último, bajo la cuadrícula que forma la ciudad corre una serie de canales con agua de los ríos cercanos y con una triple función: abastecimiento de agua para la gente, evacuación de las aguas residuales y transporte de personas y mercancías.
Estas propuestas no se materializaron, pero ponen de relieve lo revolucionario del modelo para la época. ¿Te suena familiar? Si quieres conocer la propuesta completa de da Vinci, aquí tienes el documento base de esta galería. http://oa.upm.es/49557/1/TFG_Solera_%20Heredia_Beatriz.pdf
