Los «pulmones verdes» que protegen nuestras ciudades

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LA Network
30 abril, 2017 - Ecología Urbana

El crecimiento urbano es posible no “contra” los espacios naturales, sino incluyéndolos como parte fundamental. Importantes ciudades en Latinoamérica y el mundo tienen parques, bosques, vías y otras áreas verdes estratégicas para el medioambiente y la recreación.

Bosques de Chapultepec – Ciudad de México

Cuando usted ve un partido de beisbolistas aficionados o cuando visita el Strawberry Fields para recordar a John Lennon, probablemente la admiración por la belleza del lugar no lo deja caer en la cuenta de que Central Park fue pensado en el siglo XIX como un enclave fundamental para los ciudadanos de las siguientes generaciones. El caos, el ruido y la contaminación ambiental generados por la consolidación de la vida urbana hicieron que arquitectos, políticos y en general los cosmopolitas de la época, insistieran en la necesidad de mantener espacios naturales en las ciudades y acoplarlos a la estructura física, por encima del ánimo “constructor” de algunos.

En 1910, Ebenezer Howard fundó un movimiento llamado “Ciudad Jardín”. Howard, británico de nacimiento y norteamericano de formación, proyectaba, con esta figura, la necesidad que tienen los grandes centros urbanos de diseñar y adecuar zonas naturales con fines ecológicos y, sobre todo, con fines lúdicos para promover la interacción entre sus habitantes.

Un solo verde, muchas formas

Al hablar de zonas o espacios verdes urbanos se hacen clasificaciones según su tipología, dimensión e impacto. Las áreas verdes urbanas hacen alusión a segmentos cubiertos de vegetación “natural o artificial” ubicados dentro de la ciudad y generalmente de carácter público. Estas superficies, como avenidas delineadas por árboles o parques, ofrecen servicios invaluables para los citadinos: desde reducir la temperatura y atenuar los niveles de ruido hasta proveer refugio a la fauna. El Bosque de Chapultepec en la Ciudad de México reúne estas características

El bosque urbano tiene que ver con la necesidad de regular la explotación de los recursos naturales; responde a su vez a la obligación de promover la conservación y repoblación de la flora. Algunas estimaciones científicas sugieren que los bosques citadinos llegan a reducir entre dos y cuatro grados Celsius la temperatura ambiente, disminuyen el impacto de los vientos y ayudan a la conservación de especies. Cabe aclarar que se llama bosques urbanos a grandes extensiones de zonas verdes que regularmente están ubicadas en la periferia de las urbes. El Parque Arví de Medellín es un buen ejemplo de este tipo de bosques.

El cinturón verde se refiere a un anillo de vegetación que rodea la ciudad, no necesariamente cerrado, sino que sigue el perímetro del núcleo urbano que protege. El cinturón tiene como objetivos impedir la expansión urbana, disminuir las oleadas de calor que azotan a las ciudades, proteger el medioambiente, la flora y la fauna, y generar espacios abiertos que permiten mejorar la calidad de vida de la población, cumpliendo funciones recreativas, paisajísticas e hidrológicas.

Algunos registros históricos mencionan a la reina Isabel I como pionera en la generación de acciones para contener la expansión urbana integrando algunos espacios verdes a las afueras de Londres, pero fue Ernst May el primero que habló de cinturones verdes a mediados de la década de 1920.

El arquitecto de origen alemán usó esa expresión con la intención de definir una composición de parques, jardines y bosques, que rodean algunas ciudades inglesas y son de gran importancia en lo ambiental y en lo urbanístico.

¿Cuánto verde necesita un ciudadano?

Un trabajo de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cita un estudio de 300 ciudades realizado en 2009 que encontraba que en los países del sur y del este de Europa (Italia, Portugal, Grecia, Polonia, Bulgaria, entre otros) las ciudades tienen en promedio de 10 a 15 m2 de zonas verdes por individuo; mientras que los países del norte (Alemania, Holanda, Bélgica) tienen un promedio que supera los 50 m2 por habitante.

Esta tendencia en Europa indicaría una media superior a los 9 m2 que se citan como área verde en las ciudades recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Latinoamérica, según un levantamiento hecho por la ICES, varias ciudades están lejos de esos promedios, pero muchos gobiernos locales expresan interés por mejorar los propios. La ciudad de Rosario en Argentina es una de las que más se destacan con 12,5 mts2 de espacio verde por habitante.

Zonas verdes emblemáticas de Latinoamérica

El Bosque de Chapultepec: localizado en Ciudad de México, es el parque urbano más grande de América Latina (mide 678 hectáreas). Allí se encuentran la residencia presidencial, el Museo de Arte Moderno, el de Arte Contemporáneo, el Altar de la Patria, el castillo de Chapultepec, entre otros.

El Parque del Ibirapuera: es el más importante y conocido parque de la ciudad de São Paulo, Brasil y es considerado el pulmón verde de la ciudad. Tiene un área de 158 hectáreas y tres lagos artificiales interconectados que ocupan una extensión de 0,16 km².

El Parque La Carolina en Quito: está ubicado en la zona de Iñaquito, en el corazón financiero y empresarial de la urbe y es, a su vez, una de las áreas recreacionales más importantes. Tiene 64 hectáreas.

El Parque Metropolitano de Santiago: tiene 737 hectáreas, que lo convierten en el parque urbano más extenso de Latinoamérica y cuarto en el mundo.

El Parque Simón Bolívar de Bogotá: tiene 283 hectáreas y se le considera el “pulmón de la ciudad”. Fue construido en terrenos que formaban parte de la hacienda El Salitre que pertenecía a José Joaquín Vargas, quien tras su muerte en 1936 la donó como herencia a varias obras de beneficencia. El parque cuenta con una infraestructura de ciclovías, caminos peatonales, parqueadero para automotores y una plaza ceremonial (conocida como la Plaza de Eventos) con capacidad para 140.000 personas.

*Artículo con información de Carta Medellín