Los trenes quieren alcanzar a los aviones

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René Albisser
18 noviembre, 2024 - Movilidad

Recientemente se conoció la noticia de cómo Japón ha creado un tren capaz de alcanzar una velocidad de 603 km/h, con 49 pasajeros a bordo, lo que es un hito en la historia de la locomoción.

Este tren supera así a los que, hasta el momento, han sido los trenes más veloces del planeta, el Shanghai Maglev en China, capaz de rodar a una velocidad de 574 km/h y el TGV francés, que ha logrado igual velocidad.

Esta nueva máquina, un encargo de la red de ferrocarriles japonesa, fue desarrollada gracias a una alianza entre Mitsubishi Heavy Industries y Nippon Sharyo. El objetivo de esta máquina es reducir a la mitad trayectos como el de Tokio hasta las ciudades de Nagoya y Osaka, ya que puede moverse a una velocidad constante de 505 km/h.

Esta noticia es una buena excusa para hablar de la evolución de la velocidad de los trenes.

La historia de los trenes inició con las locomotoras de vapor a principios del siglo XIX. En 1829, George Stephenson, considerado el «padre de los ferrocarriles», construyó la locomotora Rocket, cuya velocidad máxima fue de 32 km/h. Esta innovación revolucionó el transporte al permitir el movimiento eficiente de personas y mercancías a través de largas distancias.

Durante las siguientes décadas, los avances en la ingeniería ferroviaria buscaban que los trenes alcanzaran velocidades de 100 km/h a finales del siglo XIX. El objetivo se logró, aparentemente en 1893, cuando el New York Central Railroad afirmó que su máquina de vapor 999 había sido la primera en superar las 160 km/h en la línea Empire State Express. En 1904 se afirmó también que un tren británico había conseguido 164 km por hora. Los historiadores no reconocieron ninguna de esas dos marcas ante las evidencias muy dudosas.

Mientras tanto, el primer tren eléctrico fue presentado por Werner von Siemens en Berlín en 1879. La locomotora estaba impulsada por un motor de 2,2 kW y el tren consistía en una locomotora y tres coches, alcanzando una velocidad máxima de 13 km/h.

La invención de la locomotora eléctrica marcó el inicio de una nueva era para el sector en el siglo XX. Esta tecnología sentó las bases para el desarrollo de los trenes de alta velocidad en las décadas posteriores. Aunque vale decir que la mayor velocidad registrada por las máquinas de vapor fue del servicio Hiawatha de 1935, que cubrían los 663 km entre Chicago y Minneápolis. Este servicio conserva la marca mundial de recorrido regular más rápido con máquinas de vapor entre dos estaciones con un promedio de 130 km/h en un tramo de 127 km.

La Segunda Guerra Mundial marcó un punto de inflexión en la evolución de los trenes. Tras el conflicto, muchas naciones buscaron modernizar sus infraestructuras ferroviarias para adaptarse a un mundo en transformación. Francia dio los primeros pasos, pero fue Japón el que comenzó a mostrar su liderazgo.

Japón presentó al mundo el Shinkansen en 1964, también conocido como el «tren bala», con la línea Tōkaidō inaugurada justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de Tokio. Este tren, que inicialmente alcanzaba velocidades de 210 km/h, fue un símbolo del renacimiento japonés tras la guerra. Su diseño aerodinámico, puntualidad y seguridad establecieron nuevos estándares en la industria ferroviaria global. Japón demostraba que los trenes de alta velocidad podían operar de manera segura, incluso en regiones propensas a terremotos.

Desde entonces, el Shinkansen ha evolucionado continuamente. Los modelos más recientes, como el N700S, alcanzan velocidades de hasta 360 km/h, incorporando sistemas avanzados de seguridad, mayor eficiencia energética y un diseño más cómodo para los pasajeros.

Japón ha vuelto a liderar la innovación ferroviaria con el desarrollo de los trenes de levitación magnética, que utilizan potentes imanes para elevar y propulsar los trenes sobre una vía sin contacto físico. Esta tecnología reduce la fricción y permite alcanzar velocidades cada vez mayores. En 2015, un tren maglev japonés, el L0 Series, estableció un récord mundial al alcanzar los 600 km/h durante una prueba.

La tecnología maglev representa un salto cuántico en el transporte ferroviario, pero también plantea desafíos. Su costo de implementación es significativamente mayor que el de los trenes de alta velocidad tradicionales, y su viabilidad económica depende de un equilibrio entre la inversión inicial y los beneficios a largo plazo.

Ahora los chinos quieren competir con los japoneses en los nuevos desarrollos tecnológicos de alta velocidad. De hecho, recientemente hicieron pruebas con una máquina similar al Hyperloop de Elon Musk, con la que alcanzaron los 623 km/h. Los científicos chinos están trabajando en diversos proyectos y esquemas con el fin de alcanzar la cifra de 1.000 km/h y, de esta forma, equipararse con los aviones, cuya velocidad promedio está entre los 800 y 933 km/h.

En un contexto global donde la sostenibilidad es una prioridad, los trenes de alta velocidad y ultravelocidad desempeñan un papel crucial. Estos trenes no solo ofrecen una alternativa más rápida al transporte aéreo en distancias medias, sino que también son más respetuosos con el medio ambiente, ya que generan menos emisiones de carbono por pasajero-kilómetro. De esta forma, los trenes siguen mostrando su extraordinaria vigencia como medio de transporte sostenible, cómodo, seguro y cada vez más rápido

Hasta pronto y gracias por su lectura.