Medición de calidad del aire en Medellín requiere nuevos parámetros, advierte investigador de la UNAL

Medición de calidad del aire en Medellín requiere nuevos parámetros, advierte investigador de la UNAL

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LA Network
15 abril, 2020 - Ecología Urbana

Al registrar en marzo pasado los peores índices de calidad del aire, con niveles en rojo, pese a que la población estaba en cuarentena por COVID-19, se evidencia que la contaminación en la ciudad no se deriva solo de las emisiones de los vehículos y la industria, sino que además la medición de calidad del aire es incorrecta e incompleta.

Medición de calidad del aire en Medellín requiere nuevos parámetros, advierte investigador de la UNAL
Al estar en un valle andino, a unos 1.500 m.s.n.m., Medellín es afectada por corrientes de partículas de aire de diferente procedencia, en especial por las que se transportan a lo largo de los océanos Pacífico y Atlántico.

Así lo advierte Álvaro Bastidas, magíster y doctor en Física, profesor de la Facultad de Ciencias y coordinador del Grupo de Investigación Láseres y Espectroscopía Óptica (GLEO) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, quien también considera que en la capital antioqueña falta mucho por investigar.

“Se debe tener una directriz clara para realizar el diagnóstico del aire, en la cual se parta de comprender que la atmósfera es un sistema macroscópico y que no se puede tratar como si fuera el aire de una habitación”, señala el docente.

Al considerar este panorama, estudios sobre fenomenología y óptica atmosférica realizados por este Grupo, con un histórico de millones de datos de lo que ocurre cada 15 minutos en la atmósfera de la ciudad desde 2009, permitirían mejorar la medición de calidad del aire y aportar para que se tomen decisiones correctas, con suficiente soporte científico, por parte del Gobierno.

Según el físico Bastidas, en el Valle de Aburrá se monitorea la calidad del aire con estaciones en suelo, las cuales colectan material particulado (PM) de 2.5 y 10 micras de tamaño. No obstante, esta medición no se acompaña con un análisis de la evolución atmosférica, transporte o de contenido fisicoquímico de esas partículas, lo cual sería lo que pondría en riesgo la vida.
Y agrega que es incorrecto hablar de predicción de la calidad del aire basándose solo en esa información, pues no se conoce la química y la física atmosférica en la ciudad. Así mismo cuestiona el cómo se hacen predicciones con base solo en unas colecciones de PM de 2.5 y 10 micras a nivel del suelo.

De igual modo, aclara que las emisiones de distintas fuentes se elevan a varias alturas, en donde se diluyen y experimentan cambios según las condiciones de la atmósfera, por lo que no se puede afirmar que las emisiones de los carros estén llenando de humo a Medellín ni que se puede interactuar con una alta densidad de partículas en la ciudad.

Por esto, el docente insiste en que Medellín necesita un gran estudio científico de la dinámica atmosférica y que la UNAL podría aportar tanto con su experiencia e infraestructura de observación permanente de la atmósfera como con el histórico de millones de datos e información recolectada en 12 años de investigación.

Al estar en un valle andino, a unos 1.500 m.s.n.m., Medellín es afectada por corrientes de partículas de aire de diferente procedencia, en especial por las que se transportan a lo largo de los océanos Pacífico y Atlántico, las cuales finalmente se depositan en el Valle de Aburrá.

“Debemos saber qué ocurre globalmente e identificar cuáles partículas permanecen más en Medellín y cuáles son tóxicas y, según esto, hacer sugerencias para la industria, los automotores y las actividades humanas, que también suman a la densidad del aire”, detalla el profesor Bastidas.

En su concepto, un estudio científico-experimental de la atmósfera respaldaría o no el hecho de decretar pico y placa ambiental de 24 horas, pues ya se comprobó que una medida tan drástica no mejoró la calidad del aire ni demostró que la alta densidad atmosférica proviniera solo de los vehículos y de la industria.

Según explica el académico, primero se debe tomar consciencia de que la atmósfera es un sistema macroscópico abierto y que no siempre los ciudadanos seremos culpables por la alta densidad del aire, por lo que es incorrecto disparar alertas ambientales solo basándose en el tamaño de las partículas y sin considerar temas de fondo como la dinámica del aire y su grado de peligrosidad o beneficio para la salud.

Con mediciones atmosféricas locales y globales, el Grupo de Investigación seguirá haciendo seguimiento de eventos atmosféricos en el Valle de Aburrá para identificar su periodicidad, repetición y características, por lo que podría aportar aún más en una solicitud de estudio de la atmósfera en la región.

Por último, “el Grupo ha hecho dos tesis de doctorado, 8 de maestría y 12 trabajos de grado sobre análisis de atmósfera, información que sería muy útil en ese estudio a fondo de la atmósfera”, concluye el profesor Bastidas.

Agencia de Noticias UN