‘Menos es más’: nuevos sistemas de planeamiento urbano para la era digital

‘Menos es más’: nuevos sistemas de planeamiento urbano para la era digital

derecho_1
LA Network
24 febrero, 2019 - Hábitat y Desarrollo Urbano

Nota del Editor: Este artículo hace parte de una colaboración con ONU-Habitat para informar sobre avances del desarrollo urbano sostenible y promover la implementación de la Nueva Agenda Urbana en la región. Los autores son invitados y expresan sus visiones.  

‘Menos es más’: nuevos sistemas de planeamiento urbano para la era digital
La propuesta de las empresas tecnológicas para la ciudad se resume hoy en el concepto de Smart City, que en los últimos años se está expandiendo con gran éxito comercial por todo el mundo. Foto: @Gracia Cid

Ignacio Alcalde, Experto Senior Asociado Hub Andino ONU-Hábitat

¿Hacia dónde deben evolucionar los sistemas de planeamiento urbanístico para dar respuesta a los nuevos requerimientos de la sociedad digital? Parece claro que nuestro mundo responde a claves distintas a las del siglo XX. Las ciudades tienen mayor protagonismo que nunca y la tecnología está generando intensos cambios que afectan a nuestra vida. ¿Están nuestros sistemas de planeamiento y gestión urbana adecuándose a estas nuevas situaciones?

¿Qué ciudad queremos en la era digital?

“Menos es más”. Nunca tres palabras dijeron tanto. Esta afirmación de Mies van der Rohe es la que probablemente mejor define su trabajo y sintetiza la corriente racionalista que se impuso en la arquitectura y el urbanismo del siglo XX. Poner el foco en lo esencial, desprenderse de lo superfluo, prescindir del ornamento, es toda una declaración de principios válida también para otros ámbitos.

Pero ya no estamos en el siglo XX. En el inicio del siglo XXI, el mundo ha entrado en una nueva época, la era digital, que se caracteriza por la velocidad, profundidad e intensidad del cambio. Somos la generación que más innovaciones y avances ha conocido. Nunca la tecnología había llegado tan lejos. Nunca el mundo había vivido un momento con tanto avance tecnológico. De hecho, puede afirmarse que la innovación tecnológica está contribuyendo decisivamente a construir un mundo distinto.

La propuesta de las empresas tecnológicas para la ciudad se resume hoy en el concepto de Smart City, que en los últimos años se está expandiendo con gran éxito comercial por todo el mundo. Las soluciones digitales se ponen al servicio de la ciudad para hacerla más eficiente y generar mayor bienestar al ciudadano. Son importantes las aportaciones de la tecnología, aunque se trate de aproximaciones incompletas a la idea de ciudad inteligente en sentido integral, que debería incorporar otros aspectos como la existencia de una visión inteligente y un proyecto de ciudad orientado a las personas, inclusivo, sostenible y bien liderado hacia el futuro. Más allá de una ciudad inteligente, podríamos definir la ciudad deseable como una “ciudad con alma”, concepto que gira en torno a valores profundos y de gran alcance, y que podemos definir a partir de 3 rasgos relacionados con el pasado, presente y futuro:

  • Del pasado, una ciudad con alma hereda la Identidad, algo a conservar y fortalecer en su estrategia urbana.
  • Respecto al presente, pone el foco en las Personas como eje y elemento central de sus planes y de la vida urbana.
  • Mirando al futuro, es una ciudad con Proyecto, dotada de una visión y también de un liderazgo inteligente para llevar esa visión a la acción.

Revisando los instrumentos para hacer ciudad.

Conviene revisar si los instrumentos “clásicos” son adecuados para construir la ciudad que queremos en esta nueva era o si requieren una revisión, adaptación o sustitución. Una ciudad, como un país, puede interpretarse como un conjunto de sistemas que deben funcionar eficientemente y con calidad para contribuir al bienestar de las personas. El sistema sanitario, el judicial, o el de transportes y dentro de él, el sistema de navegación aérea o marítima, el sistema de carreteras o ferrocarriles, son algunos ejemplos de sistemas que una sociedad necesita. Con este enfoque podríamos analizar el sistema de planeamiento urbanístico de un país para ver hasta qué punto funciona con el nivel de eficiencia exigible. En España, por ejemplo, se ha extendido entre los profesionales, las instituciones y la sociedad una visión crítica, que comparto plenamente, hacia nuestro actual sistema de planeamiento porque evoluciona hacia unos niveles de burocracia paralizante.

El exceso de normas, procedimientos, informes sectoriales con capacidad de veto, la judicialización de los procedimientos, no ayudan a construir una ciudad mejor, sino que con frecuencia generan incertidumbres, bloquean el desarrollo y ralentizan la actividad económica en las ciudades. Como afirmó Peter Drucker, “en tiempos de turbulencia, el mayor peligro pasa por actuar con la lógica de ayer”. Así que parece aconsejable abrir la mente hacia un rediseño de estos sistemas con las claves que nos aporta la era digital, y con un criterio de simplificación que haga prevalecer lo esencial.

En esta misma línea se aprecia en los últimos años, especialmente en algunos países de Latinoamérica, la tendencia a una complejidad cada vez mayor en el planeamiento. Sirva como ejemplo la redacción de los documentos de Términos de Referencia (TdR) que rigen las licitaciones de contratos en el sector público. En los TdR radica la inteligencia del futuro contrato. Son esenciales en cualquier proceso de licitación porque en ellos debe estar bien definida la visión de lo que se pretende desarrollar en cada contrato. Deben ser breves, claros en la definición de sus objetivos, sencillos, abiertos a soluciones diversas, y en definitiva contener el ADN del futuro contrato. Frente a ello, con frecuencia nos encontramos con TdR largos y espesos, reiterativos y complejos en su lectura, redactados por adición de aportaciones diversas y sin una visión clara de síntesis. Nuevamente, sería positivo recuperar el principio planteado por Mies Van der Rohe.

‘Menos es más’: nuevos sistemas de planeamiento urbano para la era digital
Una ciudad, como un país, puede interpretarse como un conjunto de sistemas que deben funcionar eficientemente y con calidad para contribuir al bienestar de las personas. Foto: @Gracia Cid

De otro lado, frente a la planificación, es importante mencionar que la fuerza de un plan está en la intensidad de la visión que contiene y en el consenso generado, más que en su carácter vinculante o en la rotundidad de sus prohibiciones. Pudimos comprobarlo a principios de los años 90, trabajando en la redacción de la estrategia regional vasca (DOT, Directrices de Ordenación del Territorio del País Vasco), aún vigente en la actualidad. En sus versiones preliminares el documento contenía muchas determinaciones vinculantes que generaron rechazo y fueron suprimidas o aligeradas hasta llegar a un texto de consenso mucho más orientativo y referencial, que fue aprobado por amplia mayoría en el Parlamento Vasco en 1997 y que ha contribuido a la transformación positiva del territorio en estas dos décadas. Aunque pueda parecer paradójico, la inteligencia de este plan territorial radica en su carácter orientativo y estratégico, no en los tres o cuatro aspectos vinculantes que incluye. Define una visión clara del modelo territorial a futuro, contiene las iniciativas y actuaciones a desarrollar y plantea una serie de directrices y criterios que han sido tomados como referencia y aplicados día a día por las instituciones vascas en este tiempo, con excelentes resultados reales.

Nuevos estilos de trabajo y nuevas herramientas para la era digital.

La era digital está poniendo de actualidad estilos y formas de trabajo distintas. Se suprimen los despachos en las empresas, se cambia la corbata por indumentaria casual y se fomentan procedimientos creativos y colaborativos frente a los procesos administrativos y burocráticos del pasado. Muchas empresas adoptan ahora con entusiasmo metodologías como el Design thinking, que dan respuesta rápida y creativa a los retos de su negocio. El Design thinking está muy próximo a la cultura y forma de trabajo proyectual propia de los arquitectos, y es una buena noticia que las empresas se interesen por esta manera de trabajar dinámica y creativa que combina análisis con intuición, reduce la redacción de informes y simplifica procesos centrándose en lo que realmente tiene valor.

Hasta un mundo tan formal como es el jurídico se está viendo alterado en esta era digital con nuevas tendencias. El big data, la inteligencia artificial, el blockchain y la computación cuántica son algunos de los avances que van a generar cambios sustanciales en este sector. Está surgiendo una corriente denominada “New Law” que introduce un enfoque significativamente diferente al tradicional en la prestación de servicios legales. Opera en un entorno básicamente virtual, apuesta por la tecnología y pretende ser una alternativa digital y flexible al modelo de negocio de los grandes despachos tradicionales “Big Law”. El New Law optimiza los flujos de trabajo, genera una mayor transparencia con el cliente, automatiza tareas sin valor añadido y logra una reducción de costes y tiempos de desarrollo de los servicios legales.

 “Menos es más”, hacia un sistema de planeamiento para la era digital.

Las ciudades que demanda la sociedad actual son algo más que el modelo de ciudad inteligente que nos ofrecen las compañías tecnológicas. Son verdaderas ciudades con alma donde las personas aspiran a vivir mejor en un sentido integral. Y lógicamente deben regirse con instrumentos y metodologías de trabajo propios del momento que vivimos, la era digital. Es complejo saber cómo deben ser estas herramientas, pero los líderes urbanos y los urbanistas tenemos la responsabilidad de investigar con una perspectiva abierta y visión multidisciplinar sobre lo que la sociedad nos demanda, captar lo que la tecnología nos ofrece, y tratar de diseñar un marco normativo y operativo adecuado a este nuevo mundo, como están haciendo otros sectores.

Es importante para ello reivindicar el liderazgo y cierta valentía por parte de los responsables institucionales y de los profesionales para ensayar e implementar nuevos procedimientos, aceptar la prueba y el error, la corrección rápida y la cultura de generar nuevas versiones mejoradas de cada herramienta como sucede en el mundo digital.

Desde mi experiencia profesional en el trabajo sobre ciudades, y desde una mirada hacia este mundo en proceso de cambio, parece recomendable pensar que las herramientas para hacer ciudad, el marco normativo y los instrumentos de planeamiento, deben revisarse a la luz de los principios y soluciones que nos ofrece la sociedad digital, lo cual nos aportará mayor transparencia, agilidad, sencillez en los procedimientos, precisión y seguridad en la gestión, y en definitiva, soluciones urbanas para una vida mejor en las ciudades.