Una tesis de doctorado en ciencias de la computación se convirtió en una solución para mejorar el ingreso y salida de pasajeros en el metro de Ciudad de México. Esta es la historia.
Lo que inició como una tesis de doctorado en ciencias de la computación se ha convertido, con el correr de los meses, en una solución práctica para hacer más ágil y menos traumático el flujo de pasajeros en horas pico en el metro de Ciudad de México.
Gustavo Carreón, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló su tesis con base en modelos y simulaciones multiescala para servicios de transporte público. En particular, proponía regular y hacer más eficientes los flujos de pasajeros y de trenes en el sistema metro.
Su tesis tuvo eco en la empresa de transporte masivo de la ciudad y fue así como se hizo una prueba piloto en diciembre de 2016, cuya esencia fue el uso de señalética en la estación más concurrida: Balderas.
“Primero identificamos dónde se para el tren para que las barras amarillas (los señalamientos), quedaran exactamente donde están las puertas. La gente que está esperando subir al metro ya sabe dónde va quedar la puerta, entonces se ubica en los laterales. Así permite el libre descenso en la parte central, donde también hay unas flechas que indican la salida de los pasajeros. De esta forma sale un solo flujo grande y se crean dos para entrar en los laterales sin tanta obstrucción”, explica Carreón.
Esta implementación inicial, hecha por el propio equipo de profesores y estudiantes de la UNAM con vinilos y un costo total de 25 mil pesos mexicanos (1400 dólares), fue un éxito. Y produjo una práctica inesperada de los usuarios. Carreón y su equipo se imaginaban que la gente esperaría en cúmulos al lado de las puertas, pero «lo sorprendente para nosotros fue que la organización de los pasajeros se dio a través de la formación de filas de manera autónoma y es un esquema que ha permanecido hasta hora”.
Este comportamiento se explica por una cuestión cultural. “Tenemos una primera impresión y es que los mexicanos nos formamos para todas las cosas: para trámites gubernamentales, para entrar a cine, para muchas otras cuestiones, entonces ya está muy internalizada la figura de la fila”, opina Carreón.
Lo cierto es que debido a sus buenos resultados, el sistema de señalamientos se ha instalado a la fecha en 14 estaciones, entre ellas San Lázaro, Centro Médico y Juárez. La empresa metro buscó que el sistema se aplicara en estaciones de correspondencia, que son las de mayor afluencia. El objetivo en el mediano plazo es instalarlo en las 24 estaciones de transferencia. “En cada estación existen dos direcciones. Por cada sentido tenemos un tren con nueve vagones y cada vagón tiene 4 puertas. Esto significa un total de 72 señalamientos en toda la estación”, advierte Carreón.
Pero, ¿cuáles son los beneficios reales de este sistema para la operación del metro? Primero, la mejora en la calidad del viaje, ya que permite menos obstrucciones y menos fricciones entre los pasajeros; y segundo y quizás más importante: se gana tiempo para poder aumentar el servicio.
“Vimos una reducción total de 4 segundos por tren. Si tenemos en cuenta que en 4 horas pico (de 6 a 10 am), pasan alrededor de 100 trenes, tendríamos 400 segundos, que son 6 minutos y medio que estamos ganando. Si la frecuencia de trenes es cada 2 minutos, eso significa que pueden pasar 3 trenes más. Esos 3 trenes transportan 1500 pasajeros cada uno, así que se pueden transportar en total 5 mil pasajeros más gracias al sistema”, detalla el profesor Carreón.
Carreón y su equipo tienen otro proyecto en estudio por parte de la empresa metro: consiste en implementar un sistema de regulación para sincronizar el flujo de los trenes, lo que permitiría, según el profesor, bajar el tiempo de transporte de los usuarios en un 15 o 20 %.
A la pregunta de si este sistema de flujos de pasajeros puede ser aplicado en otros trenes del mundo, Carreón cree que sí contemplando las particularidades de cada metro. Tiene claro que es más complejo hacerlo en metros con plataformas pequeñas y donde la frecuencia de los trenes sea larga.
Por lo pronto, cuando suba al metro de Ciudad de México y vea una fila larga, súmese a ella y siéntase orgulloso del talento mexicano, que busca soluciones para hacer de su viaje en el transporte público, una experiencia más amable.