Presencial, a distancia o un híbrido entre los dos, el reto en educación es el mismo: recuperar el tiempo perdido durante el cierre de escuelas y el proceso de adaptación a la virtualidad que provocó la pandemia del COVID-19.
La disminución en la acumulación de aprendizajes nuevos, como el riesgo de perder los previos por falta de uso es una amenaza que adicionalmente puede afectar con mayor severidad a los más vulnerables.
Un estudio reciente realizado en los Países Bajos evidenció, con un cierre de solo ocho semanas de duración, que los aprendizajes (en matemáticas, lectura y escritura) de los estudiantes de 7 a 11 años cayeron en 0.08 desviaciones estándar en promedio. En la región de Flandes en Bélgica, que tuvo un cierre de siete semanas seguido por una apertura parcial, los aprendizajes de los estudiantes de sexto grado cayeron incluso más (0.19 desviaciones estándar en matemáticas y 0.29 en holandés).
En América Latina el panorama puede ser más desalentador teniendo en cuenta el cierre más prologado de escuelas, la menor disponibilidad de tecnologías de información y comunicación en los hogares, entre otros. Por lo anterior, el primer paso es contar con una medición oportuna del estado de los aprendizajes al regreso a las clases presenciales para conocer la magnitud del efecto de corto plazo del COVID-19, la brecha de aprendizajes y, sobre todo, para guiar el diseño y focalización de las políticas de renivelación.
Un informe realizado por CAF -banco de desarrollo de América Latina- plantea aprovechar las pruebas estandarizadas de gran escala que tradicionalmente ejecutan los países de la región, las cuales permiten medir el nivel y evolución de los aprendizajes en un sistema educativo, así como identificar a los grupos poblacionales y temas que requieren de mayor atención por parte de la política educativa.
“Los países de la región que cuentan con pruebas nacionales estandarizadas para la medición de los aprendizajes podrían aprovechar esta capacidad instalada y programar su realización lo antes posible, tratando de extender su cobertura, de manera que los resultados sirvan como eje para los esfuerzos de renivelación. En el contexto de la pospandemia, es particularmente importante reforzar la medición de habilidades socioemocionales y de salud mental, a través de los cuestionarios de contexto que típicamente complementan a estas pruebas”, explicó Cecilia Llambí, ejecutiva principal de CAF y coautora del informe.
Ejemplos en la región
Chile y Uruguay son dos países pioneros en la región en el desarrollo de herramientas digitales más eficientes para la pospandemia, con el “Diagnóstico Integral de Aprendizajes” y la “prueba en línea Aristas en Clase”, respectivamente. Estas iniciativas se basan en pruebas estandarizadas para medir aprendizajes en lectura y matemáticas (y del estado socioemocional, en el caso chileno) que generan reportes de resultados de disponibilidad inmediata para directivos y docentes. La participación de los centros escolares en ambos casos es voluntaria y los resultados son para uso interno.
Las tutorías a grupos pequeños de estudiantes con niveles de competencias similares son otra opción complementaria que favorece la enseñanza al nivel correcto y la participación activa de los alumnos, dos elementos clave para los aprendizajes. En el estudio se plantea que, en el contexto de la pospandemia, las tutorías podrían ser realizadas privilegiando un número reducido de participantes y la frecuencia de las sesiones sobre su duración, priorizando la participación de las escuelas que atienden a niños y jóvenes de las familias de menos recursos.
“Como un ejercicio ilustrativo, se estima que un programa de tutorías con sesiones de media hora que se lleven a cabo de lunes a viernes durante 12 semanas con grupos de cinco estudiantes y que alcance una cobertura del 20% de los estudiantes de educación primaria y secundaria de Colombia podría tener un costo aproximado de 110 millones de dólares, lo que representa alrededor del 10% del del costo anual de la planta docente de estos niveles educativos. En contrapartida, los estudiantes participantes podrían ganar en promedio cuatro meses extra de progreso en la escuela”, aseguró Bibiam Díaz, ejecutiva principal de CAF y coautora del informe.
Finalmente, el aprendizaje adaptativo en línea como el utilizado en Uruguay, llamado Plataforma Adaptativa de Matemáticas (PAM) también es una alternativa tecnológica para mejorar el desempeño de los estudiantes. De las políticas que diseñen e implementen las autoridades dependerá que la caída en los aprendizajes de las cohortes afectadas por el cierre de escuelas no deje secuelas en el mediano plazo, un aumento en la deserción escolar y la profundización de las brechas socioeconómicas preexistentes en la región. De ahí la necesidad de contar con buenos ejemplos y lecciones aprendidas.
Nota publicada originalmente en la Agenda de Noticias de CAF