“Caminar es la forma esencial de habitar la ciudad. Cuando caminamos no solo estamos en contacto directo con el espacio físico, si no que tenemos la posibilidad de encontrarnos con otras personas”. Karen Seaman, directora de La Reconquista Peatonal.
“Caminando, se aprende en la vida. Caminando, se sabe lo que es. Caminando, se cura la herida. Caminando, que deja el ayer”. Y nada más cierto que esta letra del panameño Rubén Blades, para significar la importancia de caminar la ciudad y lo que significa recorrer el territorio para aprender de él, entenderlo y aportar en su construcción.
En Latinoamérica cada día, y más ahora con la pandemia del COVID-19, caminar la ciudad se ha convertido en un hábito y en un imperativo; al tiempo, los caminantes reclaman por las necesidades para tener entornos más accesibles, seguros y oportunos para poder recorrer la urbe que habitan.
En Chile, la ONG La Reconquista Peatonal se ha enfocado en promover la caminata urbana como el medio esencial de habitar y construir la ciudad. Para ello, están tejiendo una red colaborativa que les permite incursionar y darse a conocer de diferentes maneras, todas enfocadas en lograr mejores espacios para los caminantes.
LA Network dialogó con Karen Seaman, arquitecta y urbanista, y directora de esta ONG que empodera, a través de la construcción colectiva, a los peatones.
¿Cómo nació La Reconquista Peatonal, a qué se dedican y quiénes hacen parte de esta ONG?
La Reconquista Peatonal nace como un proyecto en 2017 desde el gusto por caminar que teníamos con Nicole Pumarino. En ese momento comenzamos a invitar a caminantes a compartir sus experiencias a través de diarios-móviles (pequeños cuadernos). El interés que despertó esta práctica entre distintas personas a través de nuestro Instagram (@lareconquistapeatonal) nos llevó a entender la importancia de poner en valor las experiencias cotidianas que tenemos en la ciudad. Hoy en día ya contamos con más de 1.000 personas que han registrado sus caminatas en nuestros cuadernos. Nos hemos conformado como ONG y nuestro equipo está compuesto por personas de distintas disciplinas, edades y géneros.
¿Cómo logran ese objetivo de poner en valor las experiencias cotidianas que se tienen en la ciudad? Hablando, claro está, desde el interés que manejan como ONG.
Se dan varios elementos interesantes y de alguna manera mágicos. Primero, el solo hecho de entregar un espacio para contar lo que te pasa en tu día a día crea una reflexión en quien participa y, por supuesto, en nosotras como receptoras de historias. En segundo lugar, cuando nosotras recibimos los diarios comenzamos a navegar en la información que traen y la visibilizamos de distintas maneras: exposiciones, columnas de opinión, charlas, caminatas colectivas, reportajes. Buscamos la manera de poner sobre las mesas sus voces. Nuestro último proyecto es el podcast Formas de caminar (en Spotify o en http://lareconquistapeatonal.org) a través del que exploramos una nueva forma de visibilizar lo que pasa cuando caminamos. Cualquiera que sea la forma, nuestro objetivo es continuar dialogando con quienes caminan.
Karen, ¿Qué es lo más recurrente que llega a ustedes en esas historias de los caminantes? es decir, ¿Qué es lo que más aqueja a los caminantes de las ciudades chilenas?
Eso es fácil y difícil de responder a la vez. Cuando caminamos nuestra acción es multidimensional, y lo que buscan los diarios-móviles es justamente dar un espacio para que eso ocurra. Aparece lo físico y material, pero también el mundo social, la historia personal, etc. Por tanto, lo que aqueja a quienes caminamos depende de muchos factores: género, edad, ubicación, horario, clima, emoción. En el caso chileno nuestras ciudades son increíble y lamentablemente segregadas, injustas y desiguales. De esta manera, muchos registros delatan esa situación física y social de la ciudad dispar. Sin embargo, un factor común de las experiencias de quienes caminan siempre será la capacidad de sobrellevar el entorno, disponer de estrategias y demostrar la agencia de las personas.
Y dentro de esos relatos y tantas microhistorias, ¿Qué es lo que más resaltan de quienes caminan las ciudades chilenas? ¿Qué prefieren? ¿A dónde se dirigen? ¿Cuáles son los mejores espacios para la caminar la ciudad, los más amigables?
De todas maneras, hay una especial relación con los barrios que habitamos o que conocemos de mejor manera. En esos lugares es donde podemos caminar con relajo y dar libertad a la memoria y diversas emociones y pensamientos que despierta el caminar. Sentimos además que la condición actual de pandemia provoca poco a poco que el caminar sea nuevamente un destino en sí mismo. Con eso, creo que no es tan importante a dónde vamos, sino más bien cómo llevamos esa experiencia: a solas, en compañía, para pensar, para liberarnos.
¿Cómo trata las ciudades chilenas a los caminantes? Esto más en términos de seguridad, de espacios, de oportunidades para andar en las ciudades.
Lamentablemente no muy bien. Como sabemos, las ciudades en los últimos años han dejado en último plano a las personas. Quienes caminamos nos enfrentamos a diario a problemas que pueden enfrentar nuestra salud física y mental, y lo peor de todo, limitar nuestras posibilidades.
Karen, dentro de todo este proceso de La Reconquista Peatonal, ¿Qué es lo que más le gustaría resaltar y qué tienen pensando para el camino que sigue en esta construcción de mejores ciudades para todos?
Hay que destacar que abrir espacios para escuchar a lxs ciudadanxs de a pie debería ser prioridad en las ciudades y que esto considere voces que normalmente no están presentes en las discusiones: mujeres, niñxs, disidencias, personas mayores, entre otras. Nuestro próximo desafío como ONG es construir un archivo cotidiano en el que se puedan dar a conocer las historias de quienes caminamos y puedan ser utilizadas para fines académicos, sociales, de planificación y tantos otros que aún no imaginamos.
Karen, una conclusión a modo de reflexión: ¿Por qué hay que caminar la ciudad? ¿Cómo se vive diferente la urbe cuando la caminamos?
Caminar es la forma esencial de habitar la ciudad. Cuando caminamos no solo estamos en contacto directo con el espacio físico, si no que tenemos la posibilidad de encontrarnos con otras personas. Nuestra mente y cuerpo se movilizan. Ganamos un espacio de reflexión y de relaciones.