De acuerdo con la encuesta ‘Los efectos del #COVID19 en la movilidad de Lima y Callao’, los cambios en la forma de moverse en ambas ciudades durante y en la pospandemia, indican que el 56 % de las personas encuestadas cambiará de modo de transporte luego de la cuarentena.
La actual contingencia por la pandemia de la COVID-19 ha dejado no solo análisis y retos en materia de salud, también la movilidad de las urbes se ha desnudado ante los ojos de gobiernos, usuarios y transportadores, y ha mostrado la peor de sus caras y todas las falencias; sin embargo, hay quienes le buscan la oportunidad a este momento para plantear ideas que, atendidas, podrían ser soluciones.
En Lima, por ejemplo, los análisis han tenido en el ojo del huracán a los sistemas de transporte público, la falta de integración de estos, además de la necesidad de propiciar espacios para que la intermodalidad haga presencia. Sumado a todo esto, en una semana tras la reapertura de algunos sectores productivos, la “nueva normalidad”, los primeros cinco días de la semana dejaron tres incidentes fatales que involucraron a ciclistas.
Sobre todos estos temas hablamos con Mariana Alegre, directora de Lima Cómo Vamos y con quien tratamos importantes temas sobre movilidad y transporte público en este país latinoamericano.
De un lado, hablamos sobre la región donde ella habita, Lima y Callao, donde antes de la pandemia para ir a sus trabajos o estudios, el 65.3 % y el 64 % de las personas usaban Transporte Público colectivo; mientras que el 6.4 % y 7.7 % usaban Transporte Público individual. Igualmente, y en consecuencia con el momento actual de pandemia, hablamos con Mariana sobre cómo evitar que las unidades de transporte urbano se conviertan en un mayor foco de contagio por COVID-19.
Por su parte, de acuerdo con la encuesta ‘Los efectos del #COVID19 en la movilidad de Lima y Callao’, los cambios en la forma de moverse en ambas ciudades durante y en la pospandemia, indican que “el 56 % de las personas encuestadas cambiará de modo de transporte luego de la cuarentena. Mientras que los modos activos de movilidad (bicicleta, a pie, scooter) recibirían la mayor cantidad de migración proveniente del transporte público colectivo”.
Además, por géneros, “los hombres pasarán a modos activos (43 %) en mayor proporción que las mujeres (34 %). Entretanto, “70 % de los encuestados considera a la bicicleta como una buena opción, pero aún tiene barreras para usarla. Solo el 5 % dice que no la usaría”. Siguiendo con la bici, “los encuestados se sienten muy inseguros ante choques como usuarios de la bicicleta (47 %), asaltos (30 %), caídas (18 %) y acoso sexual (16 %).
Mariana, comencemos por hablar de la compleja situación que están viviendo los ciclistas en el Perú: cuatro atropellados en cuatro días de la «nueva convivencia». ¿Qué está pasando?
Aunque no nos sorprende (lamentablemente) esto es producto de la nula atención al ciclista como una prioridad y a cuidar su vida a partir de medidas que ofrezcan seguridad vial. Más aún en un contexto en el que el gobierno invita a usar la bici en tiempos de pandemia.
Y, en contexto, ¿cuáles han sido las características de estos incidentes? ¿Cuáles han sido sus principales causas?
En tres de los casos estuvo involucrado un vehículo motorizado (2 autos y 1 moto taxi). En el otro, parece que fueron malas maniobras y como alguien sugirió, podría ser que la Infraestructura haya tenido que ver. Considero que la disminución de la velocidad bajaría el riesgo.
En relación con este aspecto, ¿cómo es la normatividad peruana en temas de velocidades urbanas y en autopistas? ¿Avanza alguna propuesta que propenda por cambios?
Existen normas de velocidades, pero no suelen ser cumplidas ni fiscalizadas. Nuevamente, el diseño de muchas pistas no ayuda tampoco pues están hechas para inducir la velocidad. Los conductores deben darse cuenta de que ellos necesitan fluidez y no rapidez para llegar a sus destinos.
Dando un cambio, hablemos del tema de transporte urbano en estos tiempos. ¿Qué hacer con el transporte urbano durante la pandemia y pospandemia? ¿Cómo evitar que se masifiquen los contagios por mal uso de estos medios?
En países como Perú, donde el Transporte Público ha sido abandonado hace décadas, pretender que este servicio no sea foco de contagios es una ilusión. Por eso, con mayor razón, se deben invertir fondos públicos para mitigar esto y hacer, finalmente, la reforma del transporte.
Hace poco exponía algunos aspectos a tener presente en relación con la forma de evitar que las unidades sean una fuente de contagio o aumenten su forma de serlo. Cuéntenos sobre estas claves de transporte público en tiempos de pandemia.
Claro. Son medidas vinculadas tanto al sistema (aforos, unidades al 100 %, separación del chofer…) como a medidas adicionales: reducir viajes, cambio de modos y horarios escalonados. Pero, nada de esto funciona sin inversión pública a un Transporte Público que funciona bajo la “guerra del centavo”.
Y, ¿cuál sería la manera más efectiva para controlar esa «guerra del centavo» u otras falencias que tiene el transporte público en el Perú y requieren atención inmediata?
Impulsar y terminar con la Reforma del Transporte y cambiar el modelo comisionista-afiliador a uno serio de concesiones u otro mecanismo que permita darles a los conductores derechos laborales y a los pasajeros dignidad en el servicio.
Explícanos y amplíanos, por favor, en qué consiste ese modelo comisionista-afiliador, ¿cómo se aplica, a quiénes y cuáles son sus principales falencias?
En 1992 el Estado renunció a garantizar el Transporte Público al liberalizar el sistema y permitir que cualquier persona con vehículo a partir de 3 ruedas pudieran prestarlo. Era plan B para emplear a miles de despedidos por privatizaciones de las compañías de telefonía y otros servicios públicos.
Entonces, miles de unidades invadieron las calles para prestar un servicio necesario y se hizo famosa la “combi asesina” ya que la regulación era ausente, la calidad pésima y la forma de operar peor.
Básicamente hay un “dueño” de ruta (adjudicada por la Municipalidad) que alquila cupos a dueños de unidades, que a su vez alquilan sus unidades a conductores quienes tienen que hacerlas “rendir” en lo posible, y trabajan 14 horas diarias y pelean por todos los pasajeros posibles. ¡Un caos!
Bajo este panorama, entonces, ¿aparece la creación del subsidio de transporte como un desafío para el Gobierno peruano o es un tema que no se hace transversal con lo que planteas de este modelo comisionista-afiliador?
El Gobierno nunca entendió que el Transporte Público (de buses) también necesita de subsidio o alguna fórmula de Sostenibilidad con inversión pública. Querían sistemas “auto sostenibles” y el resultado fue el desastre de las “combis asesinas”. Ahora, con la pandemia, no le queda otra que entenderlo.
¿Cuál es el modelo de Transporte Público que necesita Perú o cuál es el que ustedes proponen desde la experiencia como organizaciones?
Un sistema integrado que articule distintos modos, que permita la multimodalidad, que priorice al Transporte Público y los modos activos. Un sistema que no mate gente en siniestros y que no sea un estrés salir a la calle por la congestión. Yo creo que podemos lograrlo y será mejor para todos.