Las empresas dedicadas a la explotación y producción de combustibles provenientes de fuentes fósiles fueron determinantes para poner en duda la información científica sobre el calentamiento global, pese a la evidencia de que el 80 % de los gases de efecto invernadero provienen de la quema de este tipo de hidrocarburos.
En palabras del profesor Germán Poveda, del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), el origen de las noticias falsas sobre este tema surgió de las empresas carboníferas y petroleras que veían afectadas sus ganancias en el eventual escenario de abandonar los combustibles fósiles.
“La matriz energética del mundo desarrollado se basa en combustibles fósiles, concentrada en el hemisferio norte, que representa el 80 % de los gases de efecto invernadero, lo que da cuenta del problema de la inequidad geopolítica”, explica el docente, al advertir que el problema necesita acciones de una sociedad planetaria.
El profesor Poveda, miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Accefyn), hace énfasis en que el enfoque que han difundido esos sectores en la sociedad es que el conocimiento científico era inválido, que no había consenso, que el cambio climático no era una certeza.
Al respecto reitera que “el 98 % la literatura científica publicada sobre el cambio climático sostiene que esto es un problema causado más por el hombre que por la variabilidad climática natural de la Tierra”.
La duda en la ciencia
En medio de una sesión de Sabes con Sabor, encuentro coordinado por el profesor Román Castañeda, de la Facultad de Ciencias de la UNAL Sede Medellín, el experto Poveda señaló que “en la ciencia la duda es parte del proceso de investigación, ya que la curiosidad precisamente crece allí; pero el hecho de dudar no se puede usar para crear teorías falsas”.
“Es fácil utilizar el conocimiento científico fuera de contexto, pero el cambio climático es innegable, ya se superó el límite de concentración de CO2, y a finales del siglo el planeta será 5 grados centígrados más caliente que en la era preindustrial”, asegura.
Paradigmas por cambiar
Para el profesor Poveda, “la sociedad debe superar algunos paradigmas, como que los recursos del planeta son infinitos. Es urgente recoger la recomendación de la Misión de Sabios, dejar la extracción de productos primarios como el petróleo y el carbón, sin valor agregado, y pasar a los de alto valor agregado”.
Agrega que “es hora de dejar de medir el crecimiento en PIB, porque la economía de mercado valora la naturaleza, como un bosque, por ejemplo, por el dinero que produce su madera, la posibilidad de expandir la frontera agrícola o la ganadería extensiva ineficiente, pero deja de lado la valoración ecosistémica.
Tareas de los científicos
El profesor Poveda, integrante del Panel Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático (IPCC), dice que “los investigadores tienen tareas fundamentales: primero, mostrar las evidencias científicas que respalden el cambio y la crisis climática, que muestren que hay deforestación, contaminación de los aires, de los suelos, de las aguas, que hay degradación de los ecosistemas, que hay pérdida de la biodiversidad”.
“Segundo, denunciar, con base en la investigación, cualquier estrategia o programa que afecte la crisis, como los efectos de las políticas en uso de energías fósiles o los programas que no eviten la deforestación. Por último, que los científicos trabajen de la mano con los comunicadores para que los hallazgos no se queden en laboratorios, sino que lleguen de forma efectiva a todos los niveles de la sociedad”.
Conocimiento ancestral
Sobre este punto, indica que “es necesario oír a las comunidades que han sabido coexistir en armonía durante miles de años con la naturaleza, pues su visión holística, es decir que ven la naturaleza como un todo y no separada en ramas de estudio, podría ayudar a entender mejor cómo mitigar el cambio climático”.
“Existen ejemplos de trabajos conjuntos en los que el saber ancestral se ha reforzado con investigación para dilucidar ciertos ciclos de la selva, para entender la biodiversidad e incluso para crear calendarios anuales que dan cuenta de las distintas cadenas tróficas, de cómo interactúan las especies durante los meses del año”, expone.
Y concluye señalando: “me parece fundamental que se siga promoviendo en todo el mundo la presión social hacia los políticos y los decisores para acabar con la devastación ambiental. Se deben tomar acciones inmediatas, como la bioeconomía, para frenar el cambio climático”.
Agencia de Noticias UN
