La planificación de la capital venezolana está en un callejón: sin democracia no hay desarrollo.
Zulma Bolívar, presidenta del Instituto Metropolitano de Urbanismo Taller Caracas, es lapidaria en su respuesta a la pregunta ¿cómo va el desarrollo del área metropolitana de Caracas y su tres millones de habitantes?
Su respuesta fue la misma que diera hace poco durante la realización del Congreso de Metrópolis que se adelantó en Canadá: “Sin democracia no hay desarrollo”. Y no le falta razón, teniendo en cuenta la situación sociopolítica de su país.
En el informe 2016 de Calidad de Vida de la consultora Mercer, la capital de Venezuela ocupó el lugar 185 de la lista integrada por 231 ciudades de los cinco continentes, un deterioro que ha sido progresivo en los últimos años y en el que la planificación y desarrollo del territorio, es fundamental. De hecho, el 48% de los habitantes de Caracas vive en zonas de desarrollo informal sin acceso a servicios públicos o transporte adecuado, entre otros déficit.
“Desde hace 18 años estamos inmersos en un marco donde lo que prima es el desorden, la anarquía y sobre todo el haber roto con todos el hilo constitucional, el respeto por las instituciones en el más alto nivel”, enfatiza Bolívar quien explica que la planificación del territorio – integrado por Libertador y cuatro municipios más del estado Miranda (Chacao, Sucre, El Hatillo y Baruta)-, se quedó casi detenido en el tiempo gracias a la crisis política e institucional de los últimos años en su país.
Un reflejo de esa falta de avance, pero también del esfuerzo de los planificadores urbanos de la principal ciudad venezolana, es el Plan Caracas 2020 que se formuló entre 2010 y 2012 como una herramienta de planificación urbana que planteara un diseño armónico, ordenado, sostenible y con visión de futuro. Integrado por seis líneas de desarrollo (movilidad, medio ambiente, productividad y empleo, seguridad, ciudadanía y gobernabilidad) y formulado en medio de una creciente división política entre oficialismo y oposición. Lo cierto es que hoy el Plan Caracas 2020 no ha podido ser ejecutado sino en su mínima expresión gracias a la falta de recursos y competencias.
“En este momento estamos culminando la evaluación de lo que fue la gestión 2012 a 2016. Los indicadores son realmente tristes en el porcentaje mínimo de cumplimiento para cada una de las obras y actuaciones que necesitaba la ciudad. Hoy tras cinco años, la ciudad está mucho peor, pero mucho peor que cuando iniciamos el plan”, reconoce Bolívar quien señala como culpable de este retraso a las políticas estatales que le han restado cada vez más poder a los niveles municipales.
Así se detiene políticamente la planificación y el desarrollo
En el año 1999 Caracas deja de ser Distrito Capital y pasa ser un Distrito Metropolitano bajo el mandato de un alcalde metropolitano, mientras que los alcaldes municipales tenían solo funciones coordinadoras.
La ley entró en vigor en el año 2000 y los dos primeros alcaldes del Distrito, Alfredo Peña (2000 – 2004) y Juan Barreto (2004 – 2008), pertenecían al oficialismo. En 2008 gana las elecciones el opositor Antonio Ledezma con “una alcaldía muy fuerte con un nivel de gobierno estatal y las suficientes competencias para administrar las necesidades de los habitantes de la ciudad”, recuerda Zulma Bolívar.
Sin embargo, en abril de 2009 el estado central responde eliminado la figura de Distrito Metropolitano y creando la figura de Área Metropolitana, dejando como resultado el retiro del 95,5% del presupuesto y “retirándole la mayoría de las competencias que tenía la alcaldía metropolitana y dejando solamente la coordinación de la planificación urbana y la gestión ambiental”.
Desde entonces, la alcaldía metropolitana no tuvo interacción con empresas de servicios del estado como las del transporte público, servicios públicos, infraestructura, ni cómo orientar la planificación y desarrollo de la ciudad. En ese momento el alcalde Ledezma impulsa la manera de dar esa orientación a través de la planificación estratégica que, tras la unión de la academia, la sociedad civil, los gremios profesionales, las cámaras de la construcción e inmobiliarias; produce el primer Plan Estratégico que contó demás con la participación ciudadana a través de encuestas en las que los caraqueños expusieron la ciudad que deseaban.
“Pusimos un horizonte de diseño de al menos 10 años y por eso se llama Caracas Metropolitana 2020 y el objetivo era diseñar esas actuaciones que necesitaba la ciudad a corto, mediano y largo plazo identificando cuáles eran las instituciones responsables, cuánto era el presupuesto y en cuanto tiempo se podían ejecutar”, relató Bolívar.
Para rematar la situación, en 2015 el alcalde Ledezma es encarcelado y sustituido en el cargo.
Así va un plan frustrado para una ciudad que espera
Pese al formulación del Plan, como explicó Bolívar, durante los últimos años su ejecución no ha sido posible debido a las condiciones políticas de la convulsionada Venezuela y que han tenido como escenario principal a Caracas.
“A título interinstitucional el Plan solo funciona con aquellos alcaldes que coincidían políticamente, es decir la mitad de Caracas que pertenece al estado Miranda que impulsaron las líneas del plan, pero la otra mitad, la que está en el Liberador y que pertenece al partido de gobierno, no hubo posibilidad de relación ni escrita, ni verbal ni de ningún tipo, nosotros suplimos la ausencia gubernamental interactuando con la sociedad civil organizada del municipio”, indica la presidenta del Instituto Metropolitano de Urbanismo.
Agrega que, debido al control del gobierno central, tampoco les ha sido posible obtener empréstitos con organismo multilaterales como la CAF o el BID, ya que estos recursos están bloqueados para las alcaldías de corte político opositor. También en gobernabilidad se ha perdido, dice Bolívar pues la descentralización institucional ha sido otra de las ‘víctimas’ de este proceso en Caracas.
Las dos caras de la moneda del Plan Caracas las expone Bolívar con sendos ejemplo de una y otra. La cara positiva es todo el proceso de transformación en Parque Metropolitano de la antigua base aérea de La Carlota, cuyo concurso internacional se pudo desarrollar entre 2011 y 2012 con el aporte de recursos de alcaldías y que ganó un colectivo de urbanistas colombo – venezolano. Es sin duda, un proyecto innovador y conectado con todos los lineamientos de generación de nuevo espacio público, propuestos en la Nueva Agenda Urbana. Hoy está suspendido.
Y la cara más terrible de la injerencia política en el desarrollo de la ciudad es el caso de los puentes militares instalados por el Ministerio de Transporte sobre distintos puntos del río Guaire y que fueron instalados según Bolívar sin ningún criterio planificador. “Fue un plan de ‘soluciones viales’ que se ejecutó hace dos años. Se realizó sin ningún criterio, sin participación ciudadana, sin autorización de la alcaldía, talaron árboles y que en determinados momentos colapsó la movilidad de la ciudad”.
Según Bolívar se afectaron retiros del afluente y parques lineales, espacios ya ganados para la ciudadanía. “Pero en momentos de protestas la gente empezó a usarlos como vías de escape para las persecuciones de la fuerza pública y por ese criterio fueron retirados y por ello hoy tenemos unas estructuras abandonadas y un detrimento en los recursos”.
De esta manera el progreso de Caracas se ha visto retrasado por cerca de dos décadas pese al esfuerzo de la sociedad civil, la academia y los gremios que han intentado darle un rumbo.
La gobernabilidad es, para Zulma Bolívar, el indicador más bajo para la calidad de vida de Caracas. Ellos, los más de 40 integrantes del Instituto Metropolitano de Urbanismo siguen trabajando con base en lo que los llaman ‘resiliencia comunitaria’, la misma que hoy los tiene más enfocados además de pensar en la ciudad, en la lucha por la democracia, la misma sin la que están convencidos, no puede haber desarrollo ni Plan Caracas 2020.
“En 18 años, que coinciden con el periodo gubernamental chavista, retrocedimos a la Medellín de los años 80. Un narco- estado que no deja que la ciudad viva, donde la gente está más preocupada en sobrevivir que pensar en el futuro”, concluyó Bolívar.