El proyecto de monitoreo ciudadano que ha venido recuperando la calidad del agua del río Teusacá, en Cundinamarca, fue reconocido con el Premio Caracol Televisión a la Protección Ambiental, en la categoría “Pequeñas y medianas empresas”, y es un ejemplo de ciudadanía sostenible.
Por medio de un sistema equipado con nueve sensores, la comunidad influenciada por el río Teusacá (en cercanías de la ciudad de Bogotá), mide la conductividad y temperatura del río, tarea acompañada de la formación de vigías que participan en labores de reforestación y limpieza de las quebradas de esta cuenca hidrográfica.
La bióloga Laura Holguín, estudiante de la Maestría en Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), y responsable de la iniciativa, señala que con estos análisis se busca que la comunidad entienda que cualquier cambio en el río termina afectándola.
La labor, conocida como “gobernanza del agua”, consiste en que “las personas participan en el manejo del recurso de manera activa responsable, equitativa y sostenible, es decir que entienden que si acceder al agua es un derecho, cuidarla es un deber”, explica.
En este panorama, el proyecto “Gran cuenca del río Teusacá”, desarrollado por la empresa Progresar ESP –donde trabaja la bióloga– propone un mecanismo de control social relacionado con un sistema de monitoreo ciudadano de la calidad del agua.
El sistema forma parte de lo que se conoce como “ciencia ciudadana”, que consiste en entregar tecnología inteligente a la comunidad para que gestione la cuenca o el río.
“Se trata de sensores de transmisión remota que el habitante de la cuenca introduce en el agua, y en una página pública muestra la conductividad y la temperatura del río en ese punto. Cuantas más personas tengan sensores, más se va a regular la actividad de los responsables de vertimientos de aguas residuales desde la parte alta de la cuenca”, detalla la investigadora.
La empresa Progresar ESP es un acueducto privado del municipio de Guasca (Cundinamarca), encargado de captar agua del río Teusacá, en la cuenca media y baja, una actividad que muy pocos hacen por el costo del tratamiento.
La bióloga señala que “durante el fenómeno de El Niño de 2015 evidenciamos problemas de abastecimiento hídrico, no porque no nos llegara suficiente agua, sino porque las fluctuaciones en la calidad eran muy amplias, de rangos muy anchos y eso genera inestabilidad en el tratamiento”.
Agrega que el acueducto contrató a un experto en calidad de agua y sanitarios para comprobar que el problema radicaba en la cuenca y no en el río, aunque este se había convertido en una cloaca por cuenta de los vecinos, quienes arrojaban allí sus aguas residuales.
Este proyecto, que cumple tres años de haber sido implementado, volcó a la comunidad de La Calera (Cundinamarca) en el cuidado de ríos, bosques, fauna y flora localizados en la gran ribera del Teusacá.
Otro de los propósitos del proyecto es que el lugar se convierta en un espacio habitable en el que los pobladores puedan sembrar árboles, y que, sobre todo, identifiquen las alteraciones que presenta el agua.
La plataforma que usamos tiene capacidad de albergar sensores en todo el país, así que es un sistema que se puede aplicar en otros espacios, ya que es “de” y “para” la comunidad, pero se requiere de su compromiso y el de las entidades, empresas y autoridades.
El proyecto, similar a sistemas implementados en Estados Unidos, Canadá o Singapur, fue reconocido con el Premio Caracol Televisión a la Protección Ambiental, en la categoría “Pequeñas y medianas empresas”.
Con información de la Agencia de Noticias UN