¿Quieres ayudar a salvar el planeta? Conviértete en vegano

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LA Network
24 junio, 2018 - Ecología Urbana

Un novedoso meta análisis de los ciclos globales de producción de alimentos y su impacto en el medioambiente en todo el mundo, devela las consecuencias de esta actividad y la necesidad de modificar los hábitos de alimentación. La pregunta es: ¿podríamos cambiar realmente nuestra cultura alimentaria o incluso hacernos veganos?

¿Quieres ayudar a salvar el planeta? Conviértete en vegano
Los seres humanos, en su mayoría, no han asumido conciencia plena sobre consumir menos carne y cambiar gradualmente la dieta alimentaria.

¿Sabías que para producir un kilo de verduras se requieren 300 litros de agua? ¿Pero que para producir un kilo de carne de res o vaca se necesitan 15 400 litros del líquido?

En total, la producción animal mundial requiere alrededor de 2422 Gm3 de agua al año. Una tercera parte de este volumen corresponde al sector ganadero; otro 20 % al sector lechero. Del volumen total de agua, el 98 % es la huella hídrica de la alimentación de los animales. Y si a esto sumaramos los requerimientos en tierras cultivables y el uso de químicos que contaminan la atmósfera, el impacto de la producción de alimentos es aún más dramático.

Un grupo de científicos encabezado por los profesores de la Universidad de Oxford (Reino Unido), Joseph Poore y Thomas Nemecek, revisaron 570 estudios de lo que se conoce como “análisis del ciclo de vida” (método que rastrea el impacto medioambiental asociado con todas las etapas de la existencia de un producto). Estos estudios abarcan más de 38 000 granjas y 1600 procesadores de alimentos, tipos de envasado y vendedores minoristas en 123 países.

Los investigadores cuantificaron un número sin precedentes de impactos medioambientales -emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), uso del suelo, uso del agua, acidificación del océano y eutrofización (acumulación de residuos orgánicos en el litoral marino o en un lago, laguna, embalse, etc.) – de 40 productos alimenticios diferentes.

Los resultados más relevantes evidencian cómo durante todo su ciclo de vida, la producción de alimentos ocupa el 43 % de la tierra del planeta, es responsable del 26 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (en su mayor parte dióxido de carbono, CO2 y metano, CH4), del 32 % de la acidificación y el 78 % de la eutrofización.

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Foto: Hermes Rivera. Aplicar la propuesta supondría unas consecuencias inmediatas para el planeta: reduciría el consumo mundial de agua en un 20 % y las diferentes emisiones de gases bajarían a la mitad.

Pero estas cifras empeoran debido a que los principales productos de origen animal (carnes rojas, blancas, huevos y lácteos), requieren el 83 % de la tierra dedicada a la producción de alimentos y son responsables de casi el 60 % de todos los tipos de emisiones de gases. Estos requerimientos no se compadecen con los beneficios, ya que solo aportan el 37 % de las proteínas y el 18 % de las calorías que sostienen al cuerpo humano.

Se estima que más de 570 millones de granjas producen cultivos en casi todos los climas y tipos de suelo del mundo, lo cual provoca la degradación de los ecosistemas, el agotamiento de los recursos hídricos y un agravamiento del cambio climático. Encontrar entonces tácticas para mitigar estos efectos negativos que sean efectivas para todos los productores y consumidores supone un desafío.

¿Volverse vegano?

Este novedoso y hasta ahora único meta análisis de los ciclos globales de producción de alimentos y su impacto en el medioambiente global es, sin duda, un valioso recurso para legisladores, productores de alimentos y consumidores por igual, dado que ayuda a revelar formas, soportadas en datos concretos, de reducir el impacto de los alimentos en el medio ambiente.

Los investigadores recomiendan que los productores controlen su impacto, elijan las prácticas que mejor encajen con cada zona e informen sobre su impacto a los eslabones que se encuentran por encima de ellos en la cadena de suministro; que los legisladores incentiven a los productores para que estos establezcan objetivos medioambientales, y que los consumidores elijan su dieta estando informados.

Sobre este último punto, la propuesta principal de los autores para superar las consecuencias de este esquema de producción es un cambio generalizado y masivo de la dieta humana, dejando a un lado los productos animales en favor de los vegetales.

Aplicar la propuesta supondría unas consecuencias inmediatas para el planeta: reduciría el consumo mundial de agua en un 20 % y las diferentes emisiones de gases bajarían a la mitad. Pero el mayor beneficio estaría en la tierra: hasta el 76 % de las tierras que ahora se usan para el ganado y la agricultura volvería a recuperarse para el servicio medioambiental. Eso representaría cerca de 3100 millones de héctareas.

Lo cierto es que la propuesta de los científicos se enfrenta a una realidad hasta ahora inmodificable: los seres humanos, en su mayoría, no han asumido conciencia plena sobre consumir menos carne y cambiar gradualmente la dieta alimentaria o incluso pensar de verdad en posturas como el vegetarianismo o el propio veganismo. No es un tema sencillo y hay muchos intereses de por medio y millonarias cifras de la industria cárnica. Pero no hay duda que esta investigación es un buen punto de partida para avanzar en una ruta de producción verdaderamente sostenible.