La normalización de buena parte de las actividades comerciales en Bogotá, incluida la operación de bares y restaurantes, no significa que el virus SARS-CoV-2 ya no está presente o que sea menos contagioso.
Así lo aseguró el médico Carlos Arturo Álvarez Moreno, docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien explicó que, en este punto de la pandemia, después de más de un año de confinamientos completos y aperturas graduales de la actividad comercial e industrial, es clave que cada ciudadano extreme las medidas de autocuidado para minimizar el riesgo de nuevos contagios.
“Tener una apertura implica que hay mayor interacción social, lo que aumenta el riesgo de contagios. Es claro que la interacción no solo se da en la calle sino también dentro de la casa, y es ahí donde cada uno puede extremar medidas lavándose las manos, usando correctamente el tapabocas, conservando el distanciamiento social y permaneciendo en sitios con adecuada ventilación”, señaló.
El plan de reapertura escalonada fue decretado por la administración distrital y empezó a regir desde el lunes 8 de junio, en un momento en el que la ciudad ya acumula más de 1 millón de contagiados, de los cuales 935.000 se han recuperado y 19.931 han fallecido.
El doctor Álvarez agregó que existe otros factores que influyen en el comportamiento de la epidemia, incluyendo la presencia de nuevas variantes (mutaciones del virus que son más contagiosas), además de las condiciones climáticas (lluvias y temperaturas más bajas) que hacen que la cantidad de contagios no ceda.
“Aunque ya tenemos una prevalencia del 60 % de personas recuperadas y la vacunación ha ido avanzando, estamos lejos de una inmunidad de rebaño. Si no hay nuevos elementos que cambien la tendencia, para el segundo semestre del año el Distrito podría tener condiciones similares a las de inmunidad de rebaño”, aseveró.
Lejos de la pospandemia
Además, hizo énfasis en que aún falta un camino más largo para que se pueda hablar de pospandemia, un fenómeno que ocurre cuando el virus sigue circulando, pero hay tanta gente vacunada o inmunizada que ya no hay riesgo de un colapso en el sistema de salud. No es que el virus se vaya a ir, eso hay que tenerlo claro”.
Al preguntarle si habían sido acertadas las decisiones de cerrar completamente la ciudad en 2020, cuando los contagios eran menores, y reabrir en uno de los picos, el doctor Álvarez manifestó que “los cierres permitieron aumentar la capacidad instalada del sistema de salud, que pasó de 900 a 2.700 camas UCI, lo que evitó una tragedia. Si hubiéramos seguido abiertos en ese momento los contagios se hubieran disparado y no habríamos tenido con qué hacer pruebas y atender a los pacientes”.
Contra el desempleo
Por su parte el profesor Camilo Díaz Urrea, de la Facultad de Ciencias Económicas, y coordinador de la Unidad de Análisis en Ciencias Económicas de la UNAL, dijo que “a pesar de que la curva de contagios no se ha frenado, la reapertura comercial e industrial era necesaria. Este es un paso grande que permitirá que la tasa de desempleo, que hoy está en 15 % en el país, ceda un poco. Bogotá es la ciudad más importante, aporta cerca del 25 % del PIB y por eso en términos económicos esta fue una decisión positiva”.
Señaló además que “según las cifras oficiales, los hogares colombianos perdieron más de 32 billones de pesos en ingresos producto de la pandemia y los cierres, pero Bogotá está mostrando señales de resiliencia que apuntan a una reactivación del empleo y los ingresos; por lo que sabemos, el impacto en el recaudo de impuestos no ha sido trascendental y eso permitirá que no se frenen las inversiones y que se generen nuevas obras y empleos”.
Ambos expertos aconsejaron que mientras sea posible se mantenga el teletrabajo para que no aumente la presión y congestión en los sistemas de transporte y espacios laborales.
Agencia de Noticias UN