Desde Chile, Perú, Ecuador y Colombia, migrantes venezolanos huyen de la pandemia para padecer mejor, sus consecuencias en su tierra: la Organización Internacional del Trabajo advierte de consecuencias.
La Organización Internacional de Trabajo (OIT) advirtió este miércoles que el retorno de miles de migrantes a sus países de origen desde los de acogida, para huir de las graves consecuencias de la pandemia, podría agravar sus condiciones de vulnerabilidad ya que estos no están preparados para ofrecerles las condiciones básicas.
“A medida que se van suavizando las medidas de contención, es posible que millones de trabajadores migrantes tengan que regresar a sus hogares en países de ingresos bajos y medianos, donde los mercados laborales, ya frágiles antes del brote de COVID-19, están ahora más debilitados”, indica la organización.
Aunque la advertencia hizo énfasis por el fenómeno en África y en Asia, la situación actual tiene como protagonistas a los cerca de 5.000.000 de venezolanos que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), calcula emigraron hasta el año pasado de su país, de los cuales unos 3.000.000 se habrían refugiado en países suramericanos.
Las carreteras que desde Chile, Ecuador y Perú conducen a Colombia, se han visto salpicadas con miles de venezolanos que quieren retornar a padecer preferiblemente en su tierra, las consecuencias de la caída de las economías, principalmente las informales, que ya no tienen nada para ellos en la diáspora.
De hecho, en este último país, especialmente en la ciudad fronteriza de Cúcuta, se presenta actualmente un punto de represamiento de venezolanos en tránsito, debido a las restricciones impuestas por Nicolás Maduro y que limita el ingreso en número personas y de días a la semana. Ello ha generado una crisis social y especialmente sanitaria tanto para el gobierno nacional como para el local, que debe acarrear con la coyuntura en sus calles y en medio de la pandemia.
“Esta es una crisis potencial dentro de otra crisis. (…) Sabemos que muchos millones de trabajadores migrantes, que estaban confinados en sus países de trabajo, han perdido el empleo y se prevé que ahora regresen a casa en países que ya están lidiando con una economía débil y un desempleo creciente. La cooperación y la planificación son fundamentales para evitar una crisis peor”, señaló Manuela Tomei, Directora del Departamento de Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT.
La alerta de la OIT resulta de investigaciones hechas en 20 de los países que acogen un total de 164 millones de trabajadores migrantes, y aunque aclara que no espera que todos ellos regresen a sus países, afirmó que millones lo harán.
Sin embargo, ese regreso puede ser un golpe fuerte para quienes retornan. La OIT detecta distintos riesgos a los que se exponen: discriminación y rechazo por considerarlos portadores del virus a lo que se suma quedar por fuera de los mecanismos de apoyo social que están en marcha para los residentes, lo que los dejaría en la misma situación de vulnerabilidad de la que huyeron.
Para generar una respuesta adecuada, la OIT explicó que se requiere de una gobernanza eficaz con recursos, políticas y entidades eficaces, virtudes que no son las habituales en Venezuela, por ejemplo, país de destino de la mayoría de la ola de retorno actual en Suramérica.
Pero el sur no es la única región que padece. Para mediados de mayo la ACNUR alertaba de los desplazamientos tanto internos como externos en Centroamérica y que se están agravando por las condiciones generadas por la pandemia de COVID-19 como la pérdida de empleos e ingresos, el confinamiento y la violencia que aplican los grupos criminales y bandas en los barrios de las ciudades especialmente en Honduras, El Salvador y Guatemala, aprovechando las cuarentenas.
La oficina del Alto Comisionado advirtió en ese momento del aumento de los movimientos de migrantes que se va a presentar con el levantamiento paulatino de las medidas de confinamiento en las ciudades de Latinoamérica.