Obtuvo el primer lugar en el certamen organizado por el Centro Ross de World Resources Institute para Ciudades Sostenibles por sus políticas de agricultura urbana y periurbana.
“Espero que en el futuro cercano seamos cada vez más las ciudades que apuestan a la agricultura agroecológica a nivel local. Es menester entender la producción local y sustentable de alimentos en su impacto social y ambiental de la manera más comprensiva posible. El paisaje de la ciudad se ha transformado, terrenos muy degradados se han convertido en lugares de producción de alimentos. Estos terrenos se han transformado a partir de familias que trabajan la tierra. Hay un espíritu cooperativo fundamental en cada una de las huertas. La ciudad se ha llenado de ferias de comercialización de estos productos. Esta cadena virtuosa tiene rostros: cientos de familias que con gran esfuerzo hacen este proyecto posible y viable”, subrayó el intendente.
“Este es un tiempo donde vamos a necesitar imaginación: hay que escuchar mucho, apostar a la participación. Necesitamos una política que piense la planificación urbana de las ciudades de forma más amigable con el ambiente. La clave es el sostenimiento en el tiempo. No hay urgencia mayor que construir políticas sostenibles en relación a mitigar el cambio climático a nivel mundial, vamos a ser la generación de la pandemia, superarla tiene que otorgarnos mayor sabiduría”, concluyó diciendo Javkin.
A su turno Ani Dasgupta, presidente y director Ejecutivo de WRI, expresó: “Felicitaciones, Rosario por ganar este gran premio. Los programas de agricultura urbana tienen numerosos beneficios más allá de los beneficios climáticos. El programa ha creado una cultura de sostenibilidad en la que las personas no solo son conscientes de lo que comen, sino también de dónde viene la comida, cómo se hace y cómo se trata la tierra misma. Rosario demuestra poder dar respuesta a una crisis con la cadena virtuosa. unir la resiliencia de la sostenibilidad y el desarrollo económico, la transformación inclusiva de Rosario. Esta iniciativa sienta las bases para el futuro”.
Cabe destacar que Rosario resultó ganadora frente a otras cuatro ciudades que también fueron finalistas entre 262 postulaciones de 54 países que presentaron proyectos para abordar el cambio climático y la desigualdad urbana. Los cinco finalistas fueron iniciativas presentadas por las ciudades de Ahmedabad (India); Nairobi (Kenia); Monterrey (México); y Londres (Reino Unido), además de Rosario.
Las propuestas fueron desde reducir las emisiones del transporte hasta la agricultura urbana y la protección contra inundaciones en los barrios marginales. Cada uno adoptó un enfoque diferente, pero todos mostraron que las ciudades pueden ser más sostenibles y más productivas para más residentes a través de cambios empoderadores, participativos y climáticamente.
La experiencia de Rosario
La política municipal para la producción agroecológica de alimentos, en un principio y desde el 2001, a través del Programa de Agricultura Urbana y más adelante extendida al cinturón verde, es un ejemplo de cómo la ciudad puede dar respuesta a los desafíos sociales y ambientales, particularmente entre los complejos escenarios de cambio climático.
La sostenida política pública de Agricultura Urbana hoy alcanza 7 parques huerta y 6 huertas grupales, incluye a más de 250 huerteros y huerteras que producen mediante técnicas agroecológicas alimentos saludables que son comercializados de manera directa a los y las consumidores.
En total son 25 hectáreas en agricultura urbana y 50 hectáreas en el cinturón verde, que producen agroecológicamente unas 2.500 toneladas al año de hortalizas, comercializando en 7 espacios permanentes. Además de este enorme capital social estos espacios han transformado el paisaje urbano, recuperando suelos degradados y generando espacios de encuentro y una rica biodiversidad.
Por su parte el proyecto cinturón verde, que avanza en la reconversión a la agroecología de las producciones hortícolas y de cultivos extensivos en el periurbano de la ciudad, actualmente cuenta con 17 establecimientos que producen con técnicas sostenibles y muchos comercializan también de manera directa a consumidores y consumidoras.
Este proyecto busca consolidar la producción frutihortícola en un sector de la ciudad protegido por ordenanza para tal fin, ya que además del potencial para generar alimentos sanos de cercanía, sin agroquímicos, presta servicios ambientales clave a la hora de enfrentar el incremento de lluvias y preservar la biodiversidad.