Tras el dato de las 7 200 víctimas anuales en siniestros viales en Argentina, está Luchemos Por La Vida, una organización sin ánimo de lucro que llegó a sus 28 años de trabajo para tener ciudades y carreteras más humanas.
Que en un país como Argentina se presenten anualmente 7 200 víctimas por causa de incidentes de tránsito evitables es algo de por sí inaceptable; pero que esa cifra la entregue una ONG y no el Estado, y que además ese Estado no se destaque por sus iniciativas para evitar esa tragedia, preocupa aún más.
LA Network dialogó con el abogado argentino Alberto Silveira, cofundador y presidente de la organización civil Luchemos Por La Vida, que trabaja por evitar la muerte de personas en las ciudades y carreteras argentinas y que cumplió este mes 28 años de creada, gracias a un grupo de ciudadanos preocupados -en ese entonces como hoy-, por la vida de los argentinos en las vías.
¿Por qué nació Luchemos Por La Vida?
Nació por una preocupación que no solo me surge a mí sino a un grupo de 10 o 15 personas que hacíamos otras tareas de ayuda comunitaria que terminaron y después de un proceso largo de análisis, de querer hacer otras cosas diferentes, nos decidimos por el tema del tránsito y los accidentes. Sabíamos por los medios que había muchos muertos y heridos graves y que nadie hacía nada en ese campo: ni el Estado, ni ninguna asociación en particular y los que habíamos tenido la oportunidad de conocer países más avanzados, sabíamos que el tránsito era diferente. Entonces decidimos crear la asociación y ponernos a trabajar en un proyecto que en un principio fue muy pequeño, era un trabajo de pocas horas a la semana y en el cual nos propusimos que si con todo lo que hacíamos salvábamos una vida, valía la pena el esfuerzo realizado.
Uno de los objetivos de las organizaciones civiles es influenciar en el sector público y sus políticas. ¿Lo han logrado?
Sin duda que sí. A lo largo estos 28 años hemos logrado influenciar en muchas cosas, empezando por la Ley de Tránsito que en el año 1995 se sanciona. También después de muchas peticiones -y no es solo mérito nuestro sino también de otras muchas personas que pedían lo mismo-, nos unimos para que el Estado creará la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Prácticamente todas las políticas que deberían poner en práctica las autoridades y que hoy se limitan solo a enunciarlas, son todas propuestas de Luchemos Por La Vida, recogidas por la experiencia internacional de países exitosos en seguridad vial.
¿Y más recientemente?
También recientemente se han incorporado a un proyecto del Código Penal, que sería aprobado este año por el Congreso, dos delitos contra la seguridad vial que desde hace más de 10 años proponemos: que quien conduzca a una velocidad extremadamente superior al máximo permitido, en más de 40 kilómetros, será castigado con cárcel al pasar esta conducta de contravención a delito. Lo mismo aquel que conduzca con una concentración alcohólica superior en más del doble del máximo autorizado, es decir aquel que conduzca con una concentración alcohólica mayor a un gramo de alcohol por litro de sangre.
¿Cómo está su país en materia de control y sanción?
No es muy grande el progreso que ha hecho Argentina al respecto. Es imprescindible y lo venimos diciendo desde hace por lo menos 25 años, que las autoridades asuman este papel indelegable que no lo puede hacer ni Luchemos Por La Vida ni ninguna otra ONG y es hacer cumplir las leyes de tránsito. Ello mediante un sistema engranado de controles eficaces y sanciones efectivas. Es justamente lo que falta en Argentina. Las leyes no están mal, son leyes al mismo nivel o semejantes a las de los países exitosos en seguridad vial, pero sin control ni sanción.
¿Qué pasa entonces?
Se vive una ficción en las carreteras y en las calles y avenidas de las ciudades argentinas, las leyes no se fiscalizan, no se sanciona a aquellos que incumplen las normas poniendo en riesgo la vida propia y la de los demás; fundamentalmente en temas claves como las drogas y el alcohol previos o durante la conducción. También por exceso de velocidad, falta de los cinturones de seguridad, del uso de cascos en motociclistas que tantas y tantas vidas pueden salvar; así como las sillas de retención infantiles en los vehículos. Hay algo de fiscalización en las ciudades grandes, no la que se debería, pero en general no hay fiscalización.
¿Cómo evalúa el desempeño de la Agencia Nacional de Seguridad Vial argentina?
La agencia fue creada hace 10 años y nació bien en nuestra opinión, pero ha tenido un cambio porque se politizó mucho. Durante el anterior gobierno prácticamente abandonó su tarea esencial y pasó a ser una especie de adicional de la campaña política del Ministro del Interior de entonces, de quien dependía.
¿Y la actual gestión?
Con las nuevas autoridades estamos expectantes porque la verdad es que hace ya dos años y medio que están y si bien hay muchos anuncios y se dice que hacen muchas actividades, eso pasa desapercibido, no se ve. Es decir, hay una especie de ausencia de la actividad fundamental que sería, desde nuestro punto de vista, liderar todas las acciones de seguridad vial, esfuerzos pequeños o grandes que se desarrollan en todo el país; conducirlos a hacer presión sobre las autoridades locales para que se hagan los controles, se apliquen las sanciones y para que las leyes tengan vigencia real en las calles y rutas del país.
Al final del 2017 LA Network presentó el ranking de ciudades de Latinoamérica con más muertes y se evidenció la falta de cifras oficiales. ¿Cuál es la situación en Argentina?
Luchemos Por La Vida tiene cifras de Argentina desde hace 25 años. Hacemos un mapa accidentológico con los muertos qué se puede visitar en nuestra página web.
Sin embargo, desde el punto de vista oficial hay muchas falencias. Recién ahora, hace muy pocos días se dieron a conocer unas cifras oficiales sobre el año 2017. Esas cifras son cuestionables, cifras que no merecen confianza porque se descubren falencias, contradicciones, falta de rigurosidad, de precisión en muchos lugares. Es realmente otra asignatura pendiente, tener cifras serias y confiables.
Precisamente hablando de futuro, ¿cuál es el futuro de la organización?
Una de las tareas más conocidas de Luchemos Por La Vida es una campaña permanente que hacemos en todos los medios de comunicación, radio y televisión, en espacios donados por los medios, incluso algunos internacionales como CNN en Español. Uno de nuestros proyectos es seguir profundizando esta difusión porque creemos que la concientización masiva es fundamental para lograr cambios en seguridad vial y que, definitivamente es cultural, de tener un tránsito civilizado que prioriza la vida y que no produzca muertes evitables.
¿El personal que tienen es suficiente para ello?
En la fundación trabajan muchos voluntarios de forma ocasional, la gente que estamos de forma permanente somos pocos, pues el tema no es un tema ‘súper atractivo’ para la sociedad; de hecho por eso tenemos este problema. Somos pocos pero trabajamos entusiasmo y con mucha dedicación y vocación científica y todo lo que se ha logrado que es importante. No sé cómo va a ser nuestro futuro pero esperamos seguir luchando para que podamos concretar, algún día, lo que podría parecer una utopía, pero que es el sueño y la razón de existir de Luchemos Por La Vida: que no mueran más personas por causa de accidentes evitables en la Argentina.