La UBA, Universidad de Buenos Aires, en el puesto 74, es la primera y única representante de la región en el Top 100: ¿demuestra eso la calidad de la educación superior en nuestro continente? Experto asegura que no, aunque hay que promover cambios.
La reciente publicación del QS World University Ranking, que califica a las universidades del mundo y las ubica en un listado, resultó en un sabor amargo para Latinoamérica cuando solamente una de sus instituciones de educación superior figuró entre los 100 primeros lugares del ranking, poniendo sobre la mesa la pregunta de si ese escalafón es una demostración de la calidad regional y su capacidad de competir con la producción de conocimiento a nivel mundial.
El QS World University Ranking está encabezado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), la Universidad de Stanford, la Universidad de Harvard, la Universidad de Oxford, el Instituto de Tecnología de California (Caltech), el Instituto Federal de Tecnología de Suiza, la Universidad de Cambridge, la UCL, el Colegio Imperial de Londres y la Universidad de Chicago; en los 10 primeros lugares.
Además, se suman dos universidades asiáticas en los puestos 11 y 12: la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur y la Universidad Nacional de Singapur, lo que deja en claro el espectro Estados Unidos, Europa, Asia como dominadores del listado.
¿Quiere decir esto que la calidad de nuestras universidades es baja? Quizás el asunto no es en blanco y negro.
Así lo explica Felipe Aramburo, Ingeniero Civil, magíster en Desarrollo Humano y Políticas Públicas que funge como Coordinador de Formación Educativa de Proantioquia, organización privada colombiana de origen empresarial, dedicada a fomentar la competitividad de su región (Antioquia) con base entre otras dimensiones, en la calidad de la educación.
El experto aclara que antes de evaluar y considerar cualquier tipo de escalafón educativo, es necesario aclarar que “los rankings son arbitrarios. Cada uno utiliza una metodología en la que incluye variables que a juicio del diseñador son poderosas. Luego hay que decir que no hay un ranking que de por sí, pueda asegurar cuál universidad es la mejor del mundo. Sin embargo, pueden ser indicadores no determinantes en términos de lo mejor o lo peor, pero sí importantes como identificador de que sí hay una brecha cada vez más instalada dentro de las universidades entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo”.
Una vez bajo esta perspectiva y la ubicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el lugar 74 y como única institución superior entre las 100 primeras del mundo; resulta lógico preguntarse, ¿por qué más universidades de la región no están incluidas al menos en los lugares secundarios del escalafón?
Para Aramburo Rodríguez, es claro que sí hay calidad en las universidades de la región y hay una valiosa producción de conocimiento, “más allá de decir que nuestras universidades no son buenas, lo que en ningún momento podría decirse, pues en Latinoamérica hay muchas universidades de alta calidad y productoras de conocimiento, lo que sí se hace necesario y urgente para favorecer procesos de desarrollo, es el fortalecimiento sistemático, progresivo y continuo de las universidades como grandes centros de pensamiento. Un país que quiera abocarse a procesos de desarrollo sostenible encuentra en la universidad y particularmente en las universidades públicas, escenarios poderosos para la construcción de conocimiento”, indicó.
Frente a ese reto, el experto colombiano señaló que, dentro de las claves están la de contar con unas universidades más pluralistas en términos de la amplitud en todas las áreas del conocimiento.
Considera Aramburo que instituciones como Oxford y Cambridge, ubicadas entre los primeros lugares, tienen como característica esencial escenarios de aprendizaje, investigación y extensión, en todos los campos del conocimiento, tanto las carreras denominadas STEM -acrónimo de las palabras ciencia (Science), tecnología (Technology), ingeniería (Engineering) y matemáticas (Maths)-, como las artes y las humanidades, que enriquecen y fortalecen la producción de conocimiento para el mundo.
“Eso no se nos puede olvidar: si queremos mejores universidades, tenemos que garantizar la diversidad de saberes”.
Como una segunda clave que puede aportar en el cerramiento de la brecha entre las universidades de los países desarrollados y las de Latinoamérica, Aramburo advirtió que, también como característica de las mejores universidades, está la participación e involucramiento constante y firme del sector empresarial de los países.
“Es muy importante pensar para nuestros contextos que estas universidades, grandes articuladores de diferentes sectores sociales, por ejemplo, los institutos técnicos del MIT, son entidades académicas financiadas en buena medida por el sector empresarial. Entonces hay toda una serie de sinergias entre la empresa, el Estado, los egresados y los privados, que logran apalancar procesos de financiamiento, pero también direccionan asuntos de investigación que potencian (altos) niveles de desarrollo y de fortalecimiento de las instituciones universitarias”, concluyó el experto, dejando sobre la mesa dos claves para la potenciación de las universidades latinoamericanas.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el lugar 103, la Universidad de Sao Paulo (116), la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) en el puesto 127 y el Tecnológico de Monterrey (158); completan el top cinco de las consideradas mejores instituciones en Latinoamérica según el QS World University Ranking.