Portugal es uno de los países europeos cuyas ciudades tienen menor desarrollo de infraestructura para la bicicleta. Pero en el caso particular de Lisboa, su capital, quiere cambiar esa realidad.
Es por ello que ha venido adelantando el montaje de un sistema público de bicicletas. Hace un mes fueron instaladas 100 bicicletas, el 75% de ellas eléctricas, considerando que Lisboa es una ciudad montañosa asentada entre siete colinas. El sistema – hoy en una versión de prueba o beta- aspira a tener casi 1.500 bicicletas, 1.000 de ellas eléctricas.
Pero la ciudad ha venido estudiando además cómo debe ser la red de ciclovías para una topografía de sus características. Para ello surgió el proyecto Lisboa Horizontal, desarrollado por una firma privada de arquitectura y urbanismo, que es una excelente referencia para las ciudades latinoamericanas que como Lisboa comparten la cualidad de montañosas.
El estudio de Lisboa Horizontal permitió hacer el análisis de los 1.093 kilómetros de calles que tiene la ciudad para calcular el grado de inclinación y así delinear la red de ciclovías.
El proyecto demostró que el 63% de las vías son accesibles para todos los ciudadanos que quieran moverse en bicicleta. Ello rompe con el prejuicio de “no ciudad” para las bicis y demuestra que 691 kilómetros están disponibles para las ciclovías de manera inmediata.
En el mismo análisis, un 25% de las calles tiene una inclinación que el proyecto califica para ciclistas urbanos entusiastas y el 12% de las vías es para “valientes” de la bicicleta, por su alto grado de inclinación.
Sin duda, este estudio, que define incluso el trazado inicial de las ciclorutas distribuidas en 4 líneas, es un gran insumo para la capital, pero sobre todo es la evidencia clara de cómo se debe planificar el uso de la bici para ciudades montañosas, de pendiente, característica tan común en América Latina. Tomen nota alcaldes y ciudadanos. Sí se puede, con planificación. Lisboa ya transita en la ruta de la bicicleta.