Los nuevos barrios de la capital, desde inicios del siglo XIX hasta la primera mitad del XX, se dividían en los inundables y sin servicios, para las familias más pobres, y aquellos que se encontraban en terrenos bien drenados, sin problemas de inundaciones ni derrumbes, para los sectores más favorecidos.
Estos datos forman parte de la rigurosa investigación centrada en una época poco estudiada sobre el crecimiento de la capital colombiana: finales del siglo XIX y comienzos del XX, que fue determinante para la constitución de la ciudad que vemos hoy.
Hacia 1950 se generalizó la idea de que la urbanización en Bogotá comenzó en el primer tercio de ese siglo, y si bien la capital fue una modesta ciudad que se convirtió en una inmensa urbe en ese periodo, su proceso de urbanización inició a finales del XIX.
Así lo demuestra el estudio de Luis Carlos Colón, profesor de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), y Germán Mejía Pavony, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana, quienes hacen un viaje por los mapas de Bogotá entre 1884 y 1956, para hacer un atlas inédito sobre los barrios de la ciudad.
“La idea era ver el proceso de urbanización en Bogotá, pues normalmente se dice que la ciudad crece a partir de los años cincuenta del siglo XX, lo cual, aunque es cierto, pasa por alto que el primer periodo de esa centuria no se ha estudiado mucho, y en ese lapso pasaron muchas cosas”, afirma el investigador Colón.
La investigación, que comenzó en el Fondo de Notarías del Archivo General de la Nación, buscaba documentar los negocios relacionados con los nuevos barrios en el periodo estudiado. También se consultaron los archivos notariales con licencias de construcción en el Archivo de Bogotá.
El libro Atlas histórico de barrios de Bogotá 1884-1954 reúne este proceso, en el cual hubo movimiento e incorporación de tierras al perímetro urbano con la creación de estos barrios.
Créditos con hipoteca
La mayoría de los barrios, destinados a personas de bajos ingresos, se crearon cuando el crédito era casi nulo para ellas, por lo que los urbanizadores y las personas que los inician también se ingeniaban la forma de otorgarles un crédito. Vendían los lotes a cinco años, a veces más, los compradores firmaban hipoteca y hasta que no pagaban no se les entregaba. Casi todos los barrios se crearon así.
La ocupación del territorio se dio en función de los sectores más favorables, que por lo general se encontraban en terrenos sobre la parte baja de las montañas, mientras que las zonas con mayores problemas ambientales eran ocupadas por personas de bajos ingresos. Desde hace muchísimo tiempo, barrios como el Ricaurte se inundan con frecuencia, lo que también ocurría cuando estos terrenos no estaban urbanizados, destaca el estudio.
Los terrenos desfavorables no tuvieron obras de infraestructura, eran barrios sin acueducto o con un sistema improvisado a partir de pozos o fuentes de agua que no eran tratadas, no tenían instalación de alcantarillado –solo zanjas– y la mayoría de los desechos trataban de drenar por gravedad. Solo veinte años después el municipio pudo resolver estos problemas de infraestructura, no a costa del presupuesto de los urbanizadores, sino del erario.
Hacia 1945 el urbanista suizo Le Corbusier analizó la forma que tenía Bogotá, y “encontró una ciudad desordenada, cuya única solución era tumbar la mayoría y volver a construir”, según lo documenta el investigador Colón.
“La ciudad de barrios de principios de siglo se transforma luego en una urbe donde reinaba el anonimato”, señala el estudio.
La investigación, financiada por la Facultad de Artes de la UNAL, contó con la participación de varios estudiantes.
Agencia de Noticias UN