La política pública es fundamental para promover iniciativas que protejan el medio ambiente. Más aún, cuando estas iniciativas van acompañadas de incentivos para todos los que participan en el proceso.
Y es que, aunque todos tendríamos que estar sumados a este objetivo sin necesidad de que nos premien por hacerlo, la realidad es que romper inercias no es fácil y es en ese sentido que crece el valor de toda acción específica que detone la implementación de acciones “verdes”.
Ese fue en su momento el valor de la Hipoteca Verde del Infonavit, así como del programa Eco Casa, de Sociedad Hipotecaria Federal, modelos ambos, que incluyen en sus esquemas de crédito -uno dirigido al comprador, y el otro a quien produce la vivienda-, incentivos para incorporar criterios de diseño, equipamientos, tecnologías y materiales sustentables, en los desarrollos habitacionales que se construyen en el país.
El impacto de ambos programas se ha sentido en la calidad de miles de viviendas, y en el hecho de que esa calidad se ha traducido en buenas noticias para el medio ambiente y en ahorros para los propietarios de esas viviendas, que notaron los beneficios en los recibos de la luz, agua y gas.
Resulta evidente la necesidad de fortalecer todo mecanismo que permita mejorar la calidad de las viviendas por la vía de la sustentabilidad…
Es por eso tan importante el que la ONU, a través de ONU-Habitat, otorgara uno de sus reconocimientos más importantes, el Pergamino de Honor, a la Sociedad Hipotecaria Federal, por los alcances del programa Eco Casa.
El reconocimiento es importante porque es un llamado a lograr que las viviendas sustentables no sean sólo una excepción, un ejemplo destacado de buenas prácticas, sino una norma que se refleje en que la totalidad de las viviendas que se construyan en México se hagan siguiendo políticas cada vez más verdes.
El Premio otorgado por la ONU debiera tener un efecto multiplicador, que permita, por ejemplo, incorporar la sustentabilidad al ADN incluso de la vivienda autoproducida, así como a programas de financiamiento generados por la banca privada.
El reto debiera ser fortalecer en alcance y profundidad la Hipoteca Verde y Eco Casa, y generar sus equivalentes en los productos de crédito individual y a la producción de vivienda, de la banca privada, así como en los esquemas oficiales que apoyan la autoproducción.
Imaginemos, ahora que están tan de moda los etiquetados para los alimentos, que hubiera campañas que llamaran a usar materiales y tecnologías amigables con el medio ambiente.
Imaginemos que lo mismo una empresa que desarrolla miles de viviendas, que un padre de familia que está auto produciendo su casa, tengan información adecuada y ventajas al elegir tecnologías y materiales sustentables para hacerlo.
Imaginemos una industria de la construcción abiertamente sustentable… Que así opere y así lo comunique a la sociedad.
Imaginemos incentivos que permitan acelerar el proceso que permita reducir también en forma acelerada, la emisión de contaminantes que provoca la industria de la construcción a lo largo de todos sus procesos.
No habría que buscar incentivos para hacerlo porque es nuestro compromiso con el futuro… Pero qué bueno que los haya… Y que cada vez sean mejores.