LA Network plantea el debate. Si bien las congestiones en las ciudades tienen causas como el alto número de vehículos y el tope de capacidad de las infraestructuras, no es extraño que ellas sean causadas por fallas humanas.
“Muy interesante el debate”, señaló Darío Hidalgo, experto internacional en movilidad y quien es actualmente Director Ejecutivo de la Fundación Despacio, centro de investigación creado en 2008, ante el planteamiento de LA Network: ¿deben las ciudades cobrarles a los conductores que por averías o por equivocarse en la conducción, generen un choque y como consecuencia, congestionen las vías principales de las grandes urbes latinoamericanas?
“Cobrar las afectaciones por el mecanismo que LA Network sugiere es un tema novedoso y no se ha aplicado, habría resistencia natural en el momento en que se planteará, sin embargo, es un tema para discutir, es interesante, un tema para debatir, para tratar de discutir, así como hemos discutido otros”, recalcó el experto colombiano.
Y es una escena común en Colombia donde su capital, Bogotá, ha sido posicionada por varios años como una de las más congestionadas del mundo y donde hay postales cotidianas: un terrible trancón de una hora y resulta que es causado por un par de autos que chocaron colapsando un carril y con ello la vía, por un efecto dominó.
Dos ránquines en el mundo miden las congestiones en las ciudades cada año y con distintas metodologías y resultados, indicaron que para 2018, Moscú (Rusia) y Mumbai (India) son las ciudades más congestionadas en el mundo.
Son, respectivamente, los ránquines Inrix Global Traffic y Tom Tom, que informaron con multiplicidad de detalles, cuánto tiempo pierden los conductores, cuánto pagan por esa congestión y las horas más terribles, entre otros datos.
En lo que respecta a Latinoamérica, el ranquin Inrix Global Traffic señala que cinco ciudades de la región están entre las 20 primeras más congestionadas y en su orden Bogotá (3), México (4), Sao Paulo (5), Río de Janeiro (7) y Belo Horizonte (18).
Y además señala que en la capital de Colombia un conductor pierde 272 horas al año en la congestión, convirtiéndola en la de más pérdida de tiempo en el mundo. Y aunque no precisa cuánto vale el impacto para esta gran ciudad, sí afirma que en Boston que ocupa el octavo lugar en el listado, un ciudadano pierde US$2.291 por año.
Pero, además, el ranquin Tom Tom señala que Bogotá es la segunda peor del mundo con un nivel de congestión del 63 % frente a Mumbai. Y para colmo aún, a la colombiana le siguen Lima con 58 % y en el tercer lugar; México 52 % y noveno lugar; Recife (Brasil), con 49 % y en el puesto 10.
¿Pero por qué cobrar? Si bien en el mundo hay distintos métodos de cobro por congestión (peajes, zonas limitadas con cámaras), ese cobro se basa en el derecho por usar vías en sectores con demasiado tráfico, pero no existe, según expresa Hidalgo, un cobro que sancione a los conductores por ocasionar ellos –y sus errores- congestiones que terminan afectando a miles de personas no solo en tiempo sino económicamente, en determinado momento y lugar.
De hecho, según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desarrollados en 2015 para establecer una metodología de cálculo para los efectos negativos de las congestiones en las ciudades de Santiago (Chile), Barranquilla (Colombia) y Sao Paulo, llegaron a la conclusión que, los costos del transporte se incrementan en 125 % en Santiago; 225 % para Barranquilla y 342 % para Sao Paulo.
¿Quién paga entonces cuando esa congestión no es causada por el número de vehículos o la capacidad de la vía sino por errores, imprudencias o malas prácticas humanas?
“Inicialmente la gente dirá que fue sin culpa. Pero el mecanismo de culpabilidad se puede establecer a través del sistema judicial, con conciliación o con otro mecanismo que defina responsabilidades. Su planteamiento es lógico: una de las razones importantes del trancón son los incidentes, muchos de ellos ocasionados por descuidados conductores”, declaró Hidalgo.
Agregó el experto que, aunque en el sistema hay incidentes (choques, colisiones) que son generados por fallas en la infraestructura y los vehículos; la mayor parte de esas fallas en el sistema se registran por causas humanas. “Entonces habría que pensar darle la responsabilidad del incidente a las personas”.
El debate está abierto y La Network invita a otros expertos a que hagan su aporte y expresen sus reflexiones en torno a este tema, crucial para la calidad de vida de las personas y que como no, puede incluso llegar a tener impactos de seguridad vial que reduzcan los efectos negativos en la salud pública: si un conductor sabe que además de los costos naturales de una colisión (los daños a su vehículo o al del otro conductor), debe pagar un alto costo por la cogestión, probablemente conduzca con mayor cuidado la próxima vez.