Ciudadanos de Australia y Nueva Zelanda suman más espacio vehicular para caminar con la distancia mínima que requiere la pandemia por COVID-19 y envían un poderoso mensaje: las vías no son más para los carros.
Las ciudades del mundo, con sus sistemas de transporte público afectado por las restricciones derivadas de la pandemia por COVID-19 y miles de vehículos privados fuera de circulación; están impulsando la movilidad activa -caminata y bicicleta-, como una solución alterna a la limitación del 50 % o menos, de ocupación en trenes, metros, tranvías y buses de todos los tamaños.
Una de las primeras soluciones que aparecieron casi que orgánicamente fueron las ciclovías temporales: Bogotá, Berlín, Vancouver y Ciudad de México han sido destacadas como ciudades que tomaron la delantera y ampliaron la oferta de rutas para ciclistas, ello sobre las vías que por estos tiempos tienen una menor presencia de vehículos de todo tipo.
A esta iniciativa también se unió la ciudad australiana de Sídney que ampliará casi que de inmediato su infraestructura ciclista con seis nuevos tramos que representan nada menos que 10 kilómetros más para los usuarios de la bici.
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De hecho, se está impulsando a los tomadores de decisiones de esta gran ciudad global, que se desarrolle un plan de corto plazo para completar la red de cicloinfraestructura ahora y no en 40 años como está planeado originalmente.
Sin embargo, esa no es la única buena noticia y el urbanismo táctico está constituyéndose también en un arma para combatir el contagio del enemigo común que es el virus COVID-19.
Con cientos de personas ahora caminando por las calles y requiriendo más espacio para aplicar el distanciamiento mínimo de 1.5 metros entre cada persona, los peatones requieren más área disponible y parece que desde Milán, Sídney y las ciudades neozelandesas se está gestando un movimiento ciudadano para reclamar lo que un día los vehículos les quitaron.
En Milán, una de las ciudades más azotadas por el virus ya se dispuso que, para el verano próximo, un total de 35 kilómetros de vías serán cerradas para ser dispuestas para peatones y ciclistas.
En Sídney y algunas ciudades de Nueva Zelanda, donde en los últimos días se han estado cerrando importantes tramos de vías para ofrecerlas a ciclistas y peatones, los ciudadanos están yendo más allá y, usando conos y materas, se están apropiando de más asfalto para ellos.
En diversas calles donde el número de peatones supera el espacio y la exigencia de la distancia mínima obliga a algunos peatones a bajar de la acera o banqueta, los ciudadanos están segregando esas vías tratando de apropiárselas definitivamente.
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“Mike Day, cofundador y director de RobertsDay, dice que la gente está despertando al valor de las calles transitables y los suburbios compactos. Las personas que realizan teletrabajo y que solo pueden salir de la casa para hacer ejercicio y acceder a servicios esenciales, ahora se están dando cuenta, a menudo por primera vez, de que pueden caminar hasta las tiendas locales”, indicó Thefifthestate.com.
Ante esta actitud de los ciudadanos de priorizar la caminata, el mismo alcalde de Sídney ha respondido que actuará en consecuencia.
«La ciudad explorará el cierre de algunas calles de la ciudad a la hora del almuerzo, o la ampliación temporal de los senderos para crear más espacio público junto a las ofertas de alimentos y bebidas y permitir a los clientes y trabajadores ir y venir del trabajo», dijo el alcalde Clover Moore a Smartcitiesworld.net.
Adicionalmente, en esta tendencia, ya dos proyectos están recopilando las experiencias urbanas de respuesta a calles más caminables. A través de la estrategia de crowdsourcing (fondo de recursos), en la Universidad de Carolina se trabaja en un repositorio en línea de iniciativas llamado ‘Acciones locales para apoyar la caminata y el ciclismo durante el distanciamiento social’.
A este se suma ‘Estrategias de respuesta de calles habitables de COVID19’, también en línea y desde la organización Street Plans; en la que los ciudadanos aportan información sobre esas estrategias que están estimulando más espacio para los peatones.
Tras el avance de esta tendencia de tomarse más espacio para la caminata, a partir de la idea de las ciclovías temporales, queda la pregunta de si será posible que una vez tomadas estas calles, estos carriles que antes eran para los carros quedarán apropiados o se devolverán a los vehículos una vez se retorne a la nueva normalidad post covid-19.