La otra historia de la Comuna 13 de Medellín

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Eligio Palacio Roldán

(Ver La mágica tarde, de tenue lluvia, en la Comuna 13 de Medellín)

Un giro a la izquierda deja atrás imponentes casas y un espectacular bulevar, quizás el más hermoso de Medellin, el del barrio San Javier, al occidente de la ciudad, para dar paso al bullicio delicioso y colorido de los barrios populares. Una empinada loma, que pone a prueba tus rodillas, por un estrecho cañón te pone de frente a un gran desafío para la ingeniería: las escaleras eléctricas de la Comuna 13. A su alrededor, muros con grafitis asombrosos y pequeñas casas incrustadas en la montaña, pintadas de alegría, con bellos jardines que te recuerdan que estás en la ciudad de las flores. (Ver Sostenibilidad y paz – Comuna 13 Medellín – Colombia https://lanetwork.org/sostenibilidad/habitat-y-desarrollo-urbano/sostenibilidad-y-paz-comuna-13-medellin-colombia/)

Faltan algunos minutos para las seis de la tarde de un viernes de tenue lluvia, lluvia que limpia los espacios y los espíritus y da a las construcciones un matiz bucólico, de cuento de hadas. Las primeras luces de la noche iluminan la montaña y dan más calidez a sus pinturas. A la derecha, mirando hacia la montaña, el temor a lo desconocido, alertado por las historias de muerte de otros días, que avivan la imaginación y la adrenalina de visitantes nacionales y/o extranjeros, contadas por sus protagonistas. Los pasos por el viaducto “Media Ladera”, que integra los barrios Independencia I y II, te transportan como visitante a un paisaje hasta ahora inexistente, tal vez a otra dimensión.   Lo más parecido al espectáculo del pesebre de los años idos: casitas de cartón, de colores básicos, iluminadas, amontonadas en el pequeño pueblo.

Indefectiblemente la tarde gris y esta visión estremecedora y sublime de luces  y colores tenues te llevan al interior, te conectan con tu espiritualidad, tal vez con Dios, y te ponen a pensar. Pensar en que en cada casita hay seres humanos con ideales, frustraciones, anhelos, esperanzas. Y, que, de la realización de los sueños de esa comunidad puedes ser protagonista, que quizás lo seas. No en vano llevas 27 años tratando de que los colombianos le cumplan al estado, con sus impuestos. Ese mismo estado que levantó las escaleras eléctricas, construye el viaducto y le devolvió la fe, la fe en la vida, a más de 12.000 personas que habitan la zona.

Piensas, también, y te indignas, con quienes se han apropiado de recursos públicos, recursos con fines sagrados como los invertidos en esta zona de la ciudad: unos diez mil millones de pesos en el viaducto y once mil millones en las escaleras eléctricas. ¿Cuantas obras similares se hubiesen podido construir con los recursos saqueados, por los inescrupulosos de este país?

Intuyes, además, que si estas obras se hubiesen hecho antes, si no se hubiese dejado abandonada a la población, seguramente la guerra que vivió la Comuna 13, no se habría dado. Basta, para llegar a esa conclusión, mirar las caras sonrientes de sus gentes, sentir el orgullo con que hablan de su barrio, la amabilidad con que atienden al visitante, su deseo por que se grite a los cuatro vientos que su historia cambió, que las desgracias quedaron atrás y escucharles decir que su nivel de vida ha mejorado, a partir de esas obras, en más de un ochenta por ciento y que se sienten agradecidos, como se le agradece a un padre o a un Dios, con los exalcaldes Alonso Salazar y Aníbal Gaviria.

ANTES DEL FIN

Para recuperar la fe en el estado, en Medellín, hay mucho para conocer y reconocer. Aquí algunos ejemplos, pero hay muchos más:

Parques del Río: del sueño al ensueño https://lanetwork.org/sostenibilidad/habitat-y-desarrollo-urbano/parques-del-rio-del-sueno-al-ensueno/

La nueva Medellín – Jardín Circunvalar https://lanetwork.org/sostenibilidad/habitat-y-desarrollo-urbano/la-nueva-medellin-jardin-circunvalar/