Los negocios basados en el uso sostenible de la biodiversidad, también llamados bionegocios, son una de las principales alternativas para generar desarrollo rural sostenible en la región.
De acuerdo con cifras de CEPAL, el 46.2% de la población rural de América Latina se encuentra en situación de pobreza, y otro informe de la OIT, CEPAL y FAO en 2013, concluyó que esta pobreza se asocia a la existencia de pequeños agricultores de baja productividad y la mala distribución de tierras. La subsistencia de tales comunidades se basa, entre otros recursos, en la pesca, los productos forestales no maderables y la agricultura.
En este contexto, las opciones para generar emprendimientos rentables en dichos sectores, con base en la amplia oferta de biodiversidad, son innumerables. Está relacionada además con modelos asociativos locales que empoderan a las comunidades en el uso sostenible de sus ecosistemas y puesta en valor de los recursos biológicos locales, asociados con mercados que valoran dichas características de origen ambiental y social sostenible, logrando de esta manera la articulación de cadenas de valor viables y competitivas en los mercados, que se traducen finalmente en un aumento de los ingresos para las familias rurales, y mejoramiento de la calidad de vida de las mismas.
Estas dinámicas de mercado responden a las nuevas tendencias de consumo, en favor de productos sanos y sustentables. A los consumidores les interesa conocer las prácticas de abastecimiento y producción de los bienes, y las certificaciones de sostenibilidad ganan credibilidad.
De acuerdo con la Federación Internacional de Movimiento de Agricultura Orgánica IFOAM, el mercado mundial orgánico se ha incrementado exponencialmente, pasando de US$15,200 millones en 1999, a US$80,000 millones en 2014. Por su parte, un reciente informe del World Economic Forum (2014), indica que 2.5 mil millones de consumidores son aspiracionales: les encantan las compras, pero también desean ser responsables respecto a la sociedad y al medio ambiente.
Un alto grado de concienciación respecto a la biodiversidad y su papel dentro de los ciclos ecosistémicos, se traduce en altas expectativas respecto a las empresas; un 95% señala que espera que las empresas cuenten con políticas de aprovisionamiento que respeten la biodiversidad y un 93% dice que estaría más interesado(a) en comprar de una empresa que presta atención a la biodiversidad (UEBT 2016).
De la misma manera, los bionegocios son reconocidos como uno de los mecanismos más importantes para la adaptación al cambio climático, debido a la inclusión de prácticas sostenibles de manejo que respetan las dinámicas ecosistémicas, evitando la conversión de hábitats naturales a sistemas productivos, y fomentando la gestión sostenible de los bosques y modelos agroforestales.
Es así como el impulso de cadenas de valor de bionegocios cobra importancia en el contexto del cambio climático y alta biodiversidad de la región, enfrentado a la pobreza rural, y la coyuntura de tendencias de consumo por productos de origen ambiental y socialmente sostenible. La promoción de dichos modelos forma parte de los valores misionales de la Dirección de Ambiente y Cambio Climático de CAF, a través de la Unidad de Negocios Verdes, con experiencia exitosa a través de diferentes proyectos en la región, en productos como cacao nativo, granos andinos, frutos amazónicos, entre otros, en los sectores de alimentos e ingredientes para la industria farmacéutica y cosmética, los cuales han demostrado cambios tangibles en las áreas manejadas de manera sostenible y los ingresos percibidos por las comunidades locales. Es relevante fomentar cadenas de valor sostenibles de bionegocios que para atiendan las tendencias de los mercados internacionales.
Publicado originalmente en “Visiones, el blog de CAF” caf.com/visiones