En una de las entradas de mi blog, comente una teoría que vengo discutiendo hace rato en mis conferencias, en la que aseveró que hoy en el mundo hay en esencia solo tres tipos de negocios a saber:
Plataformas, contenidos y “know how”.
Cualquier negocio es asimilable a este esquema ( hasta ahora no he encontrado alguno que no se apegue al mismo), por ejemplo en un hotel existe alguien que invierte en construirlo creando la plataforma, luego una cadena especializada que tiene consultores que poseen el “know How” para poder crean los contenidos que serán en esencia los servicios que los huéspedes consumirán.
Por lo general la creación de una plataforma nueva es algo costoso, se necesita mucha inversión inicial y el riesgo es alto.
El “know how” sólo se adquiere invirtiendo en capacidad instalada y siendo capaz de generar organizaciones ( sean privada o públicas) que estén en capacidad de aprender. Este tipo de madurez lastimosamente no es tan común, por lo cual es “know how” es un bien muy escaso.
Los contenidos nacen en el seno de las llamadas “industrias creativas y culturales” la UNESCO las tipificó muy bien, en ella se reúnen las áreas de la economía donde la creatividad juega un papel preponderante ( arquitectura, patrimonio, software…etc)
Cuando se analizan muchos de los servicios tecnológicos que consumen las personas o las empresas, se puede trazar como el valor ha ido cambiando con el tiempo.
Al principio lo más costoso era la infraestructura, el acceso a las redes era caro y escaso (internet, celular…), conforme la plataforma se establece y se vuelve más común, el valor pasa a las aplicaciones ( correo, mensajes, sitios web, Apps para móviles) y por último cuando todo comienza a homogeneizarse, los contenidos empiezan a ser el diferenciador y principal atractor de negocios ( público, tráfico, usuarios…).
El “know How” que al principio fue más obvio y costos, comienza a esconderse dentro de los servicios que se consumen, pues el usuario no percibe a los expertos “tramoyistas” que sostienen el “entable” de las aplicaciones que usan todos los días, tal como nadie piensa en todo el conocimiento e inversión que hay detrás del simple acto de encender la luz.
La economía que hoy mueve al mundo es la llamada “del conocimiento”, los países que se metieron de frente en el desarrollo de la misma son los que hoy lideran el mundo.
Invertir en la generación de “know how” que es en el fondo invertir en educación y bienestar para el recurso humano, es la común denominador de estos países, ellos entendieron hace un tiempo que al final, es la cantidad de experiencia, investigación y conocimiento que logran agenciar como sociedad, las que los llevarían al verdadero desarrollo.
El paso natural para nuestra región sería la de generar contenidos locales, usar las plataformas que ya existen para hacer circular nuestra forma de ver el mundo, nuestra televisión, libros, Apps, software y en general todo el conocimiento que tenemos y que podemos compartir como región, en algún momento tendríamos que aprovechar que compartimos un mismo idioma y una cantidad de referentes culturales.
El reto para nuestros países es no quedarnos fuera, pues al parecer el papel al que nos relegamos nosotros mismos, es el de ser “usuarios” o “consumidores” de todos los demás, vendiendo nuestros recursos como meros ingredientes a aquellos que sí saben “preparar la sopa” y que luego nos la venden en cubitos, bolsitas y de cuanta manera innovadora encuentran.