Estratégicamente la región cuenta con distintos documentos de planificación que aún están por ejercitar.
La planificación estratégica, ese ejercicio de conocimiento multidisciplinario que orienta el desarrollo de los territorios y es hoja de ruta para construirlos desde el punto de vista de la sostenibilidad, tiene en el caso de la región de Urabá en Antioquia, valiosos insumos pero que se han quedado a medio camino, enredados entre la voluntad política, los debates partidistas y otros baches en la ruta.
Uno de ellos es el Proyecto Integral para el Desarrollo de Urabá que se realizó hace un par de años desde la Gobernación de Antioquia pero que su Coordinadora de Proyectos en ese momento, Laura Gallego, integrante del centro de Análisis Político de la Universidad Eafit, solo se ha ejecutado en una proporción menor gracias a que las distintas administraciones locales, en su vaivén político no le han dado continuidad.
Pero, ¿en qué consistía el Proyecto? Para la ex Coordinadora, “es una plataforma de gestión público privada y ciudadana que definió unos lineamientos estratégicos. Lo que hicimos fue hablar el mismo idioma y definir una ruta en el corto y mediano plazo y definir unas estrategias de trabajo colaborativo. Una plataforma de trabajo colaborativo que logró muchísimos aprendizajes y múltiples resultados en el corto plazo y que hoy tiene un gran reto: cómo sobrevivir a las no continuidades del gobierno pero sí a la continuidad desde la ciudadanía y los sectores privado y social”.
Esta hoja de ruta se trazó objetivos en buen gobierno, desarrollo social, el mar como centro del desarrollo económico y el ordenamiento territorial sostenible.
En ese corto y mediano plazo, el Proyecto Integral planteó que las distintas secretarías de la Gobernación no invirtieran sus recursos sin pasarlos por la visión dada por los estudios técnicos de diagnóstico que duraron un par de años y en el que se alcanzaron según Gallego algunos éxitos tempranos, todos ellos integrados a uno de los aspectos más relevantes: este proyecto tiene una visión hacia 2030.
“En ese momento se logró realizar proyectos de empleabilidad, de fomento al deporte, entre otros”, comentó, al tiempo que destacó que otro de los aspectos valiosos es que el proyecto indicaba que las inversiones debían estar articuladas bajo alianzas con los sectores portuario, empresarial, cajas de compensación, los gobiernos locales, la sociedad civil.
Para Gallego, la experiencia de la construcción del Proyecto cobró más valor con la participación de todos los sectores de la región ya que se pretende fortalecer la visión supramunicipal y fomentar el desarrollo de toda la región. En ese sentido, indica, fue una experiencia de “gobernanza pública” que se inició desde la Gobernación pero que incluyó a la Cámara de Comercio, las Cajas de Compensación y demás desde los niveles públicos y privados, pero también desde la ciudadanía, las alcaldías, la academia.
“Siempre nos dijeron que Urabá estaba sobrediagnosticada pero lo que no había era la construcción de un proyecto de visión de mediano y largo plazo liderada por todas las organizaciones y para esa visión estratégica”, enfatizó.
Sin embargo, pasado dos años desde la formulación del proyecto, la experta considera que sus aportes están aún por hacerse realidad en ese propósito de detonar el desarrollo integral regional de Urabá. De allí que considere que hace falta una plataforma más empoderada que visibilice los retos de Urabá y los avances del proyecto y la visión que se instaló en materia de infraestructura vial, del talento humano.
“Sigue siendo necesario articular estas necesidades y retos. Comunicar es también parte de gobernar y comunicar las pequeñas iniciativas, eso permitirá concebir una visión mucha más estratégica y ser más atractiva para Urabá”.
En ese orden de ideas, la académica señaló que está a la expectativa de que la sociedad civil y el sector privado pongan en marcha una agenda conjunta a esta visión estratégica que “detone” como dice ella, el desarrollo de la región.
A su vez, para la misma época del Proyecto Integral para el Desarrollo de Urabá, el centro de Estudios Urbanos y Ambientales Urbam de la Universidad Eafit, Urbam, trabajó en los PMI o Planes Integrales Municipales que le trazaron ruta a nivel local a lo estratégico para los cuatro municipios del denominado ‘Eje Bananero’: Turbo, Carepa, Apartadó y Chigorodó.
Con este se pretendía plantear una serie de proyectos estratégicos locales para estas ciudades en crecimiento, intermedias, pero que tuvieran impacto regional y que pudieran servir de ejemplo o replicadas en las demás poblaciones del Urabá.
Juan Sebastián Bustamante, Coordinador de Proyectos de Urbam, explicó que lo primero que se realizó en este trabajo de planificación fue la identificación de las dos regiones en que se divide Urabá: una cercana al río Atrato, más cercana al departamento de Chocó, considerada del Darién y la otra más central, con el Golfo de Urabá y articulada con el Caribe.
“Deben entenderse como dos partes de un todo que tienen conexiones territoriales, culturales, aparentemente distintas pero conectadas: los insumos para la vida de las poblaciones en el Atrato vienen desde Turbo y llegan por tierra desde Medellín y en barco se distribuyen en Vigía del Fuerte y Murindó”, explicó el investigador y planificador.
El punto articulador de estas dos secciones de la región, es la serranía de Abibe, continuó Bustamante al describir que de allí nacen los ríos León, Chigorodó, Carepa, Apartadó, Turbo; “están directamente conectados con el golfo de Urabá, con manglares, con los cativales, la serranía del Baudó, del Darién, de la cuenca del Atrato y eso hace un sistema natural que también conecta a las comunidades”.
Una vez se determinaron las características de estos dos territorios y establecida la base natural como sustento de un desarrollo integral, que valore también la biodiversidad como generador de desarrollo económico y no solo pensando en el banano como producto esencial, se determinaron las restantes necesidades para las cuatro poblaciones del eje, pero como se indicó, pensado en impactos regionales.
Así las cosas la movilidad fue el primer tema que se determinó como esencial. Ya que para los años de formulación de los proyectos y planes integrales se tenían en el tintero los distintos puertos y hoy ya son cercanos en la realidad, los PMI diseñados por Urbam hicieron énfasis en la consolidación de las infraestructuras físicas que permitieran la movilidad directa entre estas poblaciones y sus potentes dinámicas portuarias e incluso de movilidad a nivel local.
“Eso nos pone a pensar no solo en una buen vía sino a pensar en su sistema de transporte público de mediana capacidad como un bus de tránsito rápido (BRT)”, expuso Bustamante.
Dentro de esas propuestas estratégicas de las que incluso algunas han sido incorporadas por los alcaldes a sus Planes de Desarrollo, hay cuatro esenciales, una por cada municipio de eje.
Para Turbo, relata el experto, se planeó la intervención del puerto del Wafe, punto representativo del desarrollo de Urabá, también desde el punto de vista histórico, y consolidarlo, articularlo al centro histórico, comercial y de servicios para “generar una dinámica muy fuerte no solo en Turbo sino en la región”.
Para Apartadó se propuso una intervención de la Vía al Mar, de usos muy complejos pues en ella se concentran el transporte de carga, público de pasajeros, el privado, el local, con alta demanda peatonal. Ante este panorama se quiere convertir esta vía en un paseo de entrada a Apartadó con nuevo amueblamiento urbano y que se convierta en un modelo de urbanismo para la región.
El proyecto bandera para Carepa es uno que resuelva el problema del manejo de aguas y evite las inundaciones. ¿Cómo? “Aprovechando una macro manzana que tiene la población con equipamientos deportivos y hacer de ella un gran parque del agua para el manejo sostenible de las aguas lluvias”, indicó Bustamante agregando que la propuesta es integral para el manejo de territorios planos que se afectan con inundaciones, denominador común en Urabá.
En Chigorodó se pretende convertir el río en un gran parque con viveros, restauración ecológica, ambiental, de espacio naturales y de la biodiversidad, un modelo, claro está, replicable en las demás poblaciones de la región que tienen en sus territorios un río principal impactado por las acciones humanas.
En este caso, al igual que en el del Proyecto Integral de Desarrollo para Urabá, el Coordinador de Proyectos de Urbam enfatiza en que es importante la voluntad política de implementar las propuestas estratégicas.
“La decisión política debería garantizar sus propuestas. Este plan es un ejercicio de trabajo muy juicioso y el valor son acciones concretas y que fueron construidas en consenso con las alcaldías, con sus secretarías de planeación, de movilidad, de medio ambiente y lo que hay en este plan son unas acciones muy concretas para estos municipios”, concluyó el experto.