Para la Fundación Uniban, Urabá se constituye en una región resiliente que ha superado la violencia con base en la reconciliación y el trabajo conjunto entre empresarios y trabajadores del sector.
Luis Fernando Suárez Vélez, gerente de la Fundación Unibán, que lleva trabajando 30 años por el desarrollo social de la rica, productiva y compleja Urabá, no duda en afirmar con un contundente sí, que es una región resiliente llena de esperanza después de años de soportar las violencias, múltiples, que la azotaron por décadas y que la hicieron escenario de tristemente célebres historias de dolor humano.
Y para sustentar su afirmación, describe una escena que se configura como el sueño que Colombia quiere hacer realidad y que en Urabá ya es una cotidianidad.
“Quiero decir algo que es fundamental y que explica de manera clarísima por qué Urabá es resiliente: hoy es común ver en la fincas bananeras a exintegrantes del EPL (Ejército Popular de Liberación) trabajando al lado de exintegrantes de las Autodefensas y también con trabajadores de muchos años, todos unidos y eso es para mí el mejor ejemplo de resiliencia y perdón en el año del posconflicto”, relata Suárez Vélez.
¿Pero cómo se logró llevar a estos protagonistas del conflicto al perdón mutuo, incluso antes de proceso como los que llevaron a la firma de un acuerdo con las Farc?
El presidente de Uniban recuerda que Urabá tiene una historia que se está dejando atrás y que hoy es una región distinta a la de las masacres -cerca de una veintena-, la violencia, los problemas laborales y es un territorio de resiliencia social. Ello logrado, afirma, gracias a que empresarios bananeros y trabajadores, sumando a las comunidades, lograron ponerse de acuerdo en definir un rumbo de prosperidad y desarrollo para su tierra, un diálogo fundamental para un entendimiento para estructurar la paz necesaria para la prosperidad y el futuro.
“Cuando alguien llega por primera vez a Urabá, le digo ‘bienvenido al laboratorio de posconflicto más grande y más importante de Colombia’”, destaca Suárez.
Con este escenario de perdón, reconciliación y un rumbo definido, esa resiliencia que busca ser el motor de un territorio planificado, incluyente, equitativo y próspero; ahora se une a unas condiciones que permiten a la región vislumbrar un futuro promisorio.
Según el gerente de la Fundación Uniban, aunque es claro que la región tiene retos complejos, el que ahora se estén haciendo realidad los proyectos portuarios, unidos a las vías de cuarta generación, el impulso a zonas francas, centros comerciales, “alcaldías trabajando en modificaciones de sus Planes de Ordenamiento Territorial (POT), la idea de una región metropolitana (integrada por las cuatro poblaciones del Eje Bananero) y la expectativa de aeropuertos internacionales; es una planificación en la que todos tenemos que trabajar”.
En ese sentido los retos principales de una Urabá resiliente -la resiliencia promueve la legalidad y la institucionalidad-, son para Suárez Vélez, dos esencialmente: que el estado colombiano en su conjunto haga presencia “en donde no ha estado y donde sin duda haber dejado ese vacío y ese espacio generó que grupos armados como las Farc tomaran tanta relevancia y ahora que ellos no están, copar esos territorios en Urabá y Colombia”.
En segundo lugar indica, se debe mantener ese esfuerzo en el que Uniban trabaja y es aumentar la institucionalidad como una manera de mantener y asegurar ese futuro que toda la región anhela.
La resiliencia es definida como esa capacidad de recuperarse frente a la adversidad para proyectar el futuro y Urabá, su gente, como lo señala el presidente de Uniban “impresiona” por esa capacidad.
“Sin duda es una de las cosas que más me impresionan de Urabá es que la gente tiene ilusiones, esperanza, sueños, la certeza de un mejor futuro y a eso le apuesta. De tal manera que las fundaciones hemos jugado un papel determinante en ello porque estamos en la primera línea y ya con 30 años trabajando en ese propósito pues tenemos ese papel asegurado”.