En un país donde el ciclismo es el deporte nacional, Juan Camilo Restrepo Gómez, presidente de la Asociación de Bananeros de Colombia, Augura, usa esta disciplina deportiva para ejemplificar la relación actual entre el sector privado más influyente en Urabá y el sector público, al que por muchos años se le señaló de ineficiente.
“No es el momento en pensar en la acción del Estado en el pasado. Es simplemente reconocer que no estuvo frente a ciertas responsabilidades que le correspondían. Hoy aplicamos la filosofía del ciclista: mirar adelante y seguir pedaleando en busca de las metas en corto, mediano y largo plazo”, señala el presidente del gremio bananero a nivel nacional, Juan Camilo Restrepo Gómez.
Restrepo Gómez recordó y reconoció que Urabá vivió momentos complejos y difíciles por cuenta de la violencia, la política, lo laboral, lo social; pero insiste en que eso sirvió para configurar un aprendizaje que ahora debe ser aprovechado para pensar en un futuro sostenible para la región.
¿Es verdaderamente o no, un momento histórico para Urabá?
“A Urabá le llegó el momento para consolidarse como el presente y futuro de Antioquia y de Colombia por su biodiversidad, por su pasado -que reconocemos pero que nos da una luz para ser un ejemplo- con una zona que pasó de la violencia laboral y genérica a la estabilidad y la paz laboral”.
¿Cómo lograron esa paz laboral que tuvo relaciones tan deterioradas?
“Augura ha sido, es y será el gran articulador de todos los procesos que lleven desarrollo a Urabá, más allá de los cuatro municipios del Eje Bananero, de los 11 de la región. Se logró atendiendo a la relación del empresariado y la base social con nuestro sindicato, generando condiciones favorables. Hoy tenemos una estabilidad para más de 22 mil personas, con contrato a término indefinido, remunerado y bien pago, además de 120.000 empleos de carácter indirecto que genera nuestro sector”.
¿Pero este sería solo un gran paso para el desarrollo definitivo de la región?
“La ubicación geográfica, que de la mano de la infraestructura y de los proyectos viales que están siendo una realidad como Mar 1, Túnel del Toyo y Mar 2 que conectan con la Transversal de las Américas; nos va a conectar desde el punto de vista vial con un gran porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) de Colombia. Me refiero a regiones como Cundinamarca, Bogotá, el Eje Cafetero y otros que generan gran porcentaje de ese PIB.”
Eso es desarrollo económico, ¿y el social?
“Esa infraestructura que nos va a conectar va a generar no solo un crecimiento económico sino que va traer desarrollo integral a nuestra zona: oportunidades para que la gente de acá no se vaya a buscar trabajo y esperanzas afuera sino que lo logren en el mismo territorio.
Pero esto no se puede lograr solo desde el sector privado, ¿cómo jalonar al sector público con sus limitantes, intereses, particularidades?
“El siglo 21 tiene unos liderazgos que se caracterizan por entender que lo público y lo privado deben ir detrás de propósitos comunes por el bien de la zona, en este caso Urabá. En Augura respetamos y acompañamos esos propósitos con esos 11 alcaldes. Independiente de la posición o ideología política los acompañamos y hacemos trabajo en equipo con ellos, con el gobernador de turno, con el presidente. El gremio no tiene línea ideológica ni casa política que nos comprometa con un gobierno o con otro, no. Trabajamos con todo los gobernantes con propósitos comunes”.
¿Pero en Urabá influyen otros actores que complejizan esa dinámica?
“Tenemos claro que a Urabá le llegó el momento para consolidarse como un ejemplo en Colombia y el mundo, necesitamos acabar con esa estigmatización y la mejor herramienta es consolidarnos con la institucionalidad, no solo es con la Fuerza Pública y con el sector privado, no solo con los bananeros sino todos los actores que representan lo privado y se relacionan con lo público”.
¿Entonces cada cuatro años con los cambios de administraciones locales hay que hacer el ejercicio de reafirmar las bases del proyecto urabaense?
“Tenemos que construir unos planes de corto, mediano y largo plazo. Tenemos que sentarnos con ellos todos los días y a cada instante, con una interlocución respetuosa y respetando las competencias de lo público y nosotros desde lo privado. Gobernador, alcaldes, concejales, todos deben tener una línea definida atendiendo al presente y el futuro que nos soñamos para Urabá.